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Pathwork

Conferencias del Guía

Conferencia 3. Escogiendo el destino. La voluntad de cambiar

Saludos en el nombre de Dios. Les traigo las bendiciones de Dios, queridos míos.

Cuando una entidad se propone encarnar en otra vida en la Tierra, trae a ella las tareas que tiene que realizar; el plan se traza. Y en muchos casos, el espíritu mismo tiene el derecho de tratar el tema de su vida futura con los seres espirituales a quienes corresponde esta responsabilidad: así, la entidad que encarna puede contribuir —hasta cierto grado, según su visión y su capacidad de juzgar ya adquiridas— a decidir cómo se desenvolverá su destino. Como espíritu, la entidad tiene una visión más amplia que cuando está en el cuerpo y entiende que el propósito de la vida no es pasarla lo más cómodamente posible, sino desarrollarse hacia un estado más elevado, alcanzar la dicha perfecta lo más rápidamente posible: un estado que no existe en la Tierra. El espíritu sabe que sólo por medio de un esfuerzo espiritual puede su conocimiento espiritual penetrar en su intelecto; pero como espíritu también sabe que no puede lograr esto fácilmente, y que, una vez encarnado, suelen ser necesarias las dificultades, las pruebas e incluso los llamados desastres para conducirlo al camino y a la actitud correctos.

La memoria se pierde automáticamente en el momento en que la materia envuelve al espíritu. Esto es esencial, ya que la conciencia espiritual debe conquistarse, y esto sólo puede suceder cuando uno se toma la molestia de buscar dentro de su propio ser —no sólo afuera y en términos generales— a Dios y las verdades de la Creación. Únicamente dentro de nuestra propia alma podemos reconocer el muy especial significado y propósito de nuestra vida, y de las tareas individuales con las que tenemos que cumplir. No obstante, quienes constantemente se permiten ser impresionados por los aspectos externos de la vida en la Tierra pierden este significado interno, y a veces tienen que vivir vida tras vida sin mucho progreso, y encarnar una y otra vez con el mismo propósito.

El espíritu conoce los peligros de la vida terrenal, pero sabe también que si vive su vida de una manera correcta desde el punto de vista espiritual, puede desarrollarse en la Tierra muchísimo más rápido que en el mundo espiritual, precisamente porque es más fácil allí. Las dificultades en la Tierra se relacionan principalmente con la materia y todo lo que ella implica. Esto se debe en parte a que la memoria se ha extinguido y necesita recuperarse, y en parte a que la materia ofrece muchas tentaciones. Sólo aquellos que vencen estas dificultades pueden ganar y aprovechar al máximo su vida en la Tierra.

Los espíritus que están a punto de encarnar saben que necesitan conflictos que los sacudan para despertar, de manera que no queden aprisionados en la materia y en todo lo que ésta atrae. Antes de la encarnación, por lo tanto, un espíritu puede pedir a los seres superiores: “Les ruego, ayúdenme, no sólo con su fuerza y guía, sino también, cuando vean que no estoy cumpliendo con mi parte, envíenme pruebas y tribulaciones, pues cuando éstas llegan, tengo una oportunidad mejor de despertar y mirar mi vida desde un punto de vista diferente de cuando todo funciona con normalidad y sin fricción, es decir, cuando todos mis deseos siempre se realizan dentro del ámbito de lo posible”.

De tal modo, es importante, queridos míos, que ustedes reconozcan que muchos de los eventos de su vida que parecen repetirse fueron escogidos y planeados por ustedes cuando todavía tenían su visión más amplia, antes de que la materia envolviera su espíritu. Será útil que sepan esto. Un espíritu muy ambicioso podría a veces incluso pedir un destino particularmente difícil, pues sabe claramente, en el estado de libertad de la materia, que el dolor que ha de padecer es poco y de corta duración en comparación con la ganancia. Esto debe ser para ustedes tema de reflexión.

Sugiero a cada uno de ustedes, amigos míos, que piensen sobre su vida y sus tribulaciones. Pregúntense si no pudieron haber sido escogidas por ustedes para asegurarse de que no permanecieran ignorantes de algo que deben realizar. Contemplen desde este punto de vista lo que aún han de encontrar y resolver dentro de ustedes. Si lo buscan con toda su voluntad, la respuesta les será dada, la intuirán y se les darán elementos para comprenderla. Esto también tiene que aprenderse; necesita práctica. No crean que la capacidad para meditar llega sola. Exige fuerza de voluntad, perseverancia; tienen que combatir sus corrientes negativas. Pero la recompensa es grande y en verdad trae gran dicha; el esfuerzo vale la pena. Cuando el mundo espiritual reconoce que una persona hace esto con sincera buena voluntad, entonces la guía llega también de afuera, para ayudarlos a lograr lo que pretenden.

Cuando un espíritu se percata, al terminar su vida y al descartar la cáscara material, de que no ha realizado todo lo que había planeado, muchas veces se le permite completar la encarnación pasada en el estado espiritual, para terminar tareas ya iniciadas y deshacerse de algunas cargas. Uno puede entonces, como espíritu, seguir involucrado con la familia o con cualquier grupo de personas con el que uno tenía la intención de cumplir una tarea, sólo que entonces es mucho más difícil. Es más fácil en el sentido de que recobra la visión clara, la memoria extinguida regresa, y uno entiende de qué se trata todo, pero es difícil porque la posibilidad de trabajar eficazmente se reduce mucho allí.

Por ejemplo, una persona viva puede influir en otra de manera especialmente eficaz al superar sus propias fallas. La influencia indirecta siempre es efectiva y duradera. El ejemplo siempre es más convincente que las palabras, la persuasión o el recurso de imponer nuestra voluntad al otro, sin importar cuánta razón tengamos o cuán bienintencionados seamos. En la medida en la que ustedes venzan sus propias debilidades, afirmen las leyes espirituales dentro de ustedes y aprendan a amar, en esa misma medida se acercarán más a sus congéneres en el terreno en que lo necesiten. Esto debe ser así de acuerdo con la legitimidad espiritual. Esto es influencia indirecta, pero a la postre el resultado se vuelve evidente para todos. Sin embargo, como espíritus desencarnados no pueden hacer esto, ya que la mayoría de las personas no están abiertas a recibir lo que un espíritu trata de comunicar mediante la inspiración; aun cuando lo perciban, a menudo lo malinterpretan o lo olvidan, así que es mucho más difícil y toma mucho más tiempo que alguien como espíritu termine la tarea empezada en la Tierra... si es que puede terminarla. Es posible que se necesite otra vida terrenal para llevar a cabo este propósito.

Así, todos los seres humanos y todos los espíritus erigen el mundo en el que viven. Ustedes construyen su casa en el mundo espiritual después de su vida en la Tierra, y construyen su vida futura en la Tierra. Cada acto, pensamiento y sentimiento tiene su forma, la que entonces construye el hogar espiritual —aunque sea sólo temporal— así como los eventos destinados de la futura encarnación. Todo esto representa no sólo el resultado natural de la actitud y la perspectiva individuales de la persona, sino que las formas espirituales así construidas indican exactamente lo que necesita esta entidad para su mayor desarrollo.

Mediten en estas palabras, pues contienen mucho. De nuevo ejemplifican que la ecuación siempre debe salir bien: el sufrimiento es creado por ustedes mismos, pero precisamente por eso, contiene la única medicina que existe. A través de esto pueden descifrar la vastedad de la sabiduría divina en su magnífica legitimidad. Quien entienda esto, también entenderá que el destino y el libre aldebrío no son dos factores mutuamente excluyentes, sino que están entretejidos y conectados. Los eventos que el destino les presenta son formas espirituales que tienen que manifestarse de una manera concreta. Si por ignorancia de estas leyes se crean formas desfavorables, cada ser tiene que disolverlas por sí mismo, y esto sólo puede suceder entrando en un camino espiritual de disciplina interna, y de conocimiento y búsqueda de sí mismo

Para todo esto, queridos míos, necesitarán fuerza de voluntad. Muchos de ustedes, amigos míos, dirán: “Todo eso está muy bien, pero una persona nace con una dotación fuerte de fuerza de voluntad, y otro no. Entonces ¿cómo puede alguien que no tiene fuerza de voluntad hacer uso de ella?” Déjenme explicarlo.

La fuerza de voluntad, como cualquier otra cualidad, tiene que ser engendrada y construida por ustedes. No puede ser de otra manera. Una persona que nace con una voluntad fuerte debe de haber trabajado para adquirirla en algún momento de su pasado, de manera que pudiera traer consigo esta valiosa posesión —si me permiten llamarla así—, y darle ahora un buen uso. Si esto no ha sucedido todavía, trabajen para ello en esta encarnación. Lo mismo puede decirse de todas las demás cualidades, sean éstas la capacidad de amar, de ser tolerantes, de ser bondadosos, o cualquier otra. Y me gustaría mostrarles cómo cada uno de ustedes puede adquirir la fuerza de voluntad, ya que Dios nunca pide imposibles a nadie, queridos míos, nunca.

La fuerza de voluntad es el resultado directo de la comprensión, del conocimiento y de la decisión correspondiente. Cada ser humano tiene cierta cantidad de fuerza, y depende enteramente de él en qué dirección decide canalizarla. Muchas personas desperdician esta fuerza ya sea en esfuerzos inútiles que no construyen nada de valor espiritual, o se entregan a corrientes emocionales enfermas y no purificadas. Estas consumen mucha energía.

Otra ley espiritual más es que la energía que se utiliza con metas espiritualmente positivas siempre se repone. Pero cuando su fuerza queda atrapada en círculos negativos de corrientes espiritualmente improductivas, se agota y se desperdicia, porque no puede renovarse, al menos no en grado suficiente.

Por esta razón, con frecuencia ven que las personas que hacen mucho bien parecen tener una fuerza sobrehumana. Quienes saben de qué trata la vida, canalizarán la energía de la que disponen sabiamente y reajustarán sus interruptores internos como corresponde. Cuando uno anda a la deriva, sin pensar para nada en el verdadero significado de la vida, gran parte de la energía entrará en canales falsos y, por ende, se gastará sin una reposición suficiente. Así, el primer paso hacia la fuerza de voluntad es pensar, o, como también lo llaman ustedes, meditar, de la manera correcta. Porque a alguien que ha adquirido cierta comprensión, le será más fácil sacar las conclusiones internas pertinentes y tomar las decisiones externas que se derivan de ellas.

Es una decisión y una reorientación interna el que una persona pueda decir: “Bueno, vivo aquí en la Tierra por cierta razón. Tal vez me falta la fuerza de voluntad para realizar el propósito de mi existencia tan bien como podría hacerlo si venciera todas mis resistencias, pero le pediré a Dios esta fuerza de voluntad, ya que, básicamente, sí deseo lo que es bueno y sí amo a Dios. Y voy a dedicar tiempo y un poco de esfuerzo a reflexionar sobre estas cosas, abrirme a la iluminación divina y dedicar regularmente, todos los días, unos veinte a treinta minutos a mi vida espiritual. Y cuando descubra que al principio todavía carezco de fuerza de voluntad, entonces llevaré este problema a mi meditación, a mi diálogo con Dios y con Cristo, quien está allí para ayudarme. También con mis guías espirituales, que aguardan para asistirme en el caso de que satisfaga las condiciones para recibir enseñanzas, para alcanzar percepciones internas y para, así, ayudar a mi todavía endeble fuerza de voluntad a crecer”.

Todo el mundo puede hacer eso. Esta cantidad de fuerza de voluntad, este grado de autodisciplina, están al alcance de todos. No tienen ustedes que empezar con lo más difícil; después de todo, no comienzan con el techo cuando construyen una casa, sino con los cimientos. La idea es desplazar la energía y el énfasis. Cuando una persona finalmente toma esta decisión y se apega a ella —decisión que no es muy difícil ni demasiado pesada para nadie— entonces el mundo espiritual también le ayudará a fortalecer su fuerza de voluntad, de modo que los pasos siguientes y en realidad más difíciles del desarrollo le parezcan mucho más fáciles. Les puedo prometer esto, amigos míos, y algunos de ustedes ya pueden confirmar que es así. Y de tal suerte, hasta la persona a la que inicialmente le faltaba fuerza de voluntad tendrá, a su debido tiempo, tanta como aquellos que nacieron con ella.

Quienes entienden lo que está en juego y a qué área deben desplazar su concentración más importante, y que llevan esta comprensión de un nivel intelectual superficial a niveles más profundos, serán capaces de dar el paso decisivo necesario. Esto sucede a través de la práctica regular de la meditación correcta, que desde luego tiene que aprenderse como parte de este Pathwork. Hablé de las decisiones internas en mi última conferencia. La decisión de desarrollar su fuerza de voluntad es una de estas decisiones, que debe tomarse en un momento u otro.

Resumiendo: Para adquirir fuerza de voluntad deben, en primer lugar, comprender, y en segundo lugar, tomar la decisión que se deriva de esta comprensión. Por lo tanto, si sienten que no tienen suficiente fuerza de voluntad, les falta comprender de una manera clara de qué se trata. Sí, pueden tener una noción vaga de ello, pero aún no penetra en su alma, tal vez porque algo en ustedes se resiste y se aferra a la vieja actitud cómoda e indisciplinada. Entonces están escindidos por dentro. Una parte tiene cierto conocimiento espiritual, pero la otra parte no saca las conclusiones de lo que ustedes sienten sólo de manera vaga; la verdad es que no quieren realmente saber.

Por esto, el primer paso debe ser profundizar el conocimiento superficial, trabajar en eso primero, para que toda la personalidad sea penetrada por la comprensión. Cuando hacen esto primero —y pueden hacerlo si se toman un poco de molestia y tiempo—, ciertamente tomarán la decisión y tendrán la fuerza de voluntad para dirigir su vida y sus energías hacia lo espiritual, reconociendo y comprendiendo plenamente que sólo de esta manera podrán también resolver los problemas de su vida terrenal. Y así es como una persona crea dentro de su ser una energía tan poderosa que todos los pasos subsecuentes que la llevan hacia arriba en su Pathwork se volverán más y más fáciles. Como siempre, y en todo, el comienzo es lo más difícil.

Desde nuestra perspectiva, solemos observar que las personas que creen que no tienen suficiente fuerza de voluntad la tendrían si encauzaran las energías disponibles en los canales correctos, si tan sólo reajustaran los interruptores. Pero sólo la comprensión de la necesidad de este cambio los hará reaccionar. Mientras ustedes se engañen creyendo que se las pueden arreglar sin esta comprensión, no actuarán sino que sólo deambularán por ahí como antes. Sin embargo, recorrer un camino que parece cómodo significa que la relación con Dios no es enteramente armónica. Por lo tanto, si se encuentran en esta situación, empiecen a pensar en Dios y en Cristo, en vez de huir de esta contemplación. Y tendrán que admitir, independientemente de lo que crean o no crean —suponiendo que no son ateos—, que le deben a Dios algo de atención. Y también pueden dar gracias a Cristo por todo lo que se echó a cuestas por ustedes, por amor. Todos los que mediten y reflexionen en estas cosas, de esta manera, tendrán que llegar a la conclusión correcta y tendrán que tomar la decisión correcta, para que sus vidas se conviertan en una religión viva y no sólo teoría.

¿Creen que esperamos mucho de ustedes? ¿Es demasiado dedicar un poco de tiempo y esfuerzo todos los días a asomarse a su interior, a encontrar las áreas donde falta algo, de modo que mejoren su conciencia espiritual? Y cuando no esté allí la fuerza de voluntad y resulte tan difícil lograr una disciplina diaria, entonces, después de pedir ayuda, busquen en su interior para encontrar qué obstáculos hay. Si tienen miedo de encontrar algo que preferirían que siguiera enterrado, entonces les hará bien recurrir a una lógica simple y sana, que les dirá que nada puede permanecer oculto de Dios ni del reino del espíritu... y ni siquiera de ustedes mismos, una vez que regresen a ese mundo. Y cuanto más pronto aflore eso que está enterrado, mejor para ustedes porque les será más fácil enfrentarlo. Ustedes saben bien que lo que está oculto trae conflictos mucho mayores que lo que está a la luz, reconocido e integrado. Sus psicólogos también saben esto, así que ustedes son muy conscientes del hecho de que no ganan nada cuando cierran los ojos a lo que está en ustedes. Piensen profundamente en esto, para que el conocimiento eche raíces en su alma. Se verán grandemente beneficiados.

Cuando hayan vencido las dificultades iniciales y hayan adquirido cierto dominio sobre ustedes, al menos a este respecto, entonces el mundo espiritual les mostrará el siguiente paso en su Pathwork, lo que tienen que trabajar y conquistar. La vida se lo presentará. Cuando hayan aprendido a meditar de la manera correcta, sabrán cómo ver cada suceso de su vida diaria con los ojos abiertos, para que entiendan sus mensajes.

Incluso mis amigos que han vencido las dificultades iniciales no siempre usan su hora de silencio de la mejor manera. Meditan casi siempre en términos generales, siempre de la misma manera, no sólo cuando oran por otras personas, sino también cuando lo hacen por sí mismos. Sus meditaciones y oraciones deben variar; ustedes necesitan intuir el siguiente paso de su desarrollo, y cuando no vean cuál es, la percepción se les dará si buscan honestamente, si vuelven sus ojos a lo que tiene que ser reconocido, aprendido, superado y aceptado.

Tomemos el problema específico de encontrar su camino a Dios y a Cristo, y a sus amigos espirituales personales que están tan cerca de ustedes y cuya tarea es ayudarlos a encontrarlo. De esta manera sus oraciones cobrarán vida. Luego, después de que hayan pedido ayuda para reconocer sus problemas y fuerza para resolverlos, aquiétense y escúchense, y luego piensen, o más bien, dejen que sus pensamientos afloren y permítanles conducirlos intuitivamente. Después de un tiempo, las conexiones serán claras. Sabrán de dónde viene el problema, por qué reaccionan como lo hacen, y el conocimiento creciente de sus corrientes internas los ayudará mucho a avanzar.

Una y otra vez resuelvan hacer frente a su verdad interior con valentía. Cultiven los pensamientos veraces; piensen todo clara e independientemente. De este modo, su vida espiritual se volverá más productiva, porque estará viva, y por lo tanto en constante cambio. No se apegará a una fórmula rígida que se repite diariamente. Y así, su relación con Dios tenderá a la armonía.

Piensen en estas palabras que se me permitió dirigirles hoy. Seguramente los llevarán un poco más lejos en su Pathwork. Y entonces nosotros también habremos cumplido con nuestra tarea. Cuando digo “nosotros”, quiero dejar en claro que no soy el único que participa en este contacto, sino también otros espíritus amigos que tienen funciones muy específicas, así como la mía es hablarles. No es tan fácil como podrían imaginarse establecer un contacto como éste, aun cuando esté presente la capacidad de transmisión.

Nosotros, los espíritus que trabajamos aquí, nos regocijamos cuando vemos que estas palabras los acercan un poco más a Dios, a su ser real, a su felicidad y a su armonía interna. Reciban las bendiciones de la salvación; que ellas los penetren. Vayan con Dios, vayan en paz. Que Dios esté con ustedes.

Dictada el 9 de abril de 1957.