Conferencia 54. El amor a sí mismo
Saludos, mis queridos amigos. Dios los bendiga a todos; Dios bendiga esta hora. Dios bendiga nuestro trabajo. Ahora que voy a separarme de ustedes en manifestación física durante un breve tiempo, nosotros en nuestro mundo deseamos expresar nuestro agradecimiento a cada uno de ustedes que se esfuerza tanto, que lucha y vence, siempre dispuesto a hacer acopio de su fuerza para superar los bloqueos internos y las resistencias. Ustedes que tienen el noble valor de seguir este camino de luz deben darse cuenta de que cada uno de sus esfuerzos nos ayuda a su vez. Y por esto les damos las gracias. Sin su buena voluntad no podríamos llevar a cabo nuestra tarea.
También deseo hacer una sugerencia a todos mis amigos de los tres grupos. Cuando reanuden su actividad en el otoño, la primera vez reúnanse en conjunto. Podrían surgir algunos cambios de esta reunión de los tres grupos. Podrían hablar de la mejor manera de eliminar las fricciones; de lo que podrían hacer para aprender de ellas individual y colectivamente; y también trabajar en la contribución de cada participante en la fricción, aunque éste esté convencido de que es indudablemente la culpa de otro. Traten de construir su concepto de unidad de propósito. Traten de darse cuenta de la responsabilidad y la maravillosa obligación que cada uno de ustedes tiene al participar en este trabajo. Traten de tener claro, cada uno de ustedes, lo que debe ser el trabajo grupal, qué fines debe perseguir y cómo deben desarrollarlo. Todo el mundo debe dar su opinión. En esta reunión deben expresarse y discutirse libremente todas las objeciones en un espíritu de amistad, con una mente abierta al punto de vista de los demás. Esta es mi sugerencia para inaugurar la nueva temporada después de las vacaciones. Desde luego, ustedes tienen su libre albedrío y deben tomar esto como una sugerencia, nada más. Después de la reunión conjunta, pueden pensar que una sola sesión no fue suficiente. Podrían querer reunirse una vez más, hasta que todo quede claro, y juntarse en tres grupos de nuevo. Ideen algún plan. Recibirán inspiración. Traten de estar despiertos al Espíritu Santo, a la inspiración del mundo divino. Búsquenla, especialmente cuando los separen los desacuerdos y las fricciones.
Hoy me gustaría hablar del tema del amor a sí mismo. Todos ustedes saben—lo he dicho una y otra vez—que cada verdad puede distorsionarse hasta convertirse en una falsedad. Esta es, quizás, el arma más poderosa del mal. La verdad y el significado de cualquier concepto o idea pueden distorsionarse hasta el punto extremo de la anulación.
Así ocurre con el amor a sí mismo. Hay un tipo sano que existe en el alma madura. Pero siempre que se distorsionan las actitudes y las corrientes inconscientes, el sano amor a sí mismo se distorsionará también. El tipo equivocado de amor a sí mismo existe en muchas formas. La más burda es el egoísmo, cuando uno se presenta bajo una luz o en una posición mejor que su prójimo, y quiere una ventaja que es injusta para el otro. Entonces hay cierto tipo de admiración de sí mismo que es de una naturaleza enfermiza que resulta obvia. Esto también puede existir en varios niveles. El nivel más externo es fácilmente observado por otros y fácilmente detectado también por el buscador una vez que ha comenzado el autoexamen, aunque su existencia suele ocultarse en las emociones y no expresarse en los hechos y las manifestaciones externas. En ocasiones, esa admiración de sí mismo puede incluso ser tapada por una conducta exterior contraria que no es genuina. Entonces resulta difícil que la detecten otros, incluido el buscador. Esto exige un trabajo profundo como el que ustedes hacen en este Pathwork. Sale sobrando decir que cualquier conducta correcta que no esté respaldada por completo por la honestidad y la convicción interior, y que no esté sostenida por emociones similares, no sólo es ineficaz sino hasta dañina para la personalidad; por lo menos, mientras la persona crea que su conducta es una expresión de su ser interno. Entiendan que el autoengaño es más perjudicial que la peor conducta o acción externa.
Así pues, empiecen a buscar sus propias corrientes internas, y posiblemente ocultas, de amor distorsionado a sí mismos. Encuentren primero el concepto correcto y vean cómo opera si se le tuerce. Sin embargo, no permitan que el concepto correcto tape su desviación debido a un sentimiento de culpa. Más bien busquen en su interior lo que causa el tipo incorrecto de amor a sí mismo. Siempre debe de haber una razón. Mientras no la hayan encontrado, amigos míos, no importa lo bien que sepan que la distorsión es equivocada, este conocimiento no los beneficiará. No serán capaces de entenderlo. El procedimiento siempre debe ser: En primer lugar, descubran de qué manera tienen el tipo incorrecto de amor a sí mismos. Hasta que descubran todas las emociones ocultas y sutiles no podrán avanzar. Pero después de que las descubran, pueden explorar las regiones más profundas y desenterrar la causa. Generalmente descubrirán que la falta de amor a sí mismos en el sentido correcto es la causa de su amor distorsionado. Cuando no se aman a sí mismos como debieran, están destinados a amarse demasiado en otro sentido. En otras palabras, buscan inconscientemente el remedio equivocado. Tratan de sustituir la falta de respeto por sí mismos—el tipo correcto de amor a sí mismos—por un amor desproporcionado en otras áreas de su ser. Deben recordar la conexión inevitable entre estas dos tendencias. Si se amaran bien, no necesitarían amarse demasiado.
En la conferencia sobre el círculo vicioso, les hablé de sus culpas, de su rebeldía contra la autoridad y de sus miedos de no ser aceptados y amados. Todas estas actitudes causan autodesprecio y sentimientos de inferioridad. Siempre se desprecian porque, de alguna manera, desean defraudar a la vida. Quieren obtener algo de una manera fácil, como un niño. Este deseo, a fin de cuentas, es la raíz de su autodesprecio, de sus sentimientos de inferioridad. Ninguna otra cosa lo es. Todas las demás cosas que pueden encontrar para explicar sus sentimientos de inferioridad no son sino síntomas y racionalizaciones. En la medida en que se sienten inseguros e inferiores debe de haber una parte suya, tal vez profundamente oculta, que desea escapar de la vida. Desea obtener un rendimiento de la vida sin inversión ni riesgo, y sin “exposición”. En otras palabras, desean engañar a la vida de alguna manera. Cuando encuentren esta parte llegarán a la raíz de sus sentimientos de inferioridad y de su falta de respeto por sí mismos; no antes. Hasta entonces, no podrán romper su círculo vicioso. Pero en el punto de quiebre—una vez que decidan por medio del crecimiento y la comprensión interiores que ya no desean ni esperan defraudar a la vida—adquirirán un bien fundado respeto por sí mismos. De allí en adelante se amarán de la manera correcta y sana. Ya no necesitarán el tipo equivocado de amor a sí mismos que, a fin de cuentas, sólo contribuye a su autodesprecio.
El acto de renunciar a la intención de engañar a la vida purificará su visión y su comprensión internas, de manera que entenderán por completo que una ventaja para ustedes que al mismo tiempo sea una desventaja o una herida para otro nunca puede resultarles fructífera. Puede parecer que lo es durante un tiempo, pero en realidad nunca lo es. Creer eso es la ceguera humana de esta esfera terrenal, debido a una visión restringida, al hecho de que sólo ven una pequeña parte del cuadro entero. Sin embargo, el autorreconocimiento interno revelará una parte mayor del cuadro para que se convenzan ustedes de la falsedad de esta suposición. Todavía están llenos de la falsedad de que la desventaja de cualquier otro puede ser la ventaja de ustedes; hay momentos todos los días en que reaccionan de esta manera, por lo menos emocionalmente. Sin embargo, por este medio llegarán a entender por completo que cualquier posible ventaja que obtengan sobre un hermano o hermana que entonces sufrirá una desventaja exige, a fin de cuentas, un precio mucho más alto de parte de ustedes que lo que pierden si renuncian a estas “gangas”.
También existe otro tipo incorrecto de amor a sí mismo, cuya existencia está mucho más difundida de lo que se piensa en general. Es el tipo enfermizo de autoadmiración, estar enamorado de uno mismo. Esto puede manifestarse de diversas maneras. Ni siquiera voy a examinar el caso más obvio en el que la persona está enamorada de su ser externo. Esta es una forma muy burda de enfermedad, y es comparativamente rara. Quiero examinar la región más sutil de la misma corriente, que es mucho más frecuente que la forma burda. Una persona puede estar enamorada de ciertos de sus defectos, como ya lo he dicho. Se siente complacida con ellos y piensa que son algo admirable, aunque intelectualmente sabe que no es así. Sin embargo, si analizara sus reacciones, descubriría que está enamorada de su modo de vida. Esto es sutil, y se confunde fácilmente con el sentimiento de gratitud y alegría de vivir, que es totalmente positivo. La frontera entre las dos emociones es muy delgada. La menor desviación del sentimiento de gratitud y regocijo por la fuerza vital puede producir la reacción de un enfermizo “estar enamorado de la propia vida”. No hay ninguna regla que defina dónde se pueden desviar y dónde no. Sólo su total sinceridad y autohonestidad, el acto de escucharse, de examinar sus reacciones, de analizarse y de tratar de sentir sus emociones les brindará la respuesta de dónde se desvían de la actitud sana y positiva. Pero tengan cuidado del extremo opuesto, de sentirse culpables cuando disfrutan con agradecimiento de la vida, porque también detectan una ligera veta de amor a sí mismos de esta manera específica. Separen las dos cosas sin reprimir la emoción correcta por el miedo y la culpa que les cause la posible emoción equivocada que puedan encontrar junto con la primera. Una vez que la han detectado, nunca pueden arrancar por la fuerza la reacción equivocada. No lo lograrían y sólo reprimirían la alegría legítima de vivir. Mejor encuentren dónde les falta amor a sí mismos de la manera correcta, y esto automáticamente reducirá su amor distorsionado.
Sé que éste es terreno resbaladizo, amigos míos. Los que no tienen experiencia ni están capacitados en algún grado en el trabajo que estamos haciendo pueden fácilmente malinterpretar mis palabras. Su intelecto nunca bastará para entender lo que quiero decir. Sólo las emociones pueden entender. Nunca se sientan culpables por estos descubrimientos; en vez de ello, acéptenlos y traten de encontrar lo que hay debajo; por qué reaccionan y piensan de esa manera. Descubran qué rechazo causó su clase de amor a sí mismos, este estar enamorados de sí mismos o de su vida, de una forma o de otra. Siempre que existe esta forma errónea de amor a sí mismos, el rechazo, imaginado o real, debe de haber desempeñado un papel. Generalmente, el rechazo se halla en el otro polo de la corriente del amor incorrecto a sí mismos. Cuando descubran dónde estuvo el rechazo, no serán tan severos consigo mismos. También descubran cómo trataron de contrarrestar el rechazo retrayéndose inconscientemente de la vida, defraudándola, engañándola de una manera sutil con su actitud interior. Éste es el remedio. No los hará distanciarse del sentimiento bueno y sano que reside junto a la reacción distorsionada. Así podrán conservar su contento, su gratitud, su alegría por cualquier cosa buena que tengan, sin el elemento de estar enamorados de ella, por decirlo así.
El tipo correcto de amor a sí mismo es el atributo natural del alma sana. En la medida en que sanen su enfermedad interior, en esa medida se amarán correctamente. Durante mucho tiempo la Humanidad ha vivido en el error de que amarse de cualquier manera es algo pecaminoso. Esta creencia es tan equivocada como el tipo enfermizo de amor a sí mismo. En ninguna de las Sagradas Escrituras ni en ninguna enseñanza espiritual de verdad y de valor encontrarán jamás que no deban amarse. No amarse equivaldría a no honrar la manifestación divina que representan. No amarse trae consigo el autocastigo, el masoquismo, la negación de su personalidad. No amarse les prohíbe funcionar correctamente. Les prohíbe su capacidad de amar y de ayudar a otros. Así que tengan cuidado del concepto erróneo de que amarse está mal. Por lo tanto, distingan entre lo enfermo y lo sano, es decir, entre el respeto por sí mismos y el amor a sí mismos distorsionado.
Las personas se angustian por tomar la decisión acertada cuando tienen que pensar en ellas también. Sin darse cuenta de estos pensamientos, están llenos de la imagen colectiva de que cualquier consideración de su ser es egoísta y pecaminosa. Esta imagen colectiva les obstruye la capacidad de tomar una decisión. Desde luego, también intervienen todos sus miedos personales y sus inferioridades. Sin embargo, tomar decisiones es el prerrequisito de una vida sana. La distorsión en la mente y en el alma contribuye a la incapacidad de tomar decisiones. La falta de un correcto amor a sí mismos, por una parte, y un amor a sí mismos sobredesarrollado y enfermizo, por la otra, causa una fluctuación entre los dos extremos equivocados. Las personas no pueden encontrar una salida mientras no perciban el punto de quiebre mencionado antes. A quienes se les enseñó que la autoconsideración es egoísmo están completamente confundidos. Suponen que algo ventajoso para ellos está automáticamente mal. Sin embargo, puede ser y puede no ser. De nuevo, no es posible establecer ninguna regla.
Dense cuenta de que muchas veces se les pide tomar decisiones cuando no pueden elegir entre un bien y un mal obvios, entre lo correcto y lo incorrecto, lo negro y lo blanco. Las decisiones pueden lastimar a las personas. Entiendan que la persona que resulta lastimada no tiene que ser siempre ustedes, aunque en ocasiones sí lo sea; en otras ocasiones, la decisión sabia es que no sean ustedes. Esto parece contradecir lo que dije antes; a saber, que causar cualquier desventaja a otro no puede ser un camino sabio y verdaderamente ventajoso para ustedes. Pero no hay contradicción. Ambas cosas son ciertas en esta esfera terrenal. Cuando se enfrentan a una decisión en la que alguien tiene que salir lastimado, ustedes u otro, están viendo el resultado final de un conglomerado de reacciones y reacciones en cadena desviadas que vienen del pasado. No pueden cambiar el pasado, y por lo tanto no pueden evitar enfrentar el asunto en el presente. Y menos aun se benefician si se abstienen de tomar una decisión. Están siendo o egoístas o masoquistas, porque al no considerarse a sí mismos con un autorrespeto sano, se están negando el mismo derecho que a la otra persona, y a ella le niegan lo mismo que a ustedes. Si sopesan todo esto con honestidad e integridad, encontrarán la respuesta correcta, que diferirá en cada caso.
Si se tienen el respeto adecuado, dejarán de demandar una posición extra, como lo hacen ahora emocionalmente. Se salen por la tangente usando la famosa frase de “No lo merezco” que surge tan frecuentemente en el trabajo de imágenes. Como compensación de esta llamada humildad, no buscan el punto de quiebre mencionado antes, sino que se van al otro extremo, se ubican en otro plano, separados de los demás, y exigen más de lo que dan, inconsciente, emocional y psicológicamente. Se rebelan contra su propia falta de amor a sí mismos, su autodesprecio, y escogen la sobrecompensación enfermiza. En realidad, su rebeldía nunca se dirige hacia otros, aunque así lo parezca al principio. En lo más profundo de ustedes, su rebeldía es contra su propia opinión pobre de ustedes.
De nuevo tengo que decir que mis palabras están dirigidas mucho menos a su intelecto, donde gran parte de lo que digo parece evidente, que a sus sentimientos. Estas palabras deben llegar a las emociones que salen a la superficie mientras trabajan, pues de otro modo no podrían entenderlas. Cuando el inconsciente les permite salir, les dan a ustedes la impresión de un montón de sentimientos confusos. Con ayuda de mis palabras podrán dar claridad a esos sentimientos. Sin entenderlos, los sofocarían a ustedes completamente, los deprimirían más de lo necesario y no verían ustedes ningún remedio, ningún punto de quiebre. Por lo tanto, lean estas palabras cuidadosamente otra vez y traten de sentir un eco dentro de ustedes.
También me gustaría hablar del papel del castigo en la personalidad humana. Antes hablé largamente de su necesidad de autocastigarse. Sin embargo, en el niño, así como en el adulto inmaduro, existe otra forma de castigo, el deseo de castigar a otro. Si la otra persona no hace su voluntad, muchas veces sienten el deseo de castigarla. Esto puede pasar de maneras muy ocultas y sutiles. No necesariamente se manifiesta en acciones; es más una cuestión de su actitud interior.
Es bien sabido que todos los seres humanos, de niños y ocasionalmente también después, cuando experimentan una herida, una decepción o un rechazo, desean morir. Cuando analizamos esto a fondo, descubrimos que la herida rara vez es tan profunda que el deseo de morir sea genuino. El niño casi siempre desea morir a fin de castigar a quienes lo han desairado. El niño siente y piensa algo como esto: “Ahora se arrepentirán, ahora verán lo que han perdido. Llorarán en mi funeral”. Todos ustedes conocen estas reacciones infantiles, que muchas veces se presentan incluso en personas muy adultas. Pero incluso si ya no se permiten estas fantasías cuando son desairados, ¿acaso no llevan en ustedes el mismo germen, que se manifiesta de una manera diferente? ¿No lo experimentan de igual manera en otras pequeñas reacciones sutiles? En vez de permitirse la fantasía de la muerte, ustedes pueden castigar a sus congéneres de muchas otras maneras.
Siempre que se sientan rechazados o desairados, examinen sus reacciones internas para ver dónde entra el elemento del castigo. Cuando lo hayan encontrado, será una victoria. Vean estas reacciones sin culpa, desde la sabia distancia que deben tener con respecto al infantilismo que aún anida en su alma. Todos los seres humanos, de una manera o de otra, llevan en su interior en esta vida a los niños que una vez fueron. Observen esta distancia con respecto a ustedes mismos, sonríanle; no se involucren con esta parte de su ser, pero véanla con objetividad.
Hay muchas maneras de castigar a los que aman; por ejemplo, mediante la enfermedad. ¿Cuántas personas desarrollan una enfermedad para castigar a sus seres queridos, para obligarlos a ser tiernos, empáticos, considerados? También existen muchas otras formas. Encuéntrenlas. Si pueden reconocerse desde este punto de vista también, llevarán luz y aire fresco a su alma. Nada más que la comprensión, la capacidad de reconocer estas reacciones ocultas con el espíritu apropiado, contribuirá a su salud mental, emocional y espiritual.
¿Hay preguntas en relación con lo que dije esta noche?
PREGUNTA: En conexión con el tipo correcto de amor a sí mismo, ¿podría usted hablar de la autocompasión y el egocentrismo?
RESPUESTA: No hace falta decir que ambos son el resultado de la forma incorrecta de amor a sí mismo. En lo que se refiere al egocentrismo, creo que esto ya se respondió, aunque no usé esta palabra específica. En cuanto a la autocompasión, examinemos lo que esta compasión del ser expresa. ¿Qué dice el alma por medio de esta emoción? Dice: “Reconozco que no puedo cambiar nada. Por lo tanto, quiero que el mundo, mi ambiente, mis seres queridos, Dios, vean cuánto sufro y qué poca culpa tengo de ello, en qué gran medida me convertí en víctima de circunstancias sobre las que no tengo ningún control. Quiero que otros cambien. Si les muestro claramente mi sufrimiento, podrían cambiar”. ¡Nadie que sepa verdaderamente que no sucede nada que no sea autoinfligido se permitirá jamás la autocompasión! Si sientes lástima de ti mismo, no has aceptado la verdad de que tú, y sólo tú, eres el dueño de tu vida. Esta verdad es incómoda y suele evitarse, pero es la única que verdaderamente te hará libre e independiente. La autocompasión es un rechazo total de la autorresponsabilidad. Expresa el deseo de forzar a los demás, trátese de otras personas, Dios o la vida, a efectuar los cambios en vez de que el ser haga el cambio necesario.
PREGUNTA: ¿Dónde se traza la frontera entre el amor a sí mismo sano y el malsano? ¿A qué llamaría usted malsano?
RESPUESTA: Creo, querido mío, que eso se trató en esta conferencia. ¿Alguien más siente que no fue suficientemente explicado? Si otros piensan que mis palabras no fueron claras, con gusto daré más detalles. Pero si sólo fuiste tú el que no entendió muy bien, tal vez perdiste algunas de mis palabras, quizás estabas distraído, y cuando las releas, el significado se te hará más claro. Si aun así sigues teniendo dificultad, con gusto te ayudaré personalmente.
Como lo dije, no puedes establecer una regla sobre dónde se traza la frontera. Puedes encontrar ésta sólo preguntándote, examinando tus emociones, analizándolas para hallar su significado, lo que expresan. La frontera reside dentro del individuo; es la verdad interior de cada persona. Difiere con cada ser humano.
PREGUNTA: Tal vez podría usted aclarar de qué manera el odio a sí mismo le impide a uno aceptar y amar.
RESPUESTA: No usé la palabra odio a sí mismo; me referí al autodesprecio. Dije explícitamente que en la medida en que se desprecian se sienten inferiores, porque de alguna manera son deshonestos consigo mismos y con la vida. En la medida en que no se aman correctamente, se sobrecompensan por medio de un amor a sí mismos mal encauzado.
PREGUNTA: ¿Y qué puede decirnos del narcisismo?
RESPUESTA: Es una forma de amor a sí mismo. Puede manifestarse de varias maneras, no necesariamente en el sentido físico obvio de estar enamorado de la persona externa que son. Aquí también hablé sin usar esta expresión específica. El amor a sí mismo se distorsiona cuando la fuerza vital se dirige al ser, en vez de ir hacia fuera y encontrar el puente a la siguiente persona.
PREGUNTA: ¿Hay una posible conexión entre el excesivo amor a sí mismo y la homosexualidad?
RESPUESTA: Puede haberla. No se puede generalizar. La homosexualidad tiene muchos diferentes orígenes. Decir que la homosexualidad se debe a esto o a aquello es muy miope. Hablando espiritualmente, en lo que concierne a la ley del karma, las posibilidades son tan variadas y múltiples como los factores psicológicos. Los factores espirituales nunca contradicen los psicológicos. Son sólo una extensión. La diferencia reside en que no es muy fácil encontrar el origen kármico, mientras que siempre se pueden identificar las raíces y los orígenes psicológicos en esta vida. Esto, incidentalmente, se aplica a todo, no sólo a la homosexualidad. La causa y el efecto en esta vida, con respecto a la homosexualidad, presenta múltiples posibilidades. Una de las posibilidades puede ser una forma excesiva de amor a sí mismo. También intervienen otros factores.
Otra razón de la homosexualidad puede ser un miedo excesivo a las mujeres en un hombre, o a los hombres en una mujer. Otra razón o posibilidad más podría ser exactamente lo contrario. En otras palabras, si un muchacho ama mucho a su madre, y desprecia y teme a su padre, esto también podría causar la homosexualidad, porque él quiere emular e imitar a su madre. Quiere identificarse con ella. Pero en otra personalidad, con diferentes características, exactamente lo opuesto puede conducir a la homosexualidad. Entonces es el miedo y el odio hacia la madre, o hacia las figuras sustitutas de la madre, más que el amor por ella y la identificación con ella. Así que aquí tampoco se puede generalizar. Siempre es peligroso generalizar. Desde luego, uno también debe tener presente que ningún factor por si solo puede explicar la homosexualidad. Puede haber varias razones. Los factores más aparentemente contradictorios pueden desempeñar un papel simultáneamente.
El excesivo amor a sí mismo que conduce a la homosexualidad, o que es al menos parcialmente causa de ella, funcionaría así: la identificación con el yo amado es sustituida por otro ser humano, porque el insaciable deseo del alma de encontrar el puente al otro ser no puede erradicarse completamente, no importa lo enferma que pueda estar la psique en otros sentidos. Así, estas dos corrientes operan juntas, y se expresan en la elección de una pareja del mismo sexo.
PREGUNTA: El Ser Superior tiene el deseo de la feminidad, el estado de ser. ¿No podría ser también esa la razón? Quiero decir, ¿la corriente mal entendida de este anhelo?
RESPUESTA: ¿Te refieres a la homosexualidad masculina? [Sí.] Sí, podría ser parte de ello. Pero entonces, ¿cómo interpretarías la homosexualidad femenina? [¿Podría ser precisamente lo contrario?] Sí, porque, mira, el Ser Superior es masculino y femenino, o contiene corrientes y rasgos masculinos y femeninos. Desde luego, lo que dices podría ser parte de ello, pero no es un factor adicional, sino más bien una explicación de las desviaciones. La mala interpretación de estas fuerzas del alma hace que las emociones se desvíen. Sabemos que es así en todos los demás sentidos también. Dicha mala interpretación es causada por distorsiones psicológicas. En otras palabras, si un hombre rechaza la actividad de toma de decisiones, todo lo que es parte de la vida activa, el lado femenino de su naturaleza crece desproporcionadamente. Por otra parte, si una mujer teme el estado pasivo y receptivo que, de una manera sana, es parte de su naturaleza, se vuelve hiperactiva. Tal hiperactividad, por encima de cierto grado, puede resultar en homosexualidad. Como ya dije, generalmente muchos factores desempeñan un papel, no sólo uno, así que todos deben tomarse en consideración.
También tienen que distinguir otro factor: el grado de inclinación homosexual, que está determinado igualmente por muchos elementos. Si el grado es comparativamente pequeño, puede agudizarse por la culpa y la supresión. Pero si se le hace frente, se reducirá. De esa manera, uno se abre a una búsqueda mayor para entender los diversos factores. Si el grado es kármicamente más fuerte, entonces puede estar ausente el deseo interno de cambiar. Cada caso es diferente. Sólo puedo mostrarles los rasgos amplios, las muchas posibilidades. Es muy peligroso decir que la homosexualidad se debe a esto o a aquello, ¡como si un elemento abarcara todos los casos! Eso no existe.
PREGUNTA: ¿Y las personas que son bisexuales?
RESPUESTA: De nuevo, las razones son múltiples. La bisexualidad puede tener los mismos orígenes que la homosexualidad, pero debilitados por la fuerza contraria sana, que puede ser más fuerte. Otra razón puede ser que la personalidad es tan estrecha, tan poco libre, que no puede soltar lo suficiente para darse por completo. Por lo tanto, una sensación de monotonía se instalará después de que haya pasado el primer periodo de novedad y emoción. Si esto pasa continuamente, y las nuevas parejas del sexo opuesto no traen la liberación y la realización deseadas, entonces, en busca de algo enteramente diferente, se buscará una pareja del mismo sexo, así como otras formas de perversión se buscan por la misma razón. Aquí de nuevo tenemos el caso de buscar el remedio equivocado. Estos medios artificiales, buscados por ignorancia, finalmente causarán un estancamiento completo de la posibilidad de realización. No importa lo diferente que sea la relación amorosa, dejará de ser un estímulo. El remedio está en hallar el miedo interno de soltar, de darse, de revelar el ser y buscar al otro ser. Esto siempre parece entrañar un riesgo: el riesgo de vivir y amar. En la medida en que se evita este riesgo, se instala la monotonía sexual. Esto puede causar entonces la exteriorización de todo tipo de las llamadas perversiones. O en un tipo diferente de carácter, puede convertirse en una virtud con varias máscaras religiosas o espirituales, y en la negación de toda experiencia sexual.
PREGUNTA: La homosexualidad parece estar adquiriendo una exposición, una comprensión y una aceptación más amplias. ¿Considera usted bueno que se saque a la luz? ¿No haría esto más fácil para algunos caer en la práctica?
RESPUESTA: Sí, es muy cierto. Por otra parte, la supresión es mala, y el juicio moral y mojigato de la enfermedad de otra persona está mal. Sin embargo, el otro extremo está siempre tan cerca que es difícil encontrar el equilibrio correcto. La tendencia de hoy sí tiene sus desventajas. Hace que muchos jóvenes conviertan en virtud algo que debe examinarse y considerarse una enfermedad. Si un joven admira y está influenciado por alguien que es homosexual, debido a diversos factores psicológicos de su vida interior y exterior, y a través de esa persona es atraído a un ambiente en el que exista la imagen colectiva de que es mejor ser así, e incluso de que está muy “de moda” ser homosexual, le resultará mucho más difícil desear un cambio y una cura de su psique enferma.
La homosexualidad, por cierto, es también una de las muchas formas de rebeldía contra la autoridad. También es muy cierto que si una persona no tiene ninguna inclinación homosexual, no será influida por ella. Pero el asunto es que, en las condiciones existentes, una inclinación comparativamente pequeña no se considera una enfermedad. Se fortalecerá y se justificará sólo por medio de imágenes colectivas que crecen gradualmente—en ciertos grupos—con respecto a este tema específico.
Hay comparativamente pocos seres humanos en los que por lo menos un grado pequeño de inclinación homosexual no existió durante el periodo de maduración. Las influencias externas pueden fomentar la inclinación innecesariamente, mientras que, de lo contrario, la personalidad podría superarla. Tienen que experimentarse muchos extremos antes de que el término medio sano se encuentre. Esto se aplica a cualquier tema. Tenemos el mismo problema en la educación de los jóvenes.
PREGUNTA: Leí hace poco que el espíritu o el alma debe ser tanto masculina como femenina para estar completa. Así que durante cuatro o cinco encarnaciones uno podría ser hombre y después podría ser mujer durante cuatro o cinco encarnaciones. En consecuencia, uno podría ser homosexual en el primer cambio de sexo. ¿Es posible eso?
RESPUESTA: Es posible, pero no tiene que ser así. Además, no podemos decir cuatro o cinco. Esto podría ser cierto en algunos casos, pero en otros no. De nuevo, las generalizaciones pueden llevar al error. Mira, la entidad espiritual original es un ser que consta de cualidades masculinas y femeninas. Sólo después de la Caída ocurrió la escisión. Esta no siempre ocurre de manera pareja, de modo que una parte de la entidad tenga todas las cualidades masculinas, y la otra todas las femeninas. Como la Caída fue producto del caos, la escisión en las entidades individuales también fue caótica; es decir, ocurrió al azar, de acuerdo con la actitud y las emociones que gobernaban a la entidad cuando cayó. De tal modo, en algunos seres la escisión es mucho más dispareja, pues combina las cualidades masculinas y femeninas en ambas mitades. En otros casos, la escisión ocurrió más cerca de una división masculina/femenina, aunque nunca de manera exacta, desde luego. De acuerdo con lo parejo o lo disparejo de la escisión, los sexos cambian de una encarnación a la otra. Si una parte de la entidad escindida es más predominantemente masculina o femenina, la otra parte corresponderá a ella y los cambios de sexo ocurrirán con menos frecuencia en el ciclo de encarnaciones. En los casos en que el cambio tiene que ocurrir más a menudo, debido a que la escisión fue más dispareja, puede presentarse la homosexualidad la primera vez que uno nace con el sexo opuesto de la encarnación anterior. Pero esto no modifica en lo más mínimo los factores psicológicos. De hecho, todas las encarnaciones existen para que llegues a ser más sano e íntegro. Si una entidad no elimina los factores psicológicos erróneos, puede volver a vivir una vida en la que le resultará aún más difícil superar la homosexualidad. Así que siempre deben encontrarse las raíces, no importa cuál sea la verdad de la ley kármica. Una cosa jamás excluye a la otra.
Los dejaré por un tiempo breve, pero sólo en manifestación. Eso no significa que todos sus amigos espirituales no estén con ustedes y cerca de ustedes. Recuerden eso. Ojalá que durante este tiempo de descanso todos ustedes encuentren fuerzas nuevas en su alma, una renovada fuerza de voluntad, comprensión y deseo de crecer y cambiar interiormente. Nada puede ser más fructífero, más permanentemente satisfactorio y gratificante que esto. Las bendiciones de Dios acompañan a cada uno de ustedes y los esperan si les abren su alma y las dejan penetrar su ser interno. Vayan en paz, mis queridísimos amigos, ¡queden con Dios!
Dictada el 19 de junio de 1959.