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Pathwork

Conferencias del Guía

Conferencia 53. La imagen de Dios

Saludos. Les traigo bendiciones en el nombre de Dios. Bendita sea esta hora, mis queridísimos amigos.

Dice en la Biblia que no deben crear una imagen de Dios. La mayoría de las personas creen que esta prohibición significa que no deben hacer un dibujo ni una estatua de Dios. Pero éste no es en modo alguno todo el sentido de la frase. Si piensan un poco más profundamente en esta sentencia, llegarán a la conclusión de que esto no puede ser todo lo que implica este mandamiento. Ahora ya deben percibir que esto se refiere a la imagen interior. Todavía están tan involucrados en sus propias conclusiones equivocadas y sus impresiones irracionales que sin duda tienen una imagen interior de Dios, así como de todos los demás temas que son importantes en su vida.

Los niños experimentan su primer conflicto con la autoridad a una edad temprana. He hablado largamente de esto. También aprenden que Dios es la máxima autoridad. Por lo tanto, no es sorprendente que los niños proyecten sus experiencias subjetivas con la autoridad en sus ideas acerca de Dios. Se forma una imagen, y cualquiera que sea la relación del niño, y más tarde del adulto, con la autoridad, su actitud hacia Dios muy probablemente estará matizada e influida por ella.

Los niños experimentan todos los tipos de autoridad. Cuando se les prohíbe que hagan lo que más les gusta, experimentan a la autoridad como hostil. Cuando la autoridad paterna o materna complace a un niño, la autoridad se sentirá como benigna. Cuando predomina un tipo de autoridad en la niñez, la reacción a ella se convertirá en la actitud inconsciente hacia Dios. Sin embargo, en muchos casos, los niños experimentan una mezcla de ambas reacciones. Entonces la combinación de estos dos tipos de autoridad formará su imagen de Dios. En el grado en que un niño experimente miedo y frustración, en ese mismo grado sentirá inconscientemente miedo y frustración hacia Dios. Entonces creerá que Dios es castigador y severo, a menudo incluso una fuerza injusta con la que tiene que contender. Sé, amigos míos, que no piensan conscientemente que así sea. Pero en el Pathwork se les pide que encuentren las reacciones emocionales que no corresponden para nada a sus conceptos conscientes. Cuanto menos coincide el concepto inconsciente con el consciente, más grande es el impacto cuando uno se da cuenta de la discrepancia.

Prácticamente todo lo que el niño más disfruta está prohibido. Lo que brinda más placer está prohibido, generalmente por el bienestar del niño, pero él no entiende esto. Los padres también pueden prohibir el placer por ignorancia y miedo. Así se queda impreso en la mente del niño que por todo lo que es más placentero en el mundo uno está sujeto a un castigo de Dios; la autoridad más alta y severa.

Además, seguramente se toparán con la injusticia humana en el curso de su vida, tanto en la niñez como en la edad adulta. Si estas injusticias son perpetradas por personas que representan a la autoridad—y que, por lo tanto, se asocian inconscientemente con Dios—su creencia inconsciente en la severa injusticia de Dios se ve fortalecida. Estas experiencias también intensifican su miedo a Dios. Todo esto forma una imagen que, si se le analiza adecuadamente, convierte a Dios en un monstruo. Este dios, que vive en su mente inconsciente, se parece en realidad más a Satanás.

Tienen que encontrar en su trabajo o en ustedes mismos cuánto de esto es cierto para ustedes personalmente. ¿Está su alma impregnada de conceptos equivocados como éstos? Cuando un ser humano en crecimiento se vuelve consciente de esta impresión, con frecuencia no entiende que este concepto de Dios es falso y que Dios no es lo que se experimenta en la psique. Entonces la persona se aleja de Dios por completo, pues no quiere nada con el monstruo que descubrió merodeando en su mente. Esta, por cierto, suele ser la verdadera razón del ateísmo de alguien. El alejamiento es tan erróneo como el extremo opuesto de temer a un dios que es severo, injusto, mojigato, hipócrita y cruel. La persona que inconscientemente mantiene una imagen de Dios distorsionada teme con razón a esta deidad y recurre a la adulación para conseguir favores. Aquí tienen ustedes un buen ejemplo de los dos extremos opuestos, los cuales carecen de verdad en la misma medida.

Examinemos ahora el caso en que un niño experimenta la autoridad benigna en un grado mayor que el miedo y la frustración. Supongamos que unos padres consentidores y muy complacientes satisfacen hasta el último capricho del niño. No le inculcan un sentido de responsabilidad, de manera que él se sale con la suya en prácticamente todo. La imagen de Dios que resulta de una situación así está, a primera vista, más cerca del verdadero concepto de Dios: indulgente, “bueno”, amoroso, comprensivo. Esto hace que la personalidad crea inconscientemente que puede salirse con la suya en todo ante los ojos de Dios, que puede engañar a la vida y que puede evitar la autorresponsabilidad. Para empezar, este niño conocerá poco el miedo. Pero como no se puede engañar a la vida, no se puede engañar al propio plan de vida, esta actitud equivocada producirá conflictos y, por lo tanto, generará miedo debido a una reacción en cadena de pensamientos, sentimientos y actos equivocados. Surgirá una confusión interna, ya que la vida como es en realidad no corresponde a la imagen ni al concepto inconscientes de un Dios indulgente.

En la misma alma pueden existir muchas subdivisiones y combinaciones de estas dos categorías principales. La imagen depende no sólo del tipo específico de autoridad predominante que se experimenta en la infancia, sino también de las características que la entidad ha traído a esta vida. Cuanto más se ha desarrollado la entidad en encarnaciones anteriores en esta área, menos influirá el ambiente en la psique.

Otros factores también desempeñan un papel. Por ejemplo, cuando la autoridad hostil en la persona de un padre o una madre dominante es el factor que más pesa, la atmósfera del hogar del niño está llena de miedo a este padre. El otro progenitor puede puede ser complaciente y permisivo. Aunque esta influencia es más débil exteriormente, puede producir una impresión interna mucho más fuerte en el alma, y la imagen resultante podría reflejar eso. Lo mismo puede decirse del caso contrario. Aunque la severidad, la injusticia y el miedo puedan haberse manifestado como los elementos más débiles durante la niñez, la impresión en el alma individual podría ser mucho más fuerte y crear, por ende, una imagen mucho más poderosa.

En la mayor parte de los casos pueden encontrarse ambas corrientes. Cómo, de qué manera y por qué, cuál fue y es la actitud hacia el padre individual o el sustituto del padre: todo esto tiene que descubrirse e investigarse en el trabajo de imágenes. Pero tengan presente, amigos míos, que deben buscarse ambas alternativas, aun si una parece más fuerte para empezar. La imagen de un Dios consentidor e indulgente no se agrega simplemente a la imagen de un monstruo, sino que suele ser una reacción y una compensación por el concepto falso. La personalidad puede debatirse entre estos dos conceptos, tratando inconscientemente de averiguar cuál es el correcto, sin ganar jamás la batalla porque ambos son falsos. En la vida de todo niño se experimentan ambos tipos de autoridad, sin importar que uno se manifieste más fuertemente. Ustedes pueden tener un padre indulgente y uno severo. O podrían tener incluso dos padres indulgentes, pero un maestro severo les infunde miedo y tiene una influencia más grande sobre su crecimiento interior de lo que se imaginan. O puede ser otro pariente o un hermano. Nunca es sólo un tipo de autoridad.

Es muy importante, amigos míos, que descubran cuál es su imagen de Dios. Esta imagen es básica y determina todas las demás actitudes, imágenes y pautas a lo largo de su vida. Todos deberían examinar esta actitud, que puede estar profundamente oculta dentro de ustedes. No se dejen engañar por sus convicciones conscientes. Mejor traten de examinar y analizar sus reacciones emocionales ante la autoridad, ante sus padres, ante sus miedos y expectativas. A partir de estas reacciones gradualmente descubrirán lo que sienten acerca de Dios, más que lo que piensan. Su imagen de Dios refleja toda la escala entre los dos polos opuestos, desde la desesperanza y la desesperación—al creer que el universo es injusto—hasta la autoindulgencia, el rechazo de la autorresponsabilidad y la expectativa de que Dios los consentirá y los mimará.

Ahora surge la cuestión de cómo disolver esta imagen. ¿Cómo se disuelve cualquier imagen? Primero tienen que volverse plenamente conscientes del concepto equivocado. Esto no se logra tan fácil ni tan rápidamente como parecería. Aunque pueden estar conscientes de la imagen en cierto grado, de ningún modo reconocen todas sus implicaciones, efectos e influencias en su personalidad. Pueden no haber reconocido su importancia en todos los niveles de su ser. Éste debe ser siempre el primer paso. Muchas veces pueden estar conscientes de una imagen, pero quizás ni siquiera se dan cuenta de que es falsa. Incluso en su percepción intelectual están convencidos en parte de que la conclusión de la imagen es correcta. Mientras esto es así, no pueden liberarse de las cadenas esclavizantes de la creencia falsa. Así que el segundo paso es poner orden en sus ideas intelectuales. Es muy importante entender que la formación adecuada de un concepto intelectual nunca debe superimponerse al concepto emocional falso que aún perdura. Esto sólo provocaría una supresión. Por otra parte, no deben permitir que las conclusiones e imágenes equivocadas, que surgen a la superficie debido al trabajo que han hecho hasta ahora, los hagan creer que son verdaderas. De una manera sutil, así ocurre algunas veces. Dense cuenta de que las ideas y los conceptos equivocados que han suprimido hasta ahora tienen que volverse claramente conscientes; traten de hacerlos conscientes en su conciencia superficial, pero entiendan que son falsos. Formulen el concepto correcto. Luego comparen los dos. Tienen que revisar constantemente cuánto se desvían emocionalmente todavía del concepto intelectual correcto.

Hagan esto calladamente, sin prisa interior ni odio hacia ustedes porque sus emociones no corren al parejo de sus pensamientos tan rápidamente como querrían. Entiendan que sus emociones necesitan tiempo para ajustarse, y hagan todo lo que está en su mano para darles la oportunidad de crecer. Lograrán esto de la mejor manera mediante la observación y la comparación constantes del concepto equivocado con el correcto. Observen también su resistencia al cambio y al crecimiento. El Ser Inferior de la personalidad humana es muy astuto. Dense cuenta de esto.

Como ya lo he dicho, algunos conceptos son fáciles de formular. Son obvios. Sólo se necesita pensar un poco en ellos. A las emociones, que se resisten, no les importa si el concepto apropiado es obvio o no. En cualquier caso, encontrarán maneras y medios de tratar de evitar un cambio de actitud interior. Pero en lo que se refiere a su comprensión intelectual, deben ustedes distinguir entre dos tipos de conceptos: los que son obvios si piensan en ellos, y los que requieren un desarrollo desde dentro; una iluminación interior que tiene que ganarse a fin de formular el concepto apropiado, incluso en su intelecto, para empezar. Es importante que oren para tener este reconocimiento. Cuando oren, observen con cuánta sinceridad desean la respuesta. Tal vez oren diligentemente para poder reconocer sus conceptos equivocados, pero dentro hay un bloque de resistencia que pueden sentir si lo buscan. Entonces, por lo menos, sabrán que ustedes mismos obstruyen la luz y la libertad, no Dios. Entonces pueden empezar a discutir con esa parte de ustedes que insiste en ser infantil e irrazonable.

En lo que se refiere al concepto apropiado de Dios, ésta es sin duda una de las conciencias más difíciles de adquirir… ¡porque es la más preciosa! Cualquiera que sea su imagen a este respecto, aquí es donde tienen que empezar. Si están convencidos de la injusticia, de manera que no pueden ver ni siquiera objetivamente que esta convicción está equivocada, el remedio es encontrar en su propia vida cómo han causado eventos que parecen enteramente injustos. Cuanto mejor entiendan la fuerza magnética de las imágenes y la poderosa fuerza de todas la corrientes psicológicas e inconscientes, mejor entenderán y experimentarán la verdad de estas enseñanzas, y más profundamente se convencerán de que no hay injusticia. Encuentren la causa y el efecto de sus acciones internas y externas.

A los humanos les gusta concentrarse excesivamente en la aparente injusticia que se ha cometido con ellos. Se concentran en lo equivocados que están otros. Esto debe y puede reconocerse. Pero traten de encontrar su parte. Si dedican la mitad del esfuerzo que generalmente hacen cuando encuentran los defectos de otros a reconocer los suyos propios, verán la conexión de su propia ley de causa y efecto. Esto por sí solo los hará libres, les mostrará que no hay injusticias. Verán que no es Dios, ni la mala suerte, ni un orden mundial injusto donde tienen que sufrir las consecuencias de las faltas de otras personas, sino su ignorancia, su miedo, su orgullo, su egotismo lo que directa o indirectamente causó lo que parecía, hasta ahora, sucederles a ustedes sin que lo atrajeran. Encuentren ese eslabón oculto y llegarán a ver la verdad. Se darán cuenta de que nunca son víctimas de las circunstancias y de las imperfecciones de otras personas, sino, en realidad, los dueños de su destino. Entenderán profundamente, no sólo en teoría, sino en la práctica, que todo lo que les ocurre es resultado directo o indirecto de sus actitudes, sus obras, sus pensamientos y sus emociones. En lo que concierne a estas últimas, son las más poderosas de todo, y esto lo pasan por alto constantemente incluso mis amigos que han aprendido, y a veces experimentado, esta verdad. Su propio inconsciente afecta el inconsciente de la otra persona. Esta verdad es quizás la más pertinente al descubrimiento de cómo atraen todos los acontecimientos de su vida, buenos o malos, favorables o desfavorables.

Una vez que experimenten esto podrán disolver su imagen de Dios, ya sea que teman a Dios porque creen en la injusticia y tienen miedo de ser víctima de circunstancias sobre las que no tienen ningún control, o que rechacen la autorresponsabilidad y esperen que un dios indulgente y consentidor les arregle la vida, tome decisiones por ustedes y les evite sufrimientos autoinfligidos. Entender cómo causan los efectos de su vida disolverá cualquiera de las dos imágenes de Dios. Éste es uno de los principales puntos de quiebre.

Uno de sus impedimentos es su sentimiento de culpa, o, más bien, su actitud equivocada hacia la culpa. Para entender eso, sería aconsejable que releyeran mi conferencia sobre el tema de los sentimientos de culpa justificados e injustificados, y la actitud correcta hacia los defectos. Si sus faltas los deprimen tan profundamente que tienen miedo de enfrentarlas, entonces esta actitud equivocada tiene que trabajarse primero, porque les impide salir de su propio círculo vicioso. Cuanto más culpables se sientan por posibles acciones incorrectas que tal vez tengan que enfrentar, más se escapan de la realidad y por lo tanto infligen un daño a su alma. La actitud apropiada y constructiva hacia sus propios defectos es la clave para la disolución de éste y de todos los demás círculos viciosos en los que puedan estar atrapados. Entiendan que no cometen ninguna de sus faltas por maldad; ni porque le desean el mal a otras personas. Todas las faltas, todos los tipos de egoísmo, no son más que un malentendido y una conclusión equivocada en sí misma. Su miedo suele paralizarlos tanto que sus facultades no pueden funcionar adecuadamente. Como resultado, sus errores de juicio, de acción y de reacción producen efectos en su vida que ya no conectan con el origen de su miedo. Mientras eviten hacer frente a sus reacciones erróneas, debido a una actitud incorrecta hacia sus defectos, no podrán encontrar el punto de quiebre, el único que los hará ver que no son víctimas; que tienen poder sobre su vida; que son libres; ¡y que las leyes de Dios son infinitamente buenas, sabias, amorosas y seguras! Las leyes de Dios no los conviertenen marionetas; los hacen completamente libres e independientes.

A fin de ayudarles a encontrar el concepto correcto de Dios, trataré de hablar sobre Él. Pero recuerden que todas las palabras, en el mejor de los casos, sólo pueden ser un pequeño punto del cual partir para que cultiven su propio reconocimiento. Las palabras siempre son insuficientes. Y lo son mucho más cuando tienen que ver con Dios, que es inexplicable, que es todas las cosas, que no puede limitarse con palabras. ¿Cómo pueden bastar su percepción y su capacidad de entender para sentir la grandeza del Creador? Hasta la más pequeña desviación y obstrucción interna es un obstáculo para la comprensión. Tenemos que ocuparnos de la eliminación de estos obstáculos, paso a paso, piedra por piedra, ya que sólo entonces vislumbrarán la luz y sentirán la dicha infinita.

Un obstáculo es que, pese a las enseñanzas que han recibido de varias fuentes, todavía piensan inconscientemente en Dios como una persona que actúa, escoge, decide y dispone arbitrariamente y a voluntad. Encima de esto, sobreponen la idea de que todo esto debe ser justo. Pero aunque incluyen la palabra “justicia”, esta idea es falsa, pues Dios es. Hizo sus leyes de una vez para todas, y éstas operan automáticamente. En lo emocional, de alguna manera están atados a un concepto equivocado, y éste se interpone en su camino. Mientras esté presente, el concepto real y verdadero no puede llenar su ser.

Dios es, entre muchas otras cosas, vida y fuerza vital. Piensen en esta fuerza vital como piensan en una corriente eléctrica, dotada de inteligencia suprema. Esta “corriente eléctrica” está allí, en ustedes, alrededor de ustedes, fuera de ustedes. A ustedes corresponde decidir cómo la usan. Pueden usar esta electricidad con propósitos constructivos, incluso para la sanación, o la pueden usar para matar. Eso no vuelve buena o mala a la corriente eléctrica. Ustedes la vuelven buena o mala. Esta corriente de energía es un aspecto importante de Dios ahí donde los toca más. Esto puede llevarlos a pensar que Dios es enteramente impersonal y que, por lo tanto, hay que temerlo aún más. Puede contradecir la idea de Su amor infinito. Ninguna de las dos cosas es cierta. Dios, por ser todo, es personal también si elige serlo, pero Su aspecto personal no tiene ninguna relación con la cuestión que examinamos ahora ni con uno de los aspectos más importantes de la vida personal de ustedes. Su amor no sólo es personal en Dios manifiesto, sino también en Sus leyes, en el ser de las leyes. El amor aparentemente impersonal de las leyes que son—¡entiendan lo que está implícito en las palabras que son!—se revela claramente en el hecho de que se hicieron de manera tal que finalmente los llevarán a la luz y la dicha, no importa cuánto se desvíen de ellas. Cuanto más se desvían de las leyes, más se acercan a ellas a través del sufrimiento que esa desviación inflige. Este sufrimiento hará que den la vuelta en un momento u otro. Algunos más temprano, otros más tarde, pero todos deben llegar finalmente al punto en que se percaten de que ellos mismos determinan su sufrimiento o su dicha. Éste es el amor en la ley, como lo es el hecho de que la desviación de ella es la medicina misma que cura el dolor causado por la desviación y, por lo tanto, los acerca más al objetivo. El amor de la ley—y por lo tanto de Dios—también está contenido en el hecho de que Dios les permite desviarse si así lo desean; que están hechos a semejanza suya, lo que significa que son completamente libres de escoger lo que deseen. No se les obliga a vivir en la dicha y la luz. Pueden hacerlo si quieren. Todo esto significa el amor de Dios. No es fácil entender esto, pero aquellos que tengan dificultades para entenderlo verán un día la verdad de estas palabras.

Cuando tengan dificultades para entender la justicia del universo y su autorresponsabilidad en su propia vida, no piensen en Dios como “Él”, aunque, desde luego, Dios puede manifestarse como persona también, ya que Él puede hacer cualquier cosa y lo es todo. Más bien, piensen en Dios como el Gran Poder Creativo que está a su disposición. Por lo tanto, no es Dios el que es injusto, como puede creerlo su subconsciente, sino el uso equivocado que le dan a la poderosa corriente que tienen a su disposición. Si parten de esta premisa y meditan en ella, y si de ahora en adelante tratan de encontrar dónde y cómo han abusado en su ignorancia de la corriente de energía que está en ustedes, Dios les dará la respuesta. Les prometo esto. Si buscan sinceramente la respuesta, y si tienen el valor de enfrentarse a ella sin el tipo incorrecto de sentimientos de culpa—y todos deberían poder hacer eso ya—llegarán a entender la causa y el efecto en su vida; llegarán a entender lo que los llevó a creer—tal vez inconscientemente, pero por eso mismo con mayor fuerza—que el mundo de Dios es cruel e injusto, un mundo en el que las cosas son muy difíciles, en el que tienen que sentirse asustados y desesperanzados, un universo en el que la gracia de Dios les llega sólo a algunos seres elegidos, pero de la que ustedes están excluidos. Sólo entender la ley de causa y efecto los puede liberar de esta visión falaz de Dios que distorsiona su alma y su vida.

Ya sé que no piensan todo esto. Pero muchos de ustedes lo sienten profundamente oculto en su subconsciente. Traten de encontrar esa parte de ustedes que sí lo cree, independientemente de su sincero y simultáneo amor a Dios. Descubran si temen a Dios más de lo que lo aman. Si es así, pueden estar seguros de que esta imagen de Dios existe en ustedes y de que viven en la distorsión y la ilusión, ya que todas las imágenes son sólo eso. Enumeren las injusticias de su propia vida, pero no examinen la vida de otros, ni las condiciones generales, pues ahí no podrán encontrar la respuesta. Luego traten de encontrar dónde han abusado de la corriente de energía y conecten estos casos con las injusticias de las que se quejan. Si no lo pueden hacer de inmediato, yo les ayudaré, y si trabajan más encontrarán las conexiones con bastante claridad, con la condición de que verdaderamente deseen conocer las respuestas. No tienen idea de lo que este descubrimiento significará para ustedes. Cuanto mayor sea la resistencia al descubrimiento, mayor será la victoria. No tienen el menor indicio de lo libres que los hará, de lo seguros que se sentirán. Entenderán completamente la maravilla de la creación de estas leyes que les permiten, con la corriente de energía de la vida, hacer lo que les plazca para crear su propia vida. Esto les dará confianza y el conocimiento profundo y absoluto de que no tienen nada que temer.

Hay un tipo de personalidad tan negativo a este respecto—aunque tal vez sólo en el subconsciente—que está profundamente convencido de la futilidad de la propia vida, y de que la fuerza vital disponible sólo puede operar de manera negativa. Esto puede parecer una paradoja, amigos míos, pero no lo es. La fuerza vital es energía. Y en un problema de personalidad de este tipo, la energía se usa sólo negativamente. Eso significa, por ejemplo, que la persona se muestra más viva en las situaciones negativas; en situaciones de pelea, descontento, lucha y desarmonía de cualquier tipo. Entonces algo vibra por dentro. Empero, cuando todo transcurre sin complicaciones, aunque una parte de la personalidad lo disfrute—por lo general el lado consciente—otra parte se siente desalentada y sin vida. Esto indica que la distorsión acerca de Dios ha progresado a un grado considerable. En un grado más pequeño, la mayoría de las personas tienen esta reacción, por lo menos ocasionalmente. Examinen si se sienten más vivos en una situación negativa y más muertos en una tranquila. Sus reacciones tendrán una conexión con su imagen de Dios.

¿Hay preguntas sobre este tema?

PREGUNTA: ¿Puede darnos algunos ejemplos del abuso de la fuerza vital?

RESPUESTA: El abuso de la corriente de energía de tu fuerza vital consiste en todas las acciones, pensamientos, actitudes y emociones que se desvían de la verdad divina, que son dirigidas por el ser, que están motivadas por un espíritu de separación. La separación del alma, para decirlo brevemente, ocurre cuando las personas se retraen hacia dentro y levantan una pared invisible alrededor de su alma con la idea equivocada de que esto les da seguridad. Por ejemplo, el miedo que tiene la gente a la vida y al amor, a la realidad y a la autorresponsabilidad conduce a la separación. Lo que esto significa en realidad es que la persona se considera diferente de otros. El puente a la hermandad se rompe. Esto puede ocurrir en todo tipo de reacciones que no siempre son obvias. Cada defecto humano contribuye a la separación y es en sí una conclusión equivocada; por lo tanto, una falsedad, una ilusión; y por ende, un alejamiento de la verdad. Si analizas cada defecto, descubrirás que existe porque se piensa que es protector y ventajoso. La verdad es que no lo es. Nada puede ser ventajoso para ti si es desventajoso para otra persona. Esto es la separación; y la separación es la ilusión del mundo de la manifestación. ¿Responde esto tu pregunta? [Sí, gracias.]

PREGUNTA: En conexión con nuestro trabajo ha surgido la palabra “desapego”. ¿Estaría yo en lo cierto al decir que el desapego es sólo otra manera de expresar la separación?

RESPUESTA: No necesariamente. Cuando se trata de palabras, su significado con frecuencia puede ser sutil y confuso. Como ya lo saben todos ustedes por el trabajo que han hecho, una palabra puede significar una cosa para una persona y algo distinto para otra. Una palabra designa una idea, y todos ustedes saben que cada idea verdadera puede distorsionarse hasta convertirse en una falsedad si se le lleva a un extremo equivocado. Esta distorsión por lo general sucede muy deliberadamente, aunque de manera inconsciente. Uno trata de encontrar justificación a un problema del alma yéndose al extremo de la idea correcta. Éste ha sido el problema con todas las grandes enseñanzas religiosas a lo largo de las eras. El desapego pasa por una suerte similar. Las personas que tienen miedo de la vida y del amor suelen escaparse a la idea distorsionada del desapego. Pero esto no debe hacerte olvidar el significado real, el sentido correcto de él.

El sentido verdadero del desapego es desapegarse del propio egocentrismo. De ese modo la persona obtiene cierta objetividad, que es desapego. Significa que no consideras que tu propia vanidad herida, tus ventajas y tus objetivos son diferentes de los de otras personas. Ya sabes lo difícil que es lograr esto, aun en un grado pequeño. No puedes lograrlo escapando de la vida y sus heridas, como algunas personas quieren creer al malinterpretar las ideas espirituales. Todo lo contrario. Sólo haciendo frente a las heridas de la vida con el espíritu correcto, no involucrándote tanto con tu ser que no veas nada más, llegarás al punto del desapego y la objetividad sanos. Como eres humano, es comprensible que les tengas miedo a la vida y al amor, pero no puedes obligar al miedo a desaparecer por medio del tipo equivocado de práctica del desapego. Puedes alcanzar el verdadero desapego sólo por grados.

PREGUNTA: Creo que se hizo esta pregunta en conexión con una discusión que tuvimos. ¿Puede usted decirme si lo veo correctamente? Me parece que nos involucramos en todo tipo de emociones de una manera negativa, así que yo no quiero involucrarme más antes de que aprenda a desapegarme. Una vez que haya aprendido, me gustaría involucrarme porque entonces podré hacerlo de manera constructiva.

RESPUESTA: Desgraciadamente, las cosas no siempre resultan así. Sería sumamente cómodo y agradable—muchas personas lo intentan, pero no tienen éxito—evitar las decepciones de la vida de esta manera. Como lo he dicho a menudo en el pasado: no pueden evitarlas, tienen que atravesarlas. Mientras tengan miedo de las heridas, no se desapegan de ellas. Porque el miedo es peor que aquello que temes. Esto siempre es cierto. Por lo tanto, uno tiene que tratar de encontrar el término medio correcto entre estos extremos equivocados.

En un extremo está la persona que se arroja de cabeza a todas las situaciones negativas. Esto se debe a varios factores psicológicos—el autocastigo o una forma de agresividad hacia los demás, castigándolos con nuestra propia infelicidad—y a muchos otros factores. Estas son las personas que siempre se involucran de una manera negativa y destructiva. En el otro extremo está la separación, la actitud que le hace a uno creer que puede ir por la vida evitando sus aspectos negativos. Si tienes tanto miedo de las heridas que te impones medidas estrictas para evitarlas, nunca podrás elevarte por encima de ellas, y por lo tanto jamás podrás alcanzar el tipo correcto de desapego. A fin de elevarte por encima de todo, tienes que atravesarlo, para que le pierdas el miedo. Esto tiene que hacerse con el espíritu correcto; ni con una actitud masoquista y autodestructiva, ni con una actitud de miedo y un tipo enfermizo de narcisismo. Así que a este respecto, como en todos los demás, debe encontrarse el término medio correcto. Esta es siempre la dificultad. El término medio correcto es, para decirlo brevemente, que la vida trae todo tipo de experiencias; que sólo puede traerte experiencias que tu propia alma convoque; que no evitas la felicidad porque tienes miedo de la infelicidad; que no evitas el involucramiento positivo porque tienes miedo del involucramiento negativo.

Todas las experiencias negativas deben hacerte más fuerte. Si te debilitan, no es la experiencia negativa la causa de tu debilitamiento, sino tu actitud ante la experiencia. Esto no excluye cierta cautela. No significa que debas precipitarte sin pensar las cosas bien; sin usar tu intuición; sin tratar de ver real y verdaderamente la situación, a la otra persona y todo lo que sea parte del asunto. Muchas veces uno evita ver porque desea que la otra persona satisfaga perfectamente su propia necesidad; o que la situación sea la idónea para uno, y por lo tanto uno no se atreve a ver. Este término medio correcto exige cierta objetividad. Pero no olvides que sólo puedes ser objetivo acerca del mundo y de la situación que te rodea en la medida en que logres ser verdaderamente objetivo contigo mismo.

INTERROGADOR: No tengo miedo de ser lastimado, pero me gustaría aprender a mantenerme un poco alejado.

RESPUESTA: Eso está bien. Mira, mi respuesta no es sólo para ti en lo personal. Tiene un interés general. Es muy fácil entender mal y alimentar el estado enfermo en una personalidad. En lo que se refiere a ti, tienes que encontrar este término medio correcto probándote constantemente. Cualquiera que haya sido tu extremo hasta ahora, podría ser sensato que te inclinaras temporalmente un poco más en la otra dirección. Debes ser consciente de que se trata también de un extremo, pero tendrá que ser así durante un tiempo hasta que puedas alcanzar el equilibrio correcto. En esta discusión los dos tienen la idea correcta, pero cada uno de ustedes tiene que encontrar en sí mismo el equilibrio apropiado percatándose de hacia cuál de estos dos extremos tiende a inclinarse.

PREGUNTA: ¿Cuál sería la conexión, las similitudes y las diferencias entre la fuerza antivida y el abuso de la fuerza vital?

RESPUESTA: El abuso de la fuerza vital es la fuerza antivida. Deja una estela de fuerza antivida. Es simplemente una distorsión. No son dos fuerzas separadas. Es una sola corriente.

PREGUNTA: ¿Puedo proponer el tema de la mentira? ¿Cuál es el punto de vista espiritual acerca de las “mentiras blancas”, o sea, las mentiras para proteger una causa más alta o evitar heridas?

RESPUESTA: No puedo ni debo dar una respuesta en un nivel externo. Muchos maestros y enseñanzas permanecen en el nivel externo, en el nivel de la conducta. En este nivel la respuesta jamás podría ser concluyente. De hecho, podría ser peligrosa. En el nivel externo se hacen reglas que se vuelven rígidas y muertas. Y no se puede hacer una sola regla. Hay muchas posibilidades, y cada una de ellas es diferente. Así pues, mi respuesta podría parecer al principio poco clara y, tal vez, incluso un poco ambigua. No será tan satisfactoria como si yo pudiera pronunciar una regla y una conducta para todas las alternativas. La única respuesta verdadera está en el nivel interno, y es ésta:

Siempre sabrás qué hacer y cuál es la conducta correcta—se refiera a este tema o a cualquier otro—si has aprendido a ser honesto contigo mismo al más alto grado del que seas capaz. Ese, en sí, es un proceso largo. Sólo en ti mismo encontrarás la verdad que gobernará entonces tu conducta exterior apropiada. Si eres honesto contigo mismo, serás capaz de juzgar si tu dilema se basa enteramente en motivos desinteresados—la herida de otra persona, una causa más elevada, o lo que sea—o si estos motivos válidos pueden ocultar también uno egoísta. Sabrás cómo evaluarlo. El mero descubrimiento y conocimiento del posible motivo oculto y egoísta te mostrará qué camino tomar. No se puede generalizar acerca de esto. El descubrimiento del motivo egoísta te mostrará que los motivos externos y generosos ya no son válidos. En otros casos considerarás los motivos externos y generosos a pesar del hecho de que hayas descubierto motivos egoístas; verás que aunque haya una ventaja para ti al considerar a otros, esto sigue siendo para bien de todos. Sólo que ya no te engañarás. Incluso el camino correcto sería dañino para ti si no te dieras cuenta de tu propia verdad. Una y otra vez tengo que decir: La conducta correcta que todos buscamos no reside en la acción misma; reside en la autoconciencia y la honestidad. Esa es la clave de todos los conflictos, sea la mentira o cualquier otra cosa.

INTERROGADOR: ¿Significa eso en esencia el cambio de “no debes” a “no puedes”?

RESPUESTA: Eso estaría incluido; toda la conducta correcta siempre se observa libremente. Pero no es exactamente lo que dije aquí. De lo que hablé es de la importancia de darse cuenta de posibles motivos ocultos que pudieran ser egoístas, aunque el motivo consciente externo sea generoso.

PREGUNTA: Esta pregunta fue hecha por alguien que está ausente. ¿Cuál es la conexión entre la interacción en el plano humano de la acción y la reacción y la voluntad de Dios, la voluntad de Ser Superior, el libre albedrío y el voluntarismo?

RESPUESTA: La voluntad del Ser Superior es la voluntad de Dios. No hay diferencia. Como es libre, el libre albedrío puede ser la voluntad de Dios o el voluntarismo. Incluso el voluntarismo puede corresponder a la voluntad de Dios; sólo varía el motivo. En otras palabras, la meta puede ser correcta. La voluntad de Dios es relajada, paciente, despreocupada del ego. La voluntad de Dios es flexible, mientras que el voluntarismo podría querer alcanzar los mismos resultados pero es rígido e impaciente y está preocupado con el ego.

La interacción—la acción y la reacción entre personas—es un problema mucho más complicado. Sospecho que la pregunta subyacente era—quizás no completamente inconsciente—que si uno es dependiente de lo que otra persona crea con su propio libre albedrío. En otras palabras: “Si mi prójimo elige con su libre albedrío cometer una maldad, y yo me veo afectado por ella, ¿en qué forma llegué a eso? ¿De qué manera me lo merezco? ¿Soy o no soy una víctima de la elección arbitraria del libre albedrío o del voluntarismo de mi prójimo?” El miedo profundamente oculto de depender de las acciones y motivos de otras personas es un problema muy importante de la Humanidad, que matiza la actitud de uno ante la vida. Me doy cuenta de que es muy difícil para ustedes entender que nunca, nunca dependen de otra persona, aunque así lo parezca. Esa es la ilusión del mundo de la manifestación. Las enseñanzas y el camino que les muestro deben enseñarles para siempre que son ustedes mismos los que se infligen dificultades, conflictos y heridas, no importa cuánta culpa pueda tener la otra persona. Si se liberan de sus imágenes, ilusiones, conclusiones equivocadas y conceptos erróneos, las malas obras de los demás jamás podrán afectarlos. Entonces aprenderán a adaptarse al mundo. Los incidentes felices o infelices, favorables o desfavorables, tendrán exactamente el mismo efecto sobre ustedes. Desde luego, todavía no han avanzado tanto. Pero se van acercando a paso lento. Y algunos de mis amigos, aunque sea por un instante breve, ya han experimentado esta gran verdad, aunque después se les desvanezca de nuevo. Una vez experimentado, es más fácil recapturar el conocimiento y después ampliarlo.

Si lo que acabo de decir no es completamente claro, pueden pedirme que lo aclare en la siguiente sesión. Mientras tanto, piensen en ello.

Mis muy queridos amigos, ojalá que las palabras que les dirigí esta noche traigan luz a su alma, a su vida. Permitan que llenen su corazón. Permitan que sean un instrumento que los libere de las ilusiones, mis queridísimos amigos. Bendigo a cada uno de ustedes, individualmente y en conjunto. El mundo de Dios es un mundo maravilloso, y sólo hay motivos de regocijo en cualquier plano en el que vivan, cualesquiera que sean las ilusiones o sufrimientos que temporalmente soporten. Que sean una medicina para ustedes, y que crezcan fuertes y felices con cualquier cosa que se presente en su camino. Sean benditos. Queden en paz. ¡Queden con Dios!

Dictada el 5 de junio de 1959.