Conferencia 18. El libre albedrío
Saludos en el nombre del Señor, amigos míos. Bendita sea esta hora; benditos sean todos ustedes. No es fácil para algunas personas que se han abierto camino hasta aquí por primera vez entender que una personalidad muy diferente habla a través de esta persona humana. Necesitarán estudio y apertura para creer que tal cosa es posible.
Como cada vez acuden aquí amigos nuevos, me resulta difícil presentar mis conferencias de manera que todos puedan entenderlas con claridad. Si sólo tomara en cuenta a los recién llegados, no haría justicia a todos mis amigos que asisten a las conferencias regularmente. Por otra parte, si dictara las conferencias únicamente para mis amigos regulares, los recién llegados no podrían ligarlas. Sin embargo, haré lo mejor que pueda dadas las circunstancias.
En esta ocasión me gustaría hacer hincapié una vez más en que, incluso para los asistentes más regulares, las repeticiones son esenciales. No sólo olvidan ustedes, los seres humanos, muchas cosas que son importantes para el progreso espiritual, sino que, incluso lo que sí recuerdan, pueden conocerlo sólo con el intelecto y no en su corazón también. Existe una vasta diferencia entre el conocimiento intelectual y lo que se llama iluminación. Pueden no alcanzar un conocimiento profundo y penetrante aunque escuchen el mismo pensamiento veinticinco veces, aun si se le aborda desde ángulos nuevos, hasta que lo escuchen por vigésimo sexta vez: entonces, de pronto, alcanzan la iluminación en ese aspecto tan sólo
El tema que trataré esta noche es el libre albedrío. Las personas debaten eternamente este tema. Un grupo sostiene que no existe para nada el libre albedrío: todo obedece a la suerte y al destino. Otro grupo dice, más o menos, que sólo existe el libre albedrío. De acuerdo con un tercer grupo, algunas cosas están determinadas por el libre albedrío, y otras no. Ahora bien, ¿quién tiene la razón?
Examinemos juntos este tema desde el punto de vista espiritual y desde el punto de vista de la realidad absoluta. Para una persona que cree sólo en esta vida presente, y no en una existencia antes o después de ella, para alguien que no puede creer en el mundo espiritual ni en la ley y el orden divinos, la tercera alternativa lógica es que algunos factores están determinados por el destino y otros por el libre albedrío de la persona. Esta persona estaría segura de que uno no escoge dónde nace, como qué nace, dónde, cuándo y cómo va a morir, e incluso cómo se van a desenvolver ciertas fases definidas dentro del lapso de su vida presente. Sin embargo, para la persona que siente, conoce y ha experimentado la verdad de la ley de causa y efecto y de la reencarnación, este punto de vista no podría ser correcto. En el cuadro general, cada individuo tiene un total libre albedrío, aunque temporalmente este libre albedrío no pueda manifestarse porque los factores que uno no puede controlar en esta vida fueron determinados por uno en sus vidas anteriores. Esos factores son sólo los efectos provocados por las causas que ustedes mismos han puesto en movimiento.
Quisiera darles un ejemplo. Supongamos que un asesino, un hombre que ha cometido un acto no sólo contra la ley divina sino también contra la ley humana, es aprehendido y encarcelado. Supongamos también que ha perdido la memoria y ha sufrido amnesia desde que cometió este acto. Así que se encuentra en prisión sin saber por qué, porque no recuerda lo que hizo. Se le puede decir al asesino que ha hecho tal o cual cosa, pero él lo ha olvidado. Sin embargo, esto no cambia el hecho de que ha cometido el crimen. El hecho de que lo recuerde y lo sepa o no, no modifica las cosas. Debido a su amnesia y a que no cree lo que se le dice, el asesino estará convencido de que estar en prisión es, de hecho, una suerte muy injusta porque él sólo ve una parte, la parte presente, e ignora las conexiones y reacciones en cadena del pasado. La acción pasada que lo ha llevado al estado actual está oculta de su vista, pero de todas maneras existe como una realidad. El encarcelamiento es la creación del libre albedrío que opera a través de la causa y el efecto.
Siempre que su libre albedrío parezca oponerse a la satisfacción de sus intereses inmediatos aparentes, esto se debe a causas que ustedes mismos han creado, aunque no puedan recordarlas. Del mismo modo, siempre que tienen la posibilidad de usar su libre albedrío para su ventaja real o aparente, ustedes mismos ponen en movimiento las causas respectivas; que sea en esta misma vida o en una anterior no cambia el funcionamiento de la ley. Su libertad presente, o su falta de libertad, depende enteramente de sus acciones, pensamientos y reacciones internas pasadas.
Más y más gente reconoce hoy el hecho de que esta ley se aplica a la vida presente de las personas. Muchísimas causas de lo que ocurre en su vida actual pueden rastrearse a alguna acción externa o interna en algún momento anterior de esta misma encarnación. Hace apenas poco tiempo, la Humanidad no tenía los medios para explorar con suficiente profundidad el alma humana a fin de encontrar estas causas ocultas, ya fueran buenas o malas, favorables o desfavorables. Como dije, hay cierto número de causas que provienen de esta misma vida que ustedes no recuerdan; se necesita mucho tiempo y esfuerzo para descubrirlas. No se les ocurriría afirmar que no son responsables sólo porque las han olvidado. En algún tiempo escogieron libremente actuar y pensar de una manera que produjo cierto resultado.
No hay acción, pensamiento o sentimiento que no produzca un resultado. Algunos efectos ocurren rápidamente, así que es más fácil rastrear sus causas. Otros recorren un camino más largo, pero el hecho sigue siendo que nada ocurre en su vida de lo que ustedes no sean responsables. Todos ustedes lo saben. Por lo tanto, la idea de que el libre albedrío existe sólo una parte del tiempo debe de estar equivocada, o, en el mejor de los casos, es una media verdad. Cualquier cosa que hagan o piensen hoy y la manera en que reaccionen ahora debe de afectarles mañana, el mes siguiente, el año siguiente, y en muchos casos también en la vida siguiente. ¡Así que en realidad tienen un libre albedrío total, amigos míos! Sólo donde y cuando ustedes, los seres humanos, no pueden recordar ni reconocer las semillas que han sembrado, dicen que opera el destino.
Muchas personas piensan que tener libre albedrío significa que pueden hacer o pensar lo que les plazca sin causar ningún efecto. Naturalmente, este concepto del libre albedrío es un error craso. Dios creó el Universo, que está gobernado por un número infinito de leyes. Creó a Sus hijos y les dio libre albedrío para que pudieran decidir guardar o no guardar las leyes mucho antes de que esta Tierra y este mundo material llegaran a existir. Obedecer las leyes trae como consecuencia felicidad, amor, armonía, luz y sabiduría suprema, porque Dios, que es perfecto, no puede crear nada salvo la perfección. Sin embargo, si cualquier criatura fuera forzada a permanecer dentro del marco de estas leyes, como si no tuviera libre albedrío, las leyes no serían lo que son, ni estarían de acuerdo con la naturaleza de Dios. Existiría una discrepancia entre la ley básica del libre albedrío y su aplicación en la Creación. La belleza, la armonía, la sabiduría, la dicha suprema y el amor no pueden existir si la experiencia de estos estados se impone al individuo contra su voluntad o contra su propio reconocimiento de la sabiduría y la perfección de las leyes. Entonces Dios no sería un dios de libertad, sino un dios de esclavitud, aun si Sus criaturas pudieran ser felices en un sistema impuesto. Así pues, cada criatura —hombre o espíritu— tiene la posibilidad de decidir vivir de acuerdo con las leyes o no. Ahí yace la clave de esta cuestión; no sólo la clave de una mayor comprensión del libre albedrío, sino de una comprensión de cómo llegaron a existir el mal, la oscuridad y la crueldad; en suma, la caída de los ángeles. Muchas personas se preguntan cómo un dios de amor pudo haber creado el mal. Pero Dios no creó el mal. Como tal vez entiendan ahora, Él dio a cada criatura la oportunidad de decidir o no decidir libremente obedecer Sus leyes de perfección.
Ustedes podrían decir que es difícil acatar las leyes divinas, y efectivamente lo es, en ciertos sentidos. Quien en algún momento o en otro ha dejado de lado la ley divina sí encuentra difícil volver a obedecerla. Pero para aquellos que nunca la han abandonado —y hay muchos— no es difícil. La dificultad reside únicamente en purificarse, paso a paso, hasta que alcancen el estado que una vez fue suyo, cuando la obediencia a la ley no representaba dificultad alguna. Aquí me gustaría hacer hincapié en que no decidieron abandonar la ley divina porque fuera demasiado difícil de guardar. En cualquier aspecto de su personalidad en que no se han desviado de la ley divina —ya que esto no ocurrió necesariamente en todos los aspectos— o en cualquier sentido en el que han logrado purificarse en encarnaciones anteriores y volver a su estado original, no les resulta difícil en lo más mínimo guardar las leyes.
La dificultad varía con cada individuo. Para una persona puede ser difícil no robar. Para otra, esto no representa ninguna dificultad, pero sí lo es perder los estribos y enojarse. Para un tercer individuo, puede resultar difícil no ser envidioso, y así sucesivamente. El objetivo de ustedes, a través del desarrollo y el progreso espirituales, es alcanzar un estado en el que puedan vivir dentro de la ley divina en cualquier aspecto concebible a través de su propia decisión y su propio libre albedrío.
Todo esto tal vez les aclare también la idea del “castigo”, contra la que tantos de ustedes se rebelan. No existe un dios que distribuya castigos arbitrarios. Dios ha creado leyes y condiciones perfectas que sus hijos pueden aceptar libremente o no. Si ustedes escogen la palabra “castigo” para definir eso, es asunto suyo, pero tendrán que admitir que esto da un sesgo muy equivocado a la verdad. La creación de Dios es tan perfecta y Sus leyes son de tal sabiduría y amor supremos que, hagan lo que hagan los individuos —incluso aquellos que se han desviado de Sus leyes— a final de cuentas encontrarán el camino de regreso a estas leyes y, por ende, a un estado de dicha y perfección supremas. La ecuación debe equilibrarse al final. Debe suceder de una manera o de otra. Entender esto es quizás una de las mayores dificultades para la Humanidad. No obstante, trataré de darles una explicación, aunque me resulta difícil por tener que usar el habla humana, que representa un gran obstáculo para nosotros, los espíritus.
A primera vista, parece ser que cuanto más se alejan ustedes de Dios y sus leyes de perfección, más difícil les es regresar. En un sentido es así, pero sólo en un sentido. Podría decirles que la dificultad “técnica” aumenta, pues tienen que regresar paso a paso al estado de perfección que una vez poseían. Sin embargo, cuanto más alejados están de Dios, más infelices son; por lo tanto, con más seguridad regresarán finalmente a Dios a través de este mismo estado de infelicidad. En la violación de la ley y la experimentación de la infelicidad resultante reside el remedio mismo y la vía para aliviar esa infelicidad. Hacer eso es lo que realmente cuenta. Podrán comprender esta verdad únicamente si ven la vida y el mundo no sólo desde su perspectiva humana y presente, sino desde el punto de vista global de la Creación y la realidad absoluta. Todo esto representa un muy buen tema de meditación.
Piensen en las muchas personas que viven en un estado de contento mediocre sin problemas ni conflictos particulares, pero carentes de una felicidad real, personas que nunca se yerguen para buscar más sabiduría, verdad y realización profundas. No hacen nada para promover su progreso espiritual. Sin embargo, cuando experimentan una crisis o alguna infelicidad, eso se convierte en su punto de partida para tratar de alcanzar un grado más alto de conciencia y, por lo tanto, también de felicidad. Este ejemplo les hará más fácil entender que la infelicidad es el remedio. Es una motivación muy importante que la Humanidad no ha reconocido generalmente, con excepción de algunas grandes personas.
Mientras sean dependientes de sucesos externos sobre los cuales no tienen control, jamás conocerán la felicidad. Podrán sentir un contento temporal, pero constantemente tendrán miedo de perderlo porque no pueden controlar a otras personas y el poder que tienen sobre ustedes o sobre sus circunstancias. La única felicidad que es duradera y nadie les puede quitar, el único equilibrio seguro que pueden tener, llega cuando se desarrollan, cuando purifican y curan su alma de todas las corrientes enfermizas y equivocadas que se desvían de la ley divina. Entonces es cuando encuentran las causas internas a las que se deben sus penas y tribulaciones. Desafortunadamente, la mayor parte del tiempo no hacen eso, a menos que ocurran en su vida eventos desagradables.
Ahora bien, Dios no les envía estos sucesos desagradables deliberadamente. Debido a su desviación de la ley divina en un momento o en otro, ya sea en esta vida o en una anterior, ustedes han preparado las condiciones que entran en vigor en este mismo momento. No es en modo alguno necesario que sepan dónde y cómo vivieron en su vida pasada a fin de encontrar las raíces de su dificultad presente; ya que mientras una tendencia no haya sido purificada, existe en ustedes, y por ende la tienen a su alcance para reconocerla, si están dispuestos a hacerlo. Cuando ustedes conocen sus defectos y sus debilidades, es seguro que encuentren directa o indirectamente las raíces de todo lo que no les gusta de su vida actual. Si encuentran dónde se desvían de la ley divina, podrán iniciar un proceso de purificación y, en un camino largo y cuesta arriba, saldrán de toda la oscuridad en la que se han metido por elección; nadie más los puso allí.
Esto me lleva al tema de la dirección de la voluntad y la fuerza de voluntad: dónde emplear esta última y dónde no. Empecemos con la premisa de que desean sobre todas las cosas hacer la voluntad de Dios. Ya he hablado largamente de cómo descubrir cuál es la voluntad de Dios en cualquier circunstancia dada. Aparte de la fuerza de voluntad para tomar decisiones o emprender cierto camino en la vida, hay muchas corrientes internas y sutiles de la voluntad que hay que conocer y aprender a usar.
Es cierto, como sostienen muchas personas, que pueden lograr casi cualquier cosa mediante la fuerza de voluntad. Las fuerzas psíquicas interiores, una vez utilizadas, son mucho más potentes de lo que nadie se imagina actualmente; pero cuándo, cómo y en qué dirección es aconsejable usar estas fuerzas es otra cuestión. ¿Cuándo deben aceptar la voluntad de Dios y no ejercer presión en contra de ella? ¿Cuándo es correcto utilizar los poderes latentes? Muchas personas están confundidas y no conocen las posibilidades.
Así, el primer paso es descubrir si esta confusión existe en ustedes. Si existe, formulen sus pensamientos clara y concisamente. Háganse conscientes de lo que desean. Si tienen la duda de si lo que desean va de acuerdo con la voluntad de Dios, primero encuéntrenla de la manera en que siempre recomiendo, es decir, poniendo en formas-pensamiento claras y concisas lo que desean conseguir. Una vez que quede decidida esta cuestión dentro de ustedes, habrán ganado más paz interior. Cualquiera que haya logrado algo en esta vida, sea lo que sea, ha hecho esto. Las personas que no ponen a Dios sobre todo lo demás podrían lograr cosas que no corresponden a Su voluntad. Pero ustedes tienen siempre la oportunidad de descubrir la voluntad de Dios desde el principio.
Independientemente de que sus deseos tengan que ver con cosas terrenales que no se desvían de la ley divina o con su progreso espiritual y autopurificación, ustedes podrían usar su fuerza de voluntad con mayor frecuencia o con mayor fuerza. Algunos de mis amigos que desean seguir este Pathwork en un sentido general no han empleado todavía este poder interno cuando se topan con los muchos detalles específicos del viaje. Tienen ciertamente muchas dificultades que vencer en su propia personalidad, muchos defectos que conocer y desterrar, y muchas cosas que aprender. Todo esto podrían lograrlo más fácilmente si usaran el poder apropiado de la manera apropiada.
Ustedes pueden querer desde su intelecto y desde su alma. La fuerza de voluntad intelectual puede ser intensa, pero nunca tendrá el poderoso efecto de la fuerza de voluntad del alma. Pueden usar su fuerza de voluntad de dos formas muy definidas. Una crea una presión y tensión que les resta paz; los aleja del estado de desapego tan necesario para alcanzar la madurez espiritual y emocional. La otra fluye libre, intensa y vitalmente, y jamás les resta serenidad; opera en lo más profundo del ser, pero muy conscientemente; quiere de manera intensa pero paciente; los deja libres y desapegados, pero jamás pasivos y resignados. Una corriente de la voluntad viene de su Ser Superior, la otra de su Ser Inferior. Si quieren algo que va contra la ley y la voluntad divinas, ese algo jamás les dará paz. Sin embargo, también es posible que quieran algo que es completamente bueno para ustedes, pero que lo quieran de manera equivocada, y que por ello le mezclen corrientes o motivos equivocados.
Supongamos, por ejemplo, que en su profesión desean hacer las cosas lo mejor posible. Éste es ciertamente un deseo legítimo. No tener ningún deseo a este respecto estaría mal porque quedarían fuera su chispa y su vitalidad. Es peligroso no tener deseo alguno y estar demasiado desapegado, pues entonces podrían moverse lenta e inadvertidamente, y entrarían primero en un estado de resignación y luego en un estado en que no les importe nada ni estén completamente vivos. Aquí, como en todo lo demás, el punto medio correcto es muy difícil de alcanzar y mantener.
Pueden encontrar y adoptar el punto medio correcto entre extremos si meditan diariamente y examinan sus motivos internos con completa honestidad. ¿Desean hacer las cosas lo mejor posible porque buscan gratificar su vanidad? Su deseo de hacer las cosas lo mejor posible ¿está diluido por razones egoístas y vanas? Una vez que se hayan dado la respuesta a estas preguntas, podrán empezar a redirigir su motivación en conciencia y la fuerza de voluntad interior fluirá libremente. Una vez que sus motivos sean limpios, no tendrán remordimientos inconscientes ni subconscientes que obstruyan el libre flujo de su fuerza de voluntad. Cuanto más alto es su desarrollo, más fuertemente incapacita su subconsciente su fuerza de voluntad si su deseo no es limpio y correcto. Así, aquí de nuevo, el primer paso es hacer consciente lo que hasta ahora ha sido inconsciente dentro de ustedes. De esa manera pueden examinar dónde soltar y renunciar a su fuerza de voluntad, y dónde pueden y deben usar más de ella que en el pasado. Cuando se topan con una fuerte presión de su ego, deben aprender el desapego. Mirando una y otra vez el impulso de su ego, gradualmente aprenderán a soltarlo. Una vez que hayan separado estas dos tendencias en ustedes —la egoísta o vana de la que desea servir a otros en su profesión, cualquiera que ésta sea— podrán desarrollar la fuerza de voluntad en la dirección correcta, pues entonces estarán libres de todas las máscaras y los motivos equivocados.
Ustedes pueden entrenar su fuerza de voluntad para que fluya de su plexo solar y no de su cerebro. Existe una diferencia muy sutil e importante en esto. Sé que mientras no hayan experimentado esta diferencia hasta cierto grado, mis palabras serán solamente palabras para ustedes, quizás incluso palabras sin sentido. Sin embargo, pueden experimentar la diferencia si lo siguen intentando, y una vez que lo hayan experimentado, sabrán y entenderán muy bien lo que es querer desde el cerebro y querer desde el alma. Las dos tendencias suelen mezclarse; la tendencia impura diluye y echa a perder la tendencia limpia. Surge una confusión del alma porque no saben claramente cuál es cuál, o no saben siquiera que estas dos tendencias muy definidas y diferentes existen en ustedes. Sepárenlas. Después de hacer esta separación, suelten la voluntad del ego que actúa contra la ley divina. Sólo les traerá desarmonía. Revivan la chispa vital y revivan la fuerza de voluntad que está en lo más profundo de su alma, para que la voluntad limpia que no pone a su ego en el centro del mundo se imponga.
Sé, mis queridos amigos, que esto es verdaderamente difícil. Para algunos de ustedes estas palabras sonarán a griego, pero los que tienen una comprensión más profunda podrían entender un poco de lo que digo. Hay que trabajar para tener una comprensión real y profunda. Esto no puede hacerse escuchando una conferencia una sola vez. Esto jamás bastará. Lo que he descrito es una de las muchas claves de su liberación de la cárcel en la que ustedes mismos se han metido. Es un aflojamiento de las cadenas que se han puesto. Mientras no empiecen a liberarse de estas cadenas, se sentirán frustrados, infelices y descontentos con su vida. Empiecen a actuar ahora para que en cada corriente interna vayan de la mano de la ley divina y no contra ella. La ley divina comprende que no matarán, robarán ni cometerán crímenes o pecados reconocidos. Éstos son los casos más amplios y extremos. Pero ustedes, a quienes ya no se aplican estas leyes más extremas porque han vencido estas tendencias durante sus encarnaciones pasadas, deben empezar a aplicar la ley divina dentro de su alma, en sus tendencias internas, en sus corrientes del alma, en sus reacciones emocionales, y no sólo en sus actos externos. Cambiar sus pensamientos no basta. También deben cambiar sus sentimientos, y esto no lo pueden lograr a menos que se vean tal como son.
Y ahora, mis queridos amigos, estoy listo para sus preguntas. Antes de ocuparnos de las preguntas planeadas, ¿hay algunas relacionadas con este tema?
PREGUNTA: Pienso en todas esas personas que han hecho grandes carreras, por ejemplo, en el teatro y los negocios. Están llenas de su propio ego y no se desarrollan espiritualmente. ¿Puede hablar acerca de esto?
RESPUESTA: Una persona que fomenta una corriente equivocada, enfermiza o ignorante y que no cumple el destino que es la razón de su actual encarnación, podría aun así progresar espiritualmente en algunos aspectos de su personalidad, aunque quizás en un compartimento muy distinto de su alma. Tal vez esta persona supera otro defecto, aunque no haya vivido su vida de acuerdo al plan y fomente una corriente equivocada. Es posible que su vida no se desperdicie completamente desde el punto de vista espiritual.
PREGUNTA: ¿Qué quiere usted decir por plexo solar a diferencia del cerebro?
RESPUESTA: Un deseo puede proceder del intelecto o del cerebro, o de lo que algunas veces se denomina el alma. En la región del plexo solar, en la materia radiante no visible con el ojo humano, está el campo magnético espiritual, donde no sólo existen todas las emociones, sino que están marcados y profundamente inscritos todos los factores que tienen que ver con el ciclo entero de la existencia de un individuo. La trascendencia de las vidas anteriores, los méritos y los llamados pecados están contenidos en este campo, así como todo el libro de la vida. Los sentimientos, los deseos o los pensamientos proceden no sólo de la región del cerebro, sino también de esta parte. Muchas personas no han experimentado esto todavía. Cuando quieren algo, o cuando piensan o forman ideas, creen que esto sucede en el cerebro. Pero una vez que alcanzan cierta etapa de su desarrollo espiritual, sentirán que pueden desear y aun pensar en la región de su campo espiritual. Cuando los pensamientos proceden de allí, tienen una cualidad y un carácter muy distintos de los pensamientos que proceden del cerebro.
Lo mismo se aplica a la fuerza de voluntad. La voluntad que procede de la región del cerebro producirá tensión, a menos que la sustancie la voluntad que procede del campo espiritual o magnético. Desde luego, incluso una idea correcta puede echar raíces primero en el cerebro, pero mientras permanezca en esa región tan sólo jamás tendrá el poder para penetrar toda la personalidad humana. Desear o pensar desde el campo espiritual involucra al Ser Superior o chispa divina de la persona. Cualquiera que haya experimentado esto lo confirmará. Cualquiera que tenga un pensamiento, una idea o un deseo que proceda del campo espiritual se llenará completamente de felicidad y certidumbre. Esa persona sabrá sin sombra de duda que el pensamiento es verdadero y que la verdad habita el alma en ese momento.
La fe nunca puede proceder del cerebro. Si es sólo una cuestión de convicción intelectual, es una fe débil. Pero la fe que procede del campo espiritual y la chispa divina es la convicción y la experiencia de la verdad. Por lo tanto, las personas que no tienen fe están equivocadas cuando piensan que tener fe en algo es una cuestión de preferencia personal. La fe en su verdadero significado siempre es una certeza que se ha experimentado personalmente, aunque la experiencia no pueda transmitirse a otros que no hayan tenido aún esta experiencia. El hecho de que muchas personas tengan el tipo equivocado de fe no significa que la fe en el verdadero sentido no exista.
Del mismo modo, una persona emocionalmente inestable e inmadura puede tener deseos internos intensos e incluso compulsivos que pueden estar ya sea parcial o enteramente en el inconsciente. Estos deseos no proceden del cerebro, pero tampoco del campo espiritual. En el proceso de descubrir el inconsciente de la persona, no sólo se vuelven aparentes las corrientes equivocadas y retorcidas, junto con la ignorancia y la miopía, y no sólo se manifiestan los defectos y las debilidades que yo llamo el Ser Inferior. Uno también se encuentra con el Ser Superior. A veces está profundamente oculto, primero bajo máscaras protectoras de falsedad que no tienen nada que ver con la verdadera naturaleza de la persona, y después bajo el Ser Inferior. Por fin surge la parte del Ser Superior a la que hasta ahora no se le permitía funcionar. En este Ser Superior o chispa divina, que hasta cierto grado es libre en todos, reside la sabiduría, la verdad y el amor en un grado muy alto. Así que hay una diferencia muy importante entre pensar y desear en el cerebro y hacerlo en el centro espiritual. Este último tiene que cultivarse, desde luego, y no puede funcionar a menos que la persona pase por un riguroso proceso de desarrollo y autopurificación.
PREGUNTA: ¿Puede lograrse una cooperación entre su método y nuestra manera de practicar la psicoterapia?
RESPUESTA: ¡Claro que sí! Cualquier persona que esté realmente interesada y abierta puede lograr esto. Me dará mucho gusto darles las ideas y el sistema que empleo. Y me atrevo a decir que esto podría ser benéfico no sólo para ustedes, sino para cualquiera que esté interesado. En algún momento del futuro quizás tenga yo la oportunidad de trabajar con un grupo de psiquiatras, psicólogos y terapeutas. Podríamos organizar un curso en el futuro. Tal vez te preguntes si va a ser posible que un médico humano, que no puede ver el alma como lo hace un espíritu, emplee ese sistema. Ciertamente, el hecho de que podamos ver a través de una persona ayuda tremendamente y abrevia el camino al éxito. Pero de todas maneras, los seres humanos también pueden usar este sistema, y no hay duda de que los médicos humanos que lo empleen tendrán considerablemente más éxito y lograrán mejores resultados.
PREGUNTA: Pregunté la vez pasada qué diferencia había entre el misticismo y el ocultismo, y entre la magia negra y la blanca, pero no hubo tiempo para la respuesta. ¿Me lo puede decir hoy?
RESPUESTA: Bueno, todos saben muy bien la diferencia que existe entre la magia negra y la magia blanca, estoy seguro. Así que daré respuesta a la pregunta sobre la diferencia entre el misticismo y la magia. Nosotros no tenemos estas palabras o términos exactos, pero sé lo que me quieres decir. Incluso entre los seres humanos existe confusión con respecto a estos términos. Una persona puede tener una idea muy diferente del significado de estas palabras que otra. Por lo tanto, usar estas palabras puede llevar a malentendidos.
El verdadero significado del misticismo es alcanzar y experimentar a Dios en la medida de lo posible para un ser encarnado. El camino místico, por lo tanto, significa una purificación total, el objetivo es completa y únicamente Dios, hacer Su voluntad y experimentarlo. Pero el verdadero místico ni siquiera querrá tener ésta, la más elevada de todas las experiencias, como objetivo último porque éste sería un objetivo egoísta, y el egoísmo es diametralmente opuesto al misticismo. Por lo tanto, a nuestros ojos, el objetivo del verdadero místico es el servicio. Alcanzar la perfección y llegar a ese estado de felicidad en que pueden servir mejor a sus congéneres es el objetivo. Y sólo una persona muy sana, muy integrada y muy armoniosa, una persona muy feliz, puede realmente dar, amar y ayudar. Así pues, el objetivo del místico es Dios, no porque la unión con Dios signifique una felicidad inexpresable y una dicha suprema e inimaginable —aunque éste es un derivado maravilloso, por decirlo así—, sino porque el servicio a Dios a través del servicio a los congéneres cumple de la manera más completa con la voluntad de Dios en cada partícula de vida. La magia solamente explora las fuerzas psíquicas. El objetivo del mago, incluso del mago blanco, es la exploración y el uso de ciertas fuerzas psíquicas. Es cierto, la magia blanca usa estas fuerzas con un buen propósito. Pero la magia no va más allá del control de las fuerzas psíquicas. El místico, en su camino a alcanzar su objetivo último, también se encontrará con algunas de las mismas fuerzas psíquicas y puede incluso usarlas ocasionalmente, pero su objetivo siempre permanecerá claro en su mente. El místico no se apartará de su propósito por la fascinación de la magia, que representa una gran tentación y el grave peligro de que pierda el camino o emplee mal los poderes que ha aprendido a usar. No se dejará engañar por experiencias revolucionarias a menudo pasmosas. Muchas personas han emprendido el camino místico sólo para abandonarlo porque quedaron demasiado impresionadas por las fuerzas mágicas que, en un punto u otro de este camino, se pusieron a su alcance.
PREGUNTA: ¿Y el ocultismo?
RESPUESTA: La palabra “oculto” se refiere sólo a cosas que no conoces bien todavía o que no se han probado científicamente, o donde todavía hay una cortina entre tu mundo y el nuestro. Hace veinte años la energía atómica era oculta.
PREGUNTA: ¿Cuál es el estado de éxtasis?
RESPUESTA: En el estado de éxtasis la persona experimenta fuerzas divinas, seres divinos o incluso a Dios. Esto no puede suceder muy fácilmente. Pero cuando las personas trabajan en el camino místico, llega el tiempo en que esto también debe de ocurrir.
PREGUNTA: ¿Puede ser inducido por drogas?
RESPUESTA: No de esa manera, eso es un éxtasis falso. Tú tienes ciertos “éxtasis” pequeños e insignificantes en tu mundo. Puedes llamar experiencia extática a comer una buena comida o a beber un buen vino, o cuando disfrutas de cualquier cosa. Es sólo cuestión de grado. El éxtasis en ese sentido nunca puede ser inducido por medios artificiales. Y sólo una persona que lo ha experimentado puede confirmar la vasta y enorme diferencia entre el éxtasis de experimentar a Dios y cualquier otra cosa en la Tierra o el Cielo. Este éxtasis no tiene nada que ver con la imaginación o el subconsciente, ni puede ser reproducido por medios artificiales. Eso sería completamente insensato, ilógico y contra cualquier ley del universo. Sólo puedes tener sustitutos pobres, muy pobres. Únicamente mediante el esfuerzo, el desarrollo y la purificación puede ocurrir el verdadero éxtasis. Cuando tu Ser Superior se libera de las capas de tu Ser Inferior, brilla a un grado tan alto que puede unirse con las fuerzas de Dios; así se prepara en calidad para el influjo de las corrientes divinas. Entonces puede ocurrir el verdadero éxtasis, no de otro modo.
PREGUNTA: ¿No es prueba del verdadero éxtasis un mejoramiento constante y permanente del extático?
RESPUESTA: ¡Claro que sí! Pero este mejoramiento permanente empieza con frecuencia mucho antes de que se alcance el éxtasis. Cualquiera que recorra seriamente el Pathwork de purificación y perfección, después de un tiempo comparativamente corto, corto incluso de acuerdo con los cálculos humanos, debe llegar al punto en que sienta este mejoramiento. Esto sucede primero en el estado de ánimo, más tarde también en todas las manifestaciones externas, permanente y definitivamente, pese a ciertos tropiezos ocasionales y pruebas que son inevitables al principio. En general, debe notarse un mejoramiento constante, permanente y muy real mucho antes de alcanzar un estado de éxtasis e incluso antes de la exploración de las fuerzas psíquicas.
PREGUNTA: Me gustaría saber si las personas que se han ido al más allá siguen teniendo sentimientos de amor por sus hijos o parientes.
RESPUESTA: Esta no es una pregunta que se pueda responder con un “sí” o un “no”. Mucho depende del individuo. No se puede generalizar. Hay algunos espíritus que, con la condición de que haya habido amor durante su vida, se sienten unidos a sus parientes durante mucho tiempo. Pero éste no es necesariamente un estado muy bueno. Cuanto más progrese el desarrollo espiritual, más aprenderá el ser a desapegarse de sus parientes y de sus viejos vínculos. Eso no significa que su amor cese, pero el crecimiento espiritual significa que, gradualmente, todas las criaturas son incluidas en el amor de uno, no sólo las cercanas y queridas. El bebé espiritual tiene que aprender a amar poco a poco. Cuanto más avance el crecimiento, más seres pueden ser incluidos en ese amor. Amar a más personas de la manera correcta no disminuye el amor que uno siente por unos cuantos. Y luego debes considerar también otra cosa: Cuando regreses al mundo espiritual, te encontrarás primero que nada a todos tus seres queridos de esta vida. Y, de acuerdo con tu propia voluntad y deseo, permanecerás en el estado en el que te encontrabas en el momento de tu llamada muerte. Pero cuando empieces a desarrollarte más, conocerás a muchos otros espíritus, algunos de los cuales reconocerás como seres muy cercanos en vidas anteriores, o en vidas en diferentes planos, no sólo en el plano terrenal. Allí redescubrirás contactos, seres amados, viejos amigos. Y cuando la reencarnación ya no sea necesaria, el amor que hoy sólo puedes dar a algunas personas podrás darlo a todas las criaturas. Así pues, algunas personas fallecidas todavía se sienten muy unidas a sus parientes de la última vida. Otras también tienen este amor, pero ya no están unidas por él. Pasan a realizar otras tareas. Y éste es un estado infinitamente mejor.
PREGUNTA: Me gustaría saber si los espíritus del mundo espiritual siguen atados a su país y sus nombres.
RESPUESTA: La misma respuesta a la pregunta anterior se aplica aquí. Depende mucho del individuo. Desde luego, los espíritus atados a la Tierra, o los espíritus que no están aún muy desarrollados, suelen aferrarse a sus lazos terrenales pasados, ya sea que estos lazos tengan que ver con un patriotismo fanático, un orgullo familiar, una profesión o cualquier otra cosa. No debes imaginar que cuando mueres tu estado de ser será completamente diferente sólo porque dejaste tu cáscara atrás. Toda tu personalidad, tu manera de pensar, de sentir, y tus opiniones si están muy arraigadas, tus idiosincrasias y tus fijaciones, todo esto no es parte de tu cuerpo; es parte, sin embargo, de tus cuerpos sutiles que siguen viviendo. Y cualquiera que sea tu personalidad hoy, así será después de tu muerte. De tal suerte, cuando una persona muere con un sentimiento fanático de patriotismo, no va a sentir nada diferente después de la muerte, y de este modo puede estar atada. Pero si la persona ha empezado a desapegarse y adopta una visión más amplia de las cosas, podrá progresar espiritualmente mucho mejor una vez que esté en el más allá. Puede ser guiada más fácilmente y vivir así una vida más agradable. Si mueres, por ejemplo, en un estado de miedo, estarás en ese mismo estado después. Si mueres en un estado de serenidad, estarás sereno después. Comoquiera que te encuentres en el momento de tu muerte, eso sentirás, experimentarás y vivirás después, y éste será tu mundo porque tus pensamientos, opiniones, sentimientos y actitudes crean el mundo que te rodea. Podría decir que es un mundo psicológico, lo que no significa que sea un mundo de fantasía. Es real. Para ti, las ideas abstractas carecen de forma. En el mundo espiritual todas las ideas abstractas tienen forma y sustancia. Así es como los individuos construyen sus mundos con sus personalidades.
PREGUNTA: Me gustaría saber si eso se aplicaría a una persona que es un genio, pero que nace... digamos, por ejemplo, el hombre que inventó el Sputnik. Quiero decir, para una causa que puede no ser buena.
RESPUESTA: Se aplica a cualquiera, querido mío. Si un genio inventa algo grande y lo usa con un propósito malo, ese es otro tema que se tomará en consideración a final de cuentas. Sus motivos reales y más internos quedarán al desnudo; no existirán pretextos ni falsas justificaciones. Será juzgado de una manera mucho más puntual y profunda de lo que ustedes, los humanos, jamás serían capaces. Pero hablábamos ahora del estado de ser después de la muerte. Esto se aplica aquí también, naturalmente, como se aplica a todo el mundo. En ese caso, la persona podría haberse convencido de que tenía motivos diferentes de los que realmente lo guiaron. Esta falsedad también creará una forma correspondiente. Pero qué y cuándo y cómo será juzgada una persona en el más allá es imposible que los seres humanos lo determinen. A veces podrían tener una idea vaga, pero incluso entonces es imposible que sepan qué factores intervienen en estas consideraciones. No pueden asomarse realmente al alma de una persona. No conocen su desarrollo global, sus vidas pasadas, sus obstáculos internos y externos presentes, sus méritos, etc. Sólo ven una parte muy pequeña de una persona; todo el resto de la historia está oculto para ustedes.
PREGUNTA: ¿Una persona que esté apegada a su país puede regresar al mismo país?
RESPUESTA: ¿Quieres decir como espíritu, o en la siguiente encarnación? [Las dos cosas.] Eso depende. Como espíritu, podría hacerlo. Si es un espíritu atado a la Tierra o no organizado, por así decirlo, si no pertenece al mundo divino, puede tener en cierto grado la libertad de ir adonde le plazca, y puede entonces escoger el lugar al que está atado. Lo que sea más fuerte en él determinará su destino en el más allá. Si su amor a Dios es más fuerte que todo lo demás, a través de este amor podría superar su atadura a su país. Pero si su amor a su país es más fuerte, esto determinará su destino. También habrá casos en que, por algunas razones, esta libertad de movimiento no pueda darse. Es muy complicado explicar esto ahora. Si un espíritu se encuentra de regreso en su viejo país, nuevamente dependerá de su actitud cuánto tiempo se quedará allí. Cuando cambie su actitud, podrá pasar a cosas mejores. Desde luego, es una cuestión distinta si un espíritu que pertenece al orden de las fuerzas divinas tiene una tarea que cumplir en relación con un pueblo o un país. Pero si un espíritu está tan apegado que va allí por su cuenta, no será muy feliz. En lo que se refiere a la reencarnación, es muy poco probable que un espíritu reencarne en el mismo país. Esto puede ocurrir ocasionalmente si existen buenas razones para ello. Pero precisamente en un caso así, hay más razones para que esta persona viva en otra parte, quizás en el país que odió más en su última vida. El motivo del ciclo de la reencarnación es el desarrollo espiritual y la perfección, y donde esto falta todavía, debe tener lugar una armonización a través de experiencias variadas.
Sean benditos, queridos míos, estén con Dios.
Dictada el 6 de diciembre de 1957.