Conferencia 11. El autoconocimiento. El gran plan. El mundo espiritual
En el nombre de Dios y de Jesucristo los saludo, amigos míos. Les traigo bendiciones, les traigo amor.
Debido a que algunos amigos están aquí esta noche por primera vez, algo de lo que voy a decir no será nuevo para aquellos que han seguido mis enseñanzas ni para aquellos que se hallan en el camino hacia Dios, aunque con ayuda de otro maestro. Sin embargo, cada uno de ustedes podría encontrar esta noche inspiración y ayuda para superar una dificultad particular, ya que muchas veces es necesario escuchar lo mismo una y otra vez, hasta que aquello que se escucha se convierte en un conocimiento y una iluminación profundos, y deja de ser un mero conocimiento intelectual y, por ende, superficial.
En lo más profundo del corazón de todo ser humano existe un anhelo de felicidad. Ahora bien, ¿qué es la felicidad? Podrían hacer esta pregunta a diferentes personas, y recibirían diferentes respuestas o definiciones. Los individuos espiritualmente inmaduros, después de pensarlo un rato, responderán, quizás, que si tuvieran tal o cual realización, o si pudieran eliminar esta o aquella preocupación, serían felices. En otras palabras, la felicidad significa para ellos el cumplimiento de ciertos deseos. No obstante, incluso si a veces esos deseos se volvieran realidad, estas personas no serían felices. Seguirían sintiendo una profunda inquietud, un desasosiego, o acaso una vaga e indefinible intranquilidad de conciencia. ¿Por qué? Porque la felicidad no depende de las circunstancias exteriores ni de otras personas, no importa lo convencida que esté de esta falacia la persona espiritualmente inmadura. Las personas espiritualmente maduras saben esto. Saben que ellas son las únicas responsables de su felicidad o de su infelicidad. Saben que son capaces de crear una vida feliz, no sólo dentro de ellas mismas primero, sino, como consecuencia inevitable de esto, también en su vida exterior. Los individuos espiritualmente inmaduros creen que la felicidad debe crearse primero afuera; que las circunstancias exteriores, que no necesariamente dependen de su hechura, tienen que darse a la medida de sus deseos, y que sólo entonces será suya la felicidad interior. Las personas espiritualmente maduras saben que el proceso es exactamente al revés.
Muchas personas no quieren reconocer esta verdad, ya que es mucho más fácil culpar a la suerte, a la injusticia del destino y a los poderes superiores, o a las circunstancias creadas por las fallas de otras personas, que culparse uno mismo. Es más fácil sentirse víctima, pues de esa manera uno no tiene que buscar, a veces muy profundamente y con toda la honestidad posible, dentro de uno mismo. Y sin embargo, la gran verdad es que la felicidad está en las manos de ustedes, que tienen el poder para alcanzar esta meta.
Tal vez pregunten: “¿Qué debo hacer?” Pero antes veamos lo que significa la felicidad en el sentido espiritualmente maduro. La respuesta es, sencillamente, Dios. Encontrar a Dios es la única manera en que puede encontrarse la felicidad. Y se le puede encontrar aquí y ahora. “¿Cómo?”, me preguntarán. Amigos míos, tantas veces la gente se imagina que Dios está allá afuera, en algún lugar lejano del universo, y que es imposible alcanzarlo. ¡Y esto está tan alejado de la verdad!
Todo el universo está dentro de cada persona; por lo tanto, Dios está dentro de cada persona. Y cada criatura viva lleva dentro de sí una parte de Dios. La única manera de llegar hasta esa parte divina que se halla dentro de ustedes es recorriendo el estrecho sendero del autodesarrollo. La meta es la perfección. La base de este esfuerzo es el autoconocimiento.
Esto es en verdad difícil, pues conocerse uno mismo significa enfrentarse a muchos rasgos propios que son poco halagadores. Significa una búsqueda larga, continua y, de hecho, interminable. “¿Qué soy? ¿Qué significan en realidad mis reacciones, no sólo mis actos y mis pensamientos? ¿Están mis actos apoyados por mis sentimientos, o existen motivos detrás de esos actos que no corresponden a lo que me gusta creer de mí mismo o a lo que prefiero que otras personas crean de mí? ¿He sido hasta ahora honesto conmigo mismo? ¿Cuáles son mis errores?”
Aunque algunos de ustedes quizás conozcan algunas de sus debilidades, la mayor parte de las personas ignoran una buena parte de ellas, y esto presenta un gran obstáculo, incluso para aquellos que han alcanzado cierta altura en este Pathwork ascendente. No pueden superar lo que no conocen. Cada falla es nada más y nada menos que una cadena que los ata. Al deshacerse de cada imperfección, rompen una cadena y, por ese mismo hecho, se vuelven más libres y se acercan más a la felicidad. La felicidad es el destino de cada individuo, pero es imposible alcanzarla sin eliminar las causas de su infelicidad, que son sus defectos, así como cualquier tendencia que viole una ley espiritual. Aun si tienen un karma de una vida pasada, éste puede disolverse con la condición de que trabajen espiritualmente para encontrarse a sí mismos y, por lo tanto, a Dios.
Las personas podrían ser completamente felices, sin enfermedades, sin preocupaciones, e incluso sin la muerte tal como la experimentan... ¡sí, amigos míos, incluso sin la muerte! Si las personas fueran realmente perfectas —y esto es tan sólo una teoría, pues si ese tipo de perfección se alcanzara, la reencarnación se volvería superflua—, su retorno al mundo espiritual no ocurriría por decadencia, vejez y enfermedad o accidente. La muerte sería una especie de desmaterialización. Pero incluso si no han avanzado lo suficiente para siquiera considerar esto, cada uno de ustedes puede acercarse a esta meta mucho más rápidamente de lo que creen posible. Por ahora, pueden descubrir cuánto han progresado en este Pathwork observando su vida y sus problemas. ¿Cuán felices son? ¿Qué falta en su vida? En la medida en que en su vida exista infelicidad, o tal vez sólo descontento, en esa misma medida no han realizado su potencial.
Aquellos seres humanos que realmente se realizan, aun si el resultado exterior no es inmediatamente perceptible, aun si todavía persiste durante algún tiempo, como una especie de residuo, la manifestación exterior de la causa interna pasada, dentro de sí mismos esos seres estarán experimentando un profundo y apacible contento, y una sensación de seguridad y de realización. Y si eso les falta a ustedes, ello se debe a que no se hallan por completo en el camino correcto, o no han alcanzado todavía la liberación que seguramente experimentarán después de que emprendan este Pathwork y superen sus dificultades iniciales. Sólo ustedes saben dónde están parados hoy. Nadie más puede ni tiene que responderles esta pregunta. No obstante, si están en el camino correcto y tienen esa profunda sensación de contento y realización, y aun así persisten los problemas externos en su vida, no se desanimen, amigos míos, pues la forma exterior del conflicto interior en el que están trabajando en este momento no puede disolverse tan rápidamente.
Los efectos de la ley que han roto durante tanto tiempo tienen que reajustarse, y eso lleva tiempo. Las formas exteriores tienen que remodelarse, que rehacerse. Ustedes mismos deben hacer que esto ocurra. Cuanto más encaucen las corrientes internas en los canales correctos, más cambiarán las formas exteriores respectivas, gradual pero seguramente. Hasta que este proceso se efectúe de manera completa, el problema exterior no podrá disolverse de manera automática. La impaciencia sólo será un obstáculo. Si están transitando por el camino correcto, vivirán y sentirán la gran realidad del mundo de Dios en su vida diaria. Siempre estarán sostenidos por el mundo espiritual de Dios, que trabaja con ustedes y alrededor de ustedes, que los ayuda y los guía, y que se volverá igual de real, si no más, que su entorno humano. El mundo espiritual ya no será una teoría, un mero conocimiento intelectual; antes bien, vivirán ustedes en él y sentirán su efecto sobre su persona.
El mundo espiritual de Dios constantemente opera para ayudar a la Humanidad como un todo, así como en forma individual. Parte del Gran Plan es que el mundo espiritual de Dios tiene una tarea que cumplir, y está regido por leyes muy precisas: leyes que constantemente son violadas por los seres humanos o por espíritus que no pertenecen al orden divino. Estas leyes, entre muchas otras cosas, estipulan, si me permiten usar esta expresión, que jamás debe violentarse el libre albedrío de ningún ser humano. Por lo tanto, el mundo espiritual de Dios siempre espera a que las personas, o los espíritus, pidan ayuda, pero jamás impone su ayuda a nadie.
En otras palabras, cada persona debe desear la ayuda de Dios y satisfacer los requisitos necesarios antes de que esa ayuda se dé. Si no ocurre así, sólo podemos intervenir en casos muy especiales; nuevamente, de acuerdo con las leyes. Sería demasiado complicado explicar esto ahora, pero no hay error posible. En otras palabras, ocasionalmente el mundo de Dios interviene para ayudar sin que la persona lo pida, pero sólo en aquellos casos en que tal ayuda ya se ha ganado, quizás por méritos alcanzados en una vida pasada o incluso en la misma vida, en un área muy diferente.
Cada espíritu del mundo de Dios, que es un mundo de orden, tiene una tarea precisa. Y muchos espíritus tienen tareas relacionadas con los seres humanos. Es aconsejable que las personas busquen establecer contacto con el mundo de Dios y los espíritus de Dios, pues ellos, y sólo ellos, pueden ayudarles y guiarlos en el camino correcto. Hay ocasiones en que las personas creen que han encontrado este camino por su propia cuenta y sin ayuda de entidades superiores. No es así. Lo sepan o no, debe de haber habido guía e inspiración de estos espíritus.
Sin embargo, es sumamente dañino querer establecer contacto con espíritus que no sean los que pertenecen al mundo de Dios. El daño es múltiple. Perjudica a las personas no sólo espiritualmente, sino también físicamente. Los seres humanos tienden a llegar a dos conclusiones muy opuestas y extremas, que son igualmente incorrectas. Un grupo piensa que es útil buscar un contacto con cualquier tipo de espíritu. Otro grupo reacciona diciendo que cualquier contacto con los espíritus es malo. Por desgracia, la naturaleza humana tiende a generalizar todo, en vez de hacer las distinciones apropiadas.
Por supuesto, no es fácil establecer contacto con el mundo espiritual de Dios, y está bien que así sea, pues es la lucha más noble de todas. En efecto, ustedes tienen que aprender muchas cosas a fin de recibir el don de un contacto semejante. En primer lugar, tienen que emprender el empinado camino del autodesarrollo y la purificación. Y tienen que llegar a conocer las leyes especiales que gobiernan la comunicación con el mundo espiritual de Dios. Estas leyes son muy distintas de aquellas que rigen la comunicación con espíritus impuros o simplemente ciegos e ignorantes. Existen muchas maneras de averiguar con qué espíritus se está tratando. Y existen también muchas maneras de poner a prueba a un espíritu para saber si realmente pertenece al mundo de Dios o si sólo finge pertenecer a él.
Aunque me resultaría imposible decirles todo lo que hay que saber sobre este tema, les haré un breve esbozo. Sepan que siempre que deseen recurrir a estos canales sólo para entrar en contacto con el mundo de Dios, se les brindará una guía para traerles el conocimiento necesario.
Una prueba es que un espíritu del mundo de Dios no buscará satisfacer su propia vanidad. No exigirá que se le admire. Será un sirviente humilde y siempre concederá el honor a Dios. No pretenderá ser el más alto, pues siempre hay alguien más alto. El más alto es Dios. Cualquier espíritu que afirme que tiene tanto poder que no hay nadie por encima de él a quien deba consultar, que tiene autoridad para todo, que puede decidir sin consultar a espíritus más elevados está demostrando sin lugar a dudas que no es un espíritu de Dios. Siempre que un espíritu de Dios les hable, les dirá que hay muchas, muchas gradaciones, muchos, muchos espíritus y jerarquías, y que sobre todos está el espíritu de Jesucristo y, por encima de Jesucristo, Dios. Así pues, cualquier espíritu que pretenda tener una autoridad completa no es digno de confianza. Además, un espíritu del mundo de Dios puede reconocerse por su paciencia, por su amor y por el hecho de que, aun cuando ocasionalmente tenga que decir cosas desagradables con el objeto de ayudar a promover el desarrollo espiritual, jamás humillará ni lastimará a nadie. Por otra parte, tampoco lisonjeará a nadie.
Deberán hacerse éstas y muchas otras pruebas para reconocer la identidad de los espíritus con los que se está tratando. Las palabras bellas e incluso pías no constituyen por sí mismas una prueba de que se está en presencia de un espíritu de Dios. Existen muchos espíritus que traen ciertas cualidades de su vida que continúan en el más allá, pero que por una razón u otra no pertenecen al orden del mundo de Dios.
Si se establece contacto con el mundo espiritual de Dios, el resultado será una gran bendición, pues a Sus espíritus les interesa ayudar a cada uno de ustedes a encontrar esa felicidad de la que hablaba yo, para que no tengan una vida vacía, sin amor, sin afectos, sin respeto, y sin esa realización profunda que sólo es posible cuando se tiende al desarrollo espiritual. Éste es el único propósito con el que debe buscarse dicho contacto. Cualquier otra cosa sería secundaria.
Si hay otros propósitos que a ustedes también les parezcan valiosos, no insistan en el contacto y dejen el asunto en las manos de Dios. Si a Él le parece útil que esos otros propósitos se cumplan también, entonces ello ocurrirá como algo suplementario, podríamos decir, pero más eficientemente de lo que se imaginan. Ustedes recibirán exactamente lo que quieren. Si quieren felicidad y están dispuestos a pagar el precio, sin duda la recibirán. Del mismo modo, si las personas desean con todo su corazón nada menos que la verdad de Dios y el cumplimiento de Su voluntad, eso es lo que recibirán. Vemos así que el resultado está contenido en el deseo.
Muchas veces el resultado no puede llegar de inmediato —con esto quiero decir que los espíritus de Dios no pueden manifestarse inmediatamente— pues primero deben derribarse muchos obstáculos. Durante este tiempo, las personas son puestas a prueba para ver si son dignas de semejante comunicación. Si algunas almas impuras o dolientes se abren paso hasta algún médium, el objetivo debe ser enseñarles en vez de permitirles tomar el control. Necesitan ser ayudadas con mano firme, no en la forma en que ellas, ciegas al fin, se imaginan, sino poniéndolas en el camino espiritual. Al buscar el contacto con los espíritus de Dios no deben darse por vencidos, sino perseverar con humildad y buscar qué hay dentro de ustedes que impide que los espíritus limpios se manifiesten.
Siempre que establecen contacto con el mundo espiritual de Dios, eso es lo mejor, lo más bello y lo más útil que pueden alcanzar. Para ello, deben pagar un precio. Si ustedes compran una casa, el precio será más alto que si compraran una choza. Todos aceptan esto como algo natural; no puede ser de otra manera. Pero cuando se trata de su desarrollo y de sus valores espirituales, no es tan fácil aceptar este principio. Sin embargo, en lo que se refiere a los valores espirituales, cualquier cosa que den les regresará centuplicada, mientras que en el terreno de las cosas materiales hay un intercambio exacto en el mejor de los casos.
La salvación reside en las manos de cada individuo. Sólo ustedes pueden romper las cadenas que los atan, pero primero debe crecer en su interior, más que cualquier otra cosa, el deseo franco y sincero de romperlas. Entonces los espíritus de Dios acudirán todavía más en su ayuda.
Y ahora me gustaría dedicar tiempo a sus preguntas.
PREGUNTA: Hay algo que no entiendo. Dice usted que debemos estar en contacto con el mundo espiritual de Dios y que otros espíritus nos dañarían, espiritual y hasta físicamente. Pero todo el mundo es el mundo de Dios. No entiendo.
RESPUESTA: He aquí la explicación. Existe la gran Creación de Dios con sus maravillosas leyes, incluidos todos los espíritus a los que también creó y a los que ha dado libre albedrío. Un gran número de estos espíritus han aceptado voluntariamente las leyes y el orden de Dios, y por lo tanto han permanecido felices. Un gran número de otros espíritus han roto ese orden, también voluntariamente, y mediante ese acto crearon para sí mismos infelicidad y desarmonía. Porque la felicidad sólo puede residir en la sabiduría de las leyes de Dios. Todos los espíritus que en un momento u otro transgredieron esta ley y todavía no encuentran su camino de regreso para reconocerla como la única sabiduría, como el único camino correcto, quedan fuera de este orden... voluntariamente, así como también voluntariamente podrían aceptar la ley divina. Y algún día lo harán. Pero mientras esto no ocurra por su propia voluntad y convicción, estos espíritus seguirán estando fuera del mundo de Dios.
Dios no fuerza a ninguna criatura: La decisión tiene que ser producto del libre albedrío de cada individuo. A final de cuentas —y aquí reside la belleza y la perfección de las leyes divinas— todos y cada uno de los hijos de Dios regresarán; regresarán a la iluminación y la sabiduría, regresarán a la felicidad y la libertad que únicamente pueden encontrarse en la ley divina.
Hay casi tantos seres humanos como espíritus que caen dentro de una u otra de estas categorías; los que pertenecen al orden divino y los que están fuera de él. Los primeros están quizás ayudando, trabajando y colaborando en el Gran Plan de Salvación. Las entidades de este grupo, entre otras cosas, descubren mediante su esfuerzo espiritual donde se desvían aún inconscientemente de las leyes. Y luego están aquellos, muchos, que no aceptan las leyes de Dios, que crean caos en su entorno y en su propio ser al querer observar sus propias y muy incompletas leyes.
PREGUNTA: Me gustaría preguntar cómo se puede establecer contacto con el propio guía personal.
RESPUESTA: Esto sólo puede hacerse si el motivo es seguir este Pathwork de perfección, buscar ayuda para el propio desarrollo, resolver un problema específico. Y este deseo tiene que ser muy fuerte y sincero, ¡jamás tibio! Esta debe ser verdaderamente la única razón, sin mezclarse ni con la curiosidad ni con el sensacionalismo. Cuando esto es reconocido por los espíritus de Dios —y podría ocurrir que la persona fuera puesta a prueba, y que se probaran también su paciencia y su perseverancia, ya que no se debe renunciar al deseo demasiado pronto—, el contacto se establecerá. El guía personal del individuo en cuestión se dará a conocer, siempre que la respuesta no pueda obtenerse de otra manera; por ejemplo, a través de otros seres humanos. Porque los espíritus de Dios no responden a preguntas que pueden ser contestadas en tu mundo. No es su tarea ayudarte a no hacer el poquito de esfuerzo que necesitas para averiguar la respuesta que buscas. Sólo responden a las preguntas cuya respuesta sería imposible que tú descubrieras por medio de canales humanos.
Ahora bien, si cumples con todos estos requisitos, con el tiempo establecerás el contacto, de una u otra manera. Hay muchas preguntas que un guía personal puede responder, y responderá con gusto, si, por ejemplo, no sabes cuál es la voluntad de Dios en una situación específica; o si quieres descubrir dentro de ti tendencias y emociones de las que aún no eres consciente; o si te encuentras en cierto tipo de desarmonía con tus congéneres y desconoces la razón. Si una situación semejante se presenta, puedes estar completamente seguro, no importa lo flagrantemente equivocada que esté la otra persona, de que hay una parte dentro de ti que es responsable. Estas y otras preguntas similares recibirán respuesta si le abres la puerta a la verdad. Y esto sólo puede ocurrir si estás dispuesto a aceptar la verdad en cualquier circunstancia, aun si escuchas lo que menos quieres escuchar.
Si superas la resistencia natural a escuchar una verdad poco halagadora o incómoda, tu puerta se abre y podemos entrar. Y aquí me gustaría añadir que, incluso si escuchas ocasionalmente lo que has temido escuchar, te sentirás sumamente contento después de haber establecido contacto de esta forma, no sólo porque la verdad siempre produce ese efecto, sino también porque entonces sabrás por primera vez que este mundo espiritual, con todas sus leyes, es una realidad y no una teoría. Y esto te hará muy feliz en verdad.
La manera en que puede recibirse la respuesta varía mucho. Una es ésta: Mientras meditas y tu mente se aquieta y hace la pregunta, con la intención única de conocer la verdad y la voluntad de Dios, de repente surge en ti un pensamiento nuevo. Este pensamiento crecerá, y mientras más crezca, más verás lo acertado que es. No habrá duda alguna acerca de la corrección y la verdad de este pensamiento, no importa desde qué ángulo lo consideres. Esa, pues, es una manera. Es la manera de la inspiración. Más adelante percibirás quizás una voz en tu interior, una voz muy distinta de los pensamientos o ideas que surgen de ti. O podrás ver algo que te dé la respuesta en forma de imagen. Un poco más tarde, estas respuestas te llegarán a menudo a través de otro ser humano que esté inspirado. Precisamente este tipo de respuesta podría contener una prueba para ti, para medir cómo la recibes, cómo reaccionas. El mundo espiritual de Dios tiene muchas maneras de trabajar y presentarte el conocimiento necesario.
Sin embargo, establecer este contacto siempre depende de ti, y siempre te exige apertura. Entonces recibirás. Si eres paciente y no deseas recibir sólo una respuesta específica, o si no estás aferrado a la idea de recibir la respuesta de una manera en particular, sino que dejas en manos de Dios cómo te llegará, entonces establecerás gradualmente un contacto perfecto y maravilloso. Quizás sea muy diferente del que imaginaste, pero cualquier cosa que Dios decida será, a fin de cuentas, lo mejor para ti. En suma, cuando busques este contacto personal, éste debe ser tu motivo, y ésta debe ser la manera de buscarlo.
PREGUNTA: ¿Cuál es la relación entre lo divino que hay en mí y el maestro que viene aquí a hablar; por ejemplo, usted que habla a través de esta médium, o el maestro que me habla? ¿Cómo se relaciona mi propio ser divino o el ser divino de esta médium con este maestro?
RESPUESTA. Responderé primero de una manera general. Hablaré de la diferencia entre la chispa divina o el ser divino, como tú lo llamas, y una entidad del mundo espiritual de Dios. A muchas personas no siempre les resulta muy claro quién les está hablando: el subconsciente, el superconsciente, la chispa divina o el Ser Superior —cualquiera que sea el nombre que gustes darle—, ¿o se trata acaso de otra entidad? No resulta muy fácil dar respuesta a esta pregunta, y es aún más difícil determinar la diferencia. Pero trataré de explicarla lo más claramente posible.
Empecemos con el subconsciente. La voz del subconsciente es muy rápida para responder, muy clara y con frecuencia alta. La única manera en que una persona puede determinar si se trata del subconsciente o de una de las otras dos alternativas es aquietarse y hacer exactamente lo que recomendé en mi respuesta a la pregunta sobre cómo establecer contacto con el mundo de Dios. Si todas las condiciones que mencioné en mi respuesta se satisfacen, la verdad y la voluntad de Dios se dejarán oír, y no importa si es a través del propio ser divino o de una entidad que pertenece al mundo de Dios. Ambos se rigen por las leyes espirituales y cumplen la voluntad de Dios. Si el deseo de obedecer la voluntad divina es mayor que, digamos, un mero deseo fantasioso o algún temor, entonces recibirás la respuesta. Sólo el individuo puede determinar si el deseo de conocer la verdad es mayor que ningún autoengaño, ningún deseo fantasioso y ninguna angustia. Para esto hace falta un autoanálisis y un autoexamen objetivo. Entre los factores que pueden impedir esta introspección están la vanidad y el deseo de impresionar a los demás: éstos son los obstáculos más grandes que cualquiera puede encontrarse en su camino espiritual.
Si pasas esta prueba y vences la resistencia, la respuesta podrá darse del ser al ser, o del espíritu guardián, o lo que tú llamas un “maestro”, al ser. La respuesta llegará en una voz muy pequeña y suave, que no será impositiva ni querrá ejercer presión. Esta voz no grita; es una voz apacible, casi impersonal, sin ninguna fuerza detrás de ella, al contrario de la que tantas veces viene del subconsciente.
Esta cuestión tiene que resolverse primero, pues muy a menudo se confunde la voz del subconsciente con una de las dos alternativas que mencionaste en tu pregunta.
Ahora volveremos nuestra atención a la parte de tu pregunta que tiene que ver con la diferencia entre el Ser Superior y un espíritu de Dios. En realidad no importa tanto si la voz viene de uno o del otro, pues, como ya lo dije, ambos desean lo mismo. Este asunto sólo tiene un interés técnico. El Ser Superior ciertamente se manifiesta. Pero no siempre puede escuchársele con claridad, ya que está cubierto por muchas capas de imperfecciones, capas de materia densa, todas las distorsiones que hacen necesaria la vida en el plano terrenal. Si estas capas no estuvieran presentes, la vida en la Tierra sería superflua. Si el Ser Superior pudiera manifestarse tan fácilmente como lo haría sin esas capas, no tendrías que vivir una y otra vez; estarías lo suficientemente avanzado para no tener que pasar por ninguna otra encarnación. Sin embargo, dondequiera que hay fallas e imperfecciones, el Ser Superior se ve obstruido. Y esa es la razón por la que Dios ha enviado a Sus ayudantes, ya que ellos tienen la capacidad de trabajar a través de tus bloqueos allí donde tu propio Ser Superior aún no puede hacerlo.
Además, la voz de tu propio Ser Superior es tan lejana y suave, a veces tan inaccesible, que no te habla clara y explícitamente, sino que actúa tan sólo guiándote para que hagas caso de lo que llamas “conciencia”. Así, el Ser Superior puede influir en ti para que combatas a tu propio Ser Inferior. El Ser Superior, cuando lo escuchas, puede darse a conocer en el curso de la vida, a través de ciertos actos y reacciones, pero no puede conversar contigo como lo haría un espíritu.
Por ejemplo, en el caso de un médium, el Ser Superior no es capaz de manifestarse hasta tal grado que pueda impartir una conferencia durante una hora entera y responder preguntas. Si eso fuera posible, esta médium habría alcanzado tales alturas en su desarrollo que ya no le serían necesarias encarnaciones futuras. Si esto se lograra mediante un simple contacto con el Ser Superior, sería igualmente fácil tenerlo siempre en la superficie, en todas las condiciones de la vida. Pero es más fácil lograr que el cuerpo espiritual del médium se vaya durante un tiempo y deje su lugar a otro espíritu. Pero aun esto es bastante difícil si un espíritu del mundo de Dios ha de manifestarse. Debe apartarse del camino un número suficiente de bloqueos para que pueda tener lugar esta hora.
En otras palabras, el Ser Superior actúa y guía hasta cierto punto, pero no habla coherentemente. Inspira pensamientos, pero no habla de la manera en que yo hablo a través de esta médium. Tampoco habla de una manera que pueda escucharse. ¿Está claro?
INTERROGADOR: Sí.
RESPUESTA: Con respecto a la pregunta personal que me hiciste, te sugiero, querido amigo, que tal vez una noche tú y algunos de tus amigos, muy pocos, se reúnan, y te hablaré entonces de una manera más personal, si así lo deseas.
INTERROGADOR: Gracias.
PREGUNTA: Si entendí bien, dijo usted que si uno está en desarmonía con otra persona, necesariamente es culpa de uno.
RESPUESTA: No dije eso. La desarmonía real que existe no siempre tiene que provenir de una persona. Pero si una desarmonía te afecta es porque debe de haber alguna imperfección en ti.
PREGUNTA: Pero, ¿cómo puede uno saber eso?
RESPUESTA: Por ejemplo, pidiendo la ayuda de tus amigos espirituales, si no logras hallar la respuesta transitando por este Pathwork. Llegando a conocerte, cada rincón de tu alma, todas tus reacciones. La respuesta no siempre puede encontrarse de inmediato. La causa de la desarmonía no siempre está en la superficie. Puede estar enterrada muy profundamente. Es posible que su origen esté en toda una reacción en cadena, en la que una falla lleva a otra hasta que finalmente la manifestación aparece afuera, provocada también por las fallas de otras personas.
Si continúas en este Pathwork, la honestidad contigo mismo se convertirá en una especie de segunda naturaleza, de manera que tendrás una comprensión total acerca de todos tus motivos interiores, pasados y presentes. Cuando conozcas todas tus emociones, tus deficiencias y tus actitudes equivocadas, podrás relacionar todos los sucesos exteriores con ellas, volviendo sobre los pasos de esta reacción en cadena.
La causa inmediata de la desarmonía puede estar en otra persona, enteramente o en parte. Sin embargo, cuando estás en este Pathwork, es muy importante que sepas que siempre que algo desagradable ocurre fuera o dentro, sólo puede ser el efecto de una causa. Por lo tanto, debes encontrar tiempo para meditar lo más pronto posible y preguntarte qué hay en ti que pudo producir esto, directa o indirectamente. ¿Qué imperfección podría estar conectada con esto? Y si realmente quieres descubrir esta verdad en particular, si ninguna parte de ti la rehúye, encontrarás la respuesta. Puedo prometértelo. Éste es uno de los casos en que los espíritus de Dios pueden ayudarte, establecer contacto contigo. Lentamente, tus pensamientos serán guiados, con la condición de que el deseo de escuchar la verdad sea sincero y no superficial.
Éste es un punto muy importante, ya que muchas veces los seres humanos quieren estar en este camino, pero no todas las partes de su ser están de acuerdo en este deseo. El acuerdo de la persona total es algo por lo que hay que luchar, y por lo tanto es importante que reconozcas primero la naturaleza tibia del deseo, para que no te engañes creyendo que has hecho todo lo humanamente posible y, sin embargo, no hay resultados a la vista. Si éste es el caso, te aconsejo que te examines para ver si no hay en ti una fuerte resistencia a dar este paso último y definitivo para descubrir la verdad total dentro de ti, incluido tu Ser Inferior.
PREGUNTA: Incluso la honestidad es muy difícil.
RESPUESTA: Desde luego que es difícil.
PREGUNTA: A veces piensa uno que es honesto, pero si profundiza cada vez más ve otra cosa allí.
RESPUESTA: El camino es largo, empinado y estrecho. Tu propia voluntad determinará si vas a salir victorioso. Pero la dificultad de la honestidad puede superarse; en primer lugar, meditando correctamente acerca de la honestidad consigo mismo, y en segundo lugar, preguntándose por qué es tan difícil. Si tienes el “por qué”, te resultará más fácil meditar acerca de este tema. Normalmente, la respuesta es —y aquí hablo de manera muy general— que a uno no le gusta reconocer una debilidad y renunciar a ella. A uno no le gusta desechar una reacción o actitud interna equivocada, ni desea pagar el precio de hacerlo. Al Ser Inferior le gusta permanecer en el mismo agujero de siempre; aferrarse en lugar de cambiar. Una vez que se reconoce esto, el siguiente paso es más fácil. El reconocimiento de que no te gusta hacer a un lado tu ego, o tu vanidad, o cualquier cosa que sea, te permite corregir la pereza de tu Ser Inferior por medio de las verdades espirituales que has aprendido hasta ahora.
Una vez que hayas encontrado por qué tienes tantas dificultades con la resistencia de tu Ser Inferior, habrás logrado mucho más de lo que te imaginas. Es mejor descubrir esta resistencia interna y tratarla metódicamente que enmendar un error superficial tan sólo mediante la acción, pues de esa manera es muy probable que la raíz permanezca y entonces se habrá ganado muy poco. Mientras un mal no se extirpe de raíz, siempre puede reaparecer en ciertas condiciones. En un caso así, la acción exterior correcta se convierte en realidad en una mentira.
Así pues, es mejor cometer una falta en el exterior una y otra vez, si se le reconoce y se le trata por medio de la meditación, que actuar sin el sostén de la naturaleza interior. Si puedes encontrar la respuesta dentro de ti en un caso así, experimentarás una maravillosa victoria, una sensación de alivio, de liberación, de paz y de verdad, y de este modo estarás un paso más cerca de Dios. ¿Entiendes?
INTERROGADOR: Sí, entiendo.
PREGUNTA: En las iglesias organizadas, hay sacerdotes —tengo en mente algunos recuerdos de mi infancia— a quienes, cuando uno les preguntaba: “¿Es esto bueno?” o “¿Es aquello un pecado?” siempre respondían: “Conoces muy bien la respuesta”. ¿Cree usted que un sacerdote así está inspirado?
RESPUESTA: Si, desde luego. Las personas pueden encontrar por sí solas muchas respuestas si realmente desean hacerlo. Pero aparte de las respuestas que tienen que ver con el desarrollo personal, con el autoconocimiento, con las propias fallas, es necesario adquirir el conocimiento que viene de fuera. Por ejemplo, el conocimiento de las leyes espirituales, o el conocimiento de cómo superar ciertas faltas y de cómo buscar ayuda para alcanzar la purificación. Si ese conocimiento de fuera no se imparte, a menudo resulta imposible encontrar la respuesta correcta, y saber qué hacer después. Cuanto más conocimientos adquieras de fuera, más respuestas correctas podrás darte, desde dentro.
PREGUNTA: Habla usted de la meditación como si fuera algo muy fácil.
RESPUESTA: No, no es fácil, pero puede aprenderse. Si existe la voluntad de meditar, se encuentra la manera de hacerlo. Y cualesquiera que sean las dificultades, mi tarea es ayudarlos a vencerlas.
PREGUNTA: ¿Cómo explica usted que los grandes individuos, científicos y artistas —en otras palabras, los grandes genios de la historia— nunca se manifiesten a través de un médium. ¿Acaso se manifiestan estableciendo un contacto directo con aquellos que son los “receptáculos” idóneos, pero no los médiums?
RESPUESTA: Esto es algo imposible de responder de una manera general. Hay muchos cuya tarea en el mundo espiritual es inspirar a las personas que tienen un talento similar. La razón de que muy rara vez, o nunca, se manifiesten a través de médiums es muy buena, y aunque hay muchos médiums que aseguran que tal o cual persona famosa ha hablado a través de ellos, eso no es cierto. El mundo espiritual de Dios no quiere este tipo de contacto porque tienta al respectivo médium o a la gente que pertenece a un grupo en particular a sentirse importante y superior. Y eso no debe ser. Por otra parte, no significa más si, por ejemplo, un Goethe habla a través de un médium que si lo hace cualquier otro espíritu del orden divino. Pero si Goethe hablara aquí, esto le daría oportunidad a la médium de decir “Goethe habla a través de mí”. Los demás también se sentirían impresionados y tal vez se considerarían inferiores a los que no tienen un Goethe. El mundo espiritual de Dios quiere evitar esto, así que cuando llega a ocurrir una cosa así, ha de tomarse con muchísima prudencia. Además, no todos estos grandes genios están tan avanzados en su desarrollo espiritual como lo están en su talento particular. Su destino en el mundo espiritual podría no ser diferente del de cualquier persona. Como ven, no puedo decir nada aquí en un sentido general.
Algunos de estos genios han reencarnado; algunos viven en el mundo espiritual en una esfera de purificación; algunos van a la escuela allí; otros se están preparando para su siguiente vida; otros más tienen una tarea que cumplir en el mundo espiritual, ya sea en relación con su talento, o para perfeccionar alguna otra cosa. Y aun otros podrían haber alcanzado ya una elevada esfera de perfección.
Voy a retirarme ya, y les digo a cada uno de ustedes que nunca deben sentirse solos. Dios ama inmensamente a cada uno. El amor de Dios está con todos ustedes. Queden en paz, sigan este camino. Les traerá felicidad. ¡Que Dios bendiga a todos mis amigos!
Dictada el 3 de septiembre de 1957.