Conferencia 104. El intelecto y la voluntad como herramientas u obstáculos a la autorrealización
Saludos, mis muy queridos amigos. Dios bendiga a cada uno de ustedes. Bendita sea esta hora.
Entenderse a sí mismo significa encontrar su ser real. Hemos examinado desde varios ángulos qué es este ser real. Tal vez hayan notado que suelo cambiar los términos. Cuando uno usa la misma palabra una y otra vez—sea “imagen”, “ser real” o cualquier otra cosa—el significado que hay detrás de la palabra se pierde; se muere, por decirlo así. En el momento en que se convierte en una etiqueta, repiten la palabra sin entender realmente de qué están hablando. El significado está vivo, es constantemente una experiencia nueva, espontánea, y deben cuidarse de perderlo. Por lo tanto, a veces es aconsejable usar una expresión que los rete a tratar de reexperimentar el significado detrás de la palabra. Siempre que no puedan recapturar el significado interno y la experiencia viva de una expresión, dense cuenta de ello. Darse cuenta es muy importante.
Olvidar el significado vivo de una palabra es un buen ejemplo de lo que ocurre entre el ser real y las capas superficiales de su personalidad. Cuando experimentan el espíritu vivo de un término, es su ser real quien lo hace. La repetición insensible de una palabra es algo que hace su intelecto. La memoria es la voluntad de recapturar lo que una vez se experimentó. Cuando la recaptura se hace simplemente por medio de la voluntad, el significado se muere. La experiencia se ha vuelto un patrón repetitivo, y su ser real deja de funcionar.
Tratemos de entender más claramente cómo llega a existir el ser real y qué obstruye su funcionamiento. La obstrucción es causada por las diversas capas de la personalidad que están en la confusión y el error, y porque ustedes no se dan cuenta de que es así. Como bien lo saben, sólo hay una manera de llegar al ser real, y esa es conociéndose. Cuando saben que hay confusión en ustedes, son más conscientes de ustedes mismos, y por lo tanto están más cerca de su ser real, aun antes de que conozcan la solución al problema.
Ustedes, en su mundo, están tan condicionados a dar una importancia exagerada al proceso de pensamiento, al intelecto, a la mente y a la fuerza de voluntad, que creen que, de alguna manera, pueden convertirse en sí mismos mediante un acto directo de la voluntad, y usando directamente su proceso de pensamiento para crecer y desarrollarse espiritualmente. Por ejemplo, han aprendido que ser bueno y amar son señales de desarrollo espiritual. Así que tratan de ser buenos y amorosos controlando sus pensamientos, y dirigiendo su fuerza de voluntad para serlo. Si recuerdan todo el trabajo que hemos hecho juntos, sabrán ya que esto no es posible. Equivale a querer ser algo que no son.
Su ser real no puede ser gobernado por la voluntad ni por la fuerza. Es una manifestación directa, no del pensamiento y la voluntad, sino de una experiencia espontánea y creativa que se produce sin llamarla, cuando menos se le espera. Es muy importante que recuerden esto y que nunca lo pierdan de vista. Sin saberlo, inconscientemente, sin deliberación—y sin embargo deliberadamente—siguen esperando y esforzándose por manifestar su ser real mediante actos del pensamiento y de la voluntad, adoctrinándose con conceptos; en otras palabras, mediante procesos intelectuales. Esto no puede conducir al éxito, amigos míos.
Puede surgir esta pregunta: ¿Entonces para qué usar el intelecto, el pensamiento y la voluntad en el arduo trabajo de este Pathwork? La respuesta es que al usar la mente y la voluntad para entender la confusión y el error de la mente, y su voluntad y motivaciones mal encauzados, indirectamente propician el nacimiento del ser real.
He aquí una breve explicación general de las etapas del desarrollo espiritual en conexión con esto. La etapa más primitiva del desarrollo es un estado de ser sin conciencia. La vida animal, la vida vegetal, la vida mineral se hallan en un estado de ser sin conciencia, sin conciencia de sí mismas. El hombre primitivo estaba apenas un poco alejado de este estado. Tenía un cerebro, desde luego, pero funcionaba en su mayor parte por instinto. Sólo poco a poco se desarrolló la función del cerebro, o el intelecto. De la vida mineral al hombre primitivo puede notarse un lento ascenso en conciencia, intelecto y voluntad. Cuanto más avanzó este desarrollo, menos existía el estado de ser inconsciente, y más se transformó en un estado de llegar a ser.
La siguiente etapa es un estado de llegar a ser, en conciencia. Aquí el ser humano se esfuerza, usando el intelecto y la voluntad, por sobrevivir en el mundo material. Estas facultades se necesitan para lidiar con el mundo de la materia. El pensamiento y la voluntad externa son de materia y se usan para vencer a la materia; no pueden usarse para entrar en un estado de ser, que no es material. Pueden usarse, pero sólo para eliminar la acción redundante del pensamiento y la voluntad externa a través de los cuales se crearon el error y la confusión. Pueden usarse para lidiar con su tipo de material psíquico. Si el pensamiento y la voluntad producen en exceso y por ende crean una obstrucción al estado de ser, entonces el pensamiento y la voluntad deben usarse para lidiar con su propia producción, y nunca con el estado de ser: el tú real. Esto significa primero entenderse y no esperar revelar al ser real mediante un acto directo de la voluntad y el pensamiento.
La etapa más alta de desarrollo es la etapa de ser, en conciencia. Esta no se manifiesta de pronto, después de que se deshacen de su cuerpo físico, pero la pueden experimentar ocasionalmente, y cada vez más, mientras aún estén en el cuerpo. Estas experiencias dependen de cómo usen las facultades que han dado origen a la confusión y al sufrimiento, y eviten usarlas para lo que, por naturaleza, no fueron destinadas.
La Humanidad se halla ahora en la etapa intermedia. Es el estado de llegar a ser, en conciencia. Pero dentro de esta categoría hay muchas diferentes etapas y grados. Hagamos una división arbitraria en bien de la claridad. En la primera mitad de este ciclo es importante cultivar y desarrollar el intelecto, la memoria, la discriminación y la fuerza de voluntad. Sin estas cualidades, como dije, no podría dominarse la materia. Los seres humanos necesitan aprender, necesitan su memoria y necesitan inteligencia a fin de lidiar con la vida. También necesitan su voluntad para vencer sus instintos crudos, animalistas y destructivos que habían estado adormecidos en el estado de ser en inconsciencia. Sin voluntad e inteligencia no podían discriminar ni refrenarse de actuar en formas dañinas para los demás y para sí mismos. En otras palabras, sus acciones están gobernadas por el pensamiento, el intelecto y la voluntad.
Pero en la segunda mitad de este ciclo las personas han dominado por completo esta etapa. Deben acercarse al umbral del estado de ser, en conciencia. Muchas veces se dan cuenta de que quieren algo más que una vida de satisfacciones materiales. Las filosofías religiosas les hablan en diversos términos de un estado más elevado. No sólo desean este estado más elevado porque son infelices, o porque han oído hablar de él, sino también porque algo que se halla en lo más profundo de su interior los impulsa hacia una nueva manera de vida. Sin embargo, erróneamente tratan de usar las mismas herramientas que necesitaban en la vida material para entrar en la vida espiritual. Y esto no funciona. Cuando tratan de alcanzar la forma más elevada de ser usando las herramientas del intelecto, el proceso de pensamiento o la fuerza de voluntad, construyen lo que llamamos imágenes de sí mismos tal como deberían ser, e imágenes de la vida acordes a sus limitadas experiencias pasadas.
Una y otra vez hemos examinado a fondo esta condición: represión, autoengaño, no aceptación de quienes son realmente, en contraposición a quienes quieren ser. Todos los productos del proceso de pensamiento y de ejercer la voluntad sólo demostrarán que estas facultades no pueden traer directamente la libertad ni el crecimiento espiritual. Cuando se usan mal, el pensamiento y la fuerza de voluntad crean confusión y sufrimiento. Cuando consideran lo que es una imagen, ven que han usado una norma sobreimpuesta para tapar lo que realmente sienten, lo que realmente son. En sus intentos por ser algo más o algo mejor, o para conseguir algo más o mejor, dejan de aceptar quiénes son y qué sienten. Tanto el pensamiento como la fuerza de voluntad pertenecen a la categoría de llegar a ser, pero a menudo se usan mal, en el sentido de que los alejan de ustedes mismos, de lo que son y de lo que tienen ahora. El estado armónico de ser puede producirse sólo aceptando su estado tal como es ahora, aunque aún sea inarmónico. Esta aceptación les permite tratar de entenderse y por lo tanto superar este estado. Jamás podrán salir del estado de llegar a ser tapando lo que son en este momento. Si insisten en intentarlo, el resultado ilustrará que las herramientas del intelecto y la voluntad pueden ser destructivas cuando no se usan con el propósito correcto, tal como sucede generalmente en su mundo.
El pensamiento y la voluntad son herramientas temporales para dar una directiva a sus acciones exteriores y a sus intenciones. Pueden y deben usarse para su vida física, para las acciones exteriores, para decidir conocer la verdad sobre sí mismos. Pero no pueden usarse para la espiritualidad. La espiritualidad es, sobre todas las cosas, amor, con todos sus derivados. Saben muy bien que no pueden forzarse a amar. Pueden creer que sí, cuando en realidad no es así, pero eso no significa que amen. El amor sólo puede llegar a ser cuando eliminan sus errores, sus confusiones, sus ideas preconcebidas y su dependencia de las opiniones de otros. Sólo pueden eliminar estos obstáculos entendiéndolos plenamente. Entonces el amor llega a ser por sí solo, así como el ser real llega a ser por sí solo.
No pueden decidir ser una buena persona, amar y tener compasión o humildad. Pero sí pueden decidir averiguar por qué no pueden ser todo esto y, por ende, eliminar lo que les impide ser personas buenas y amorosas, y lo que se interpone entre ustedes y una vida plena, y ser su ser real.
Tal vez entiendan ahora un poco mejor por qué el proceso de pensamiento, el intelecto, la mente y la voluntad obstruyen el nacimiento del ser real, del amor, de todas las cualidades que se llaman espirituales. Todo esto sucede por sí mismo, como resultado de conocerse y entenderse. El pensamiento y la voluntad sólo pueden producir pensamiento y voluntad, no pueden producir algo que no tenga nada que ver con ellos. El amor, la comprensión trascendente, y todas las demás cualidades del ser real, no tienen nada que ver con el pensamiento y la voluntad.
Cualquiera que haya pasado por un proceso creativo reconocerá de inmediato que la creación genuina no está determinada por un acto de la voluntad ni por un pensamiento dirigido al canal que ustedes creen que podría producir semejante experiencia creativa. La creación es espontánea e inesperada. Cuando menos la esperan, allí está. Lo mismo ocurre con la manifestación creativa del ser real y con un sentimiento genuino de amor y profunda comprensión, al contrario del sentimiento intelectual superficial que solamente recita y repite, ya sea las enseñanzas de otras personas o las propias experiencias genuinas previas.
Las sobreimposiciones ocultan el ser real. Esto es obvio. Las sobreimposiciones ocurren porque la mente y la voluntad las aceptan. Sin la mente que decide y la voluntad que realiza la tarea, no ocurrirían las sobreimposiciones. Ustedes sobreimponen porque buscan la felicidad y el reconocimiento, incluso en el proceso mismo del desarrollo espiritual. El estado de llegar a ser es un esfuerzo. Si uno no se halla en un estado de llegar a ser, no hay esfuerzos, por lo tanto no hay peligro de confusión y sufrimiento.
Tomemos la etapa más baja del desarrollo, la vida mineral. Es la que menor conciencia, voluntad y mente tiene. No hay sufrimiento. En el estado de ser no hay sufrimiento. Éste, sin embargo, existirá a medida que entren en el estado de ser en conciencia, a menos que hayan aprendido a atravesar el estado de llegar a ser usando primero la mente, el intelecto y el pensamiento de una manera orgánica. No obstante, cuando han usado su mente y su voluntad de una manera inorgánica y poco natural, se vuelve necesario que eliminen el exceso de actividad mental y voluntaria que ha causado el mal empleo de estas facultades. Uno no puede decir que la mente, el intelecto y la voluntad causen sufrimiento e infelicidad, pero usarlos cuando no deben usarse sí tiene ese efecto. Su mente es responsable de todas las imágenes, las conclusiones equivocadas, las petrificaciones, las generalizaciones y todo lo que los paraliza. Así que tienen que usar la mente, el mismo instrumento, para eliminar estas condiciones. Esto sólo pueden hacerlo entendiendo completa y profundamente, no sólo en la superficie, cómo llegaron a existir estas estructuras falsas.
Hay muchos sistemas religiosos que comprenden el peligro de la mente. Tratan de eliminar el funcionamiento de la mente y de la voluntad, pero esto no puede funcionar. No crean en mi palabra, queridos míos. Siempre les pido que no hagan eso. Pero piensen en ello y verán por sí mismos que es así. Cuando artificialmente excluyen a la mente por medio del ejercicio y la disciplina, ¿qué ocurre? Reprimen lo que todavía existe en ustedes, y cuando se ven ante una crisis a la que no pueden aplicarle estos ejercicios, lo que estaba reprimido reaparece en la superficie. Así que sólo es cuestión de qué tanto logran apartar de su vista lo que aún existe. Por lo tanto, cualquier ejercicio de excluir a la mente excluyendo los pensamientos, las emociones o las actitudes que no les gustan es artificial y nunca puede traerles una liberación genuina. La persona cuyo propósito es la liberación no tiene que temer circunstancias negativas. No hay necesidad de recurrir a la disciplina ni a los ejercicios, pues lo que no está allí no tiene que ser manipulado. Esto es simple lógica. La única manera de disolver lo indeseable es entenderlo, conocerlo y admitirlo.
Por favor no crean que me propongo disolver la mente por completo. Sin ella serían imbéciles. Mientras vivan en este mundo necesitan la mente. Disuelvan su uso negativo en áreas de su ser en que la mente es un obstáculo y causa directa de su infelicidad y confusión, allí donde previene el proceso creativo de su ser real. Muchos de mis amigos han experimentado esta manifestación, no sólo en el arte creativo, sino también cuando un pensamiento profundo o un sentimiento de amor, o una manera nueva de enfocar la vida, han surgido de una fuente profunda de su interior. Estos movimientos vienen de otra área; cuando los observen verán que es como si tuvieran otro cerebro, otra sede de sentimiento y reacción, dentro de ustedes. Al principio no sucede con frecuencia, pero su manifestación aumentará en frecuencia y duración a medida que se entiendan más cabalmente. No traten de reproducirlos artificial y voluntariamente. Eso no funcionará. En el momento en que traten de hacer eso, de nuevo estarán usando las herramientas de la mente y la voluntad en un área donde no pueden ser exitosas ni funcionales.
De estas dos áreas de pensamiento, es decir, el intelecto superficial y el ser real, el intelecto puede ser dirigido, manipulado y gobernado por la voluntad; el ser real, no. El ser real es mucho más inteligente, mucho más seguro y mucho más confiable. Siempre es constructivo. Ni siquiera tienen que elegir. Está allí como la única y sola verdad, sin cuestionamientos ni dudas. Los cuestionamientos y las dudas son parte del intelecto superficial. Pero el ser real es el producto, el resultado que está naciendo en ustedes por medio de la comprensión y la aceptación de ustedes mismos tal como son en este momento. A medida que acepten la realidad de su verdadero estado ahora, el ser real se manifestará.
Una cualidad intrínseca del ser real es que reacciona de maneras siempre nuevas a cada experiencia y aspecto de la vida. Nunca está gobernado por el pasado. Por lo tanto, su manera de experimentar la vida es tan conmovedora como la de un niño. Pero cuando su mente impresionable ha construido una imagen a partir de una experiencia, ha petrificado esta experiencia, que ocurrió una sola vez, y la ha convertido en una regla y ley general, entonces su capacidad presente y futura de experimentar lo nuevo está limitada por su vínculo con la experiencia pasada. Esta pierde su frescura, y a menudo incluso su verdad, porque el presente no guarda, en realidad, ningún parecido con el pasado, o no lo guardaría si ustedes no lo moldearan de acuerdo con su imagen.
Tal vez ahora entiendan mejor lo que hemos examinado y trabajado todo este tiempo. La única manera de disolver las experiencias pasadas que están profundamente grabadas en su mente consciente o inconsciente, y liberarse de las estructuras limitantes y erróneas de la mente, es conocerlas bien, mirarlas y entenderlas en todo su alcance y profundidad. Sólo pueden hacer esto si están verdaderamente dispuestos a enfrentarse consigo mismos con total sinceridad, y a prescindir de su anhelo de ser lo que no son. Lo repito: no pueden hacer esto si tienen una actitud moralizadora hacia ustedes mismos. La automoralización constante, que muchas veces sucede de maneras sutiles, tortuosas y ocultas, les impide entender lo que causa el sufrimiento en su vida. El sufrimiento siempre es autoproducido; nunca viene de fuera, no importa cuánto pueda parecerlo así en la superficie.
Con frecuencia las personas están básicamente listas para entrar en la segunda mitad del ciclo, y se acercan al umbral del estado de ser en conciencia, pero se oponen al crecimiento orgánico que las haría entrar en él porque se aferran artificialmente a un énfasis excesivo en la mente, el intelecto y la voluntad exterior. Creen que pueden alcanzar el crecimiento y experimentar al ser real doblegando la voluntad, manipulando el pensamiento, disciplinando las emociones. Cuando alcanzan un estado temporal de paz precaria, fácilmente creen que están en el camino correcto. Pero cuando su latente realidad interna perturba esta falsa paz, se desesperan.
Si tan sólo renunciaran ustedes a tratar de estar a la altura de ideales para los que no están listos por dentro, no harían un uso incorrecto de las herramientas del intelecto y la voluntad, creando así más obstrucciones. Si tan sólo atribuyeran menos importancia a los conceptos que a lo que realmente sienten, no podrían oscurecer la joya del ser real. Todos ustedes se aferran a estas herramientas porque se sienten inseguros sin ellas. No tienen la suficiente confianza en sí mismos para estar sin reglas, leyes, conceptos e ideales de afuera. Sin el conocimiento de lo que es correcto y bueno, inconscientemente piensan que no pueden dejar ir las normas sobreimpuestas e ignoran el hecho de que si tan sólo se miraran a sí mismos como realmente son, no tendrían nada que temer. A fin de hacer esto, primero tendrían que ver que las sobreimposiciones sí existen; y, en segundo lugar, determinar por qué existen. Entonces llegarían a ver que la necesidad de sentirse seguros desempeña un papel aquí. Pero aferrarse a la seguridad no puede dar lugar al ser real. Si siguen este procedimiento paso a paso, no obstruirán el crecimiento para el que están inherentemente listos.
No traten de suprimir por la fuerza el énfasis exagerado en el intelecto y la voluntad exteriores. Mejor úsenlos para ver y entender lo que hay en ustedes, y acéptense sin moralizar. No ignoren estas herramientas, pero úsenlas para producir indirectamente el constante proceso de renovación y regeneración, la experiencia directa de la espontaneidad creativa que sólo el ser real puede dar.
Lo que encuentren dentro de ustedes muy bien puede ser lo mismo que las normas sobreimpuestas que adoptan de afuera. Pero hay un mundo de diferencia entre los dos. Sólo lo que sale genuinamente de ustedes tiene valor. No pueden encontrar lo que hay genuinamente dentro de ustedes, detrás de todos los patrones e imágenes destructivos, si no están listos para prescindir de los conceptos intelectualizados sobreimpuestos y mirarse desnudos. No importa lo verdadero que pueda haber sido un concepto una vez para la persona que lo experimentó, la autenticidad de la experiencia se pierde cuando los pensamientos y las acciones se repiten mecánicamente.
Lo que digo aquí es sabiduría vieja, y mucho de esto ya lo he dicho antes. Pero muy poco ha sido entendido. Así que ahora estoy tratando de decirlo con palabras diferentes. La fase a la que la mayoría de mis amigos se acercan ahora requiere el conocimiento a fondo de todo lo que he dicho esta noche.
Y ahora estoy listo para sus preguntas.
PREGUNTA: En el trabajo que he hecho conmigo mismo he descubierto que como necesito justificarme por lo que hago, también me condeno. Me doy cuenta de que éste es un mecanismo de defensa que tiene que ver con mis conclusiones equivocadas y mis imágenes. Me hallo en algún tipo de confusión emocional que he estado intelectualizando. ¿Podría sugerirme cómo enfocar este problema de la autojustificación y la autocondena?
RESPUESTA: Cuando te des cuenta de que te estás justificando, pregúntate por qué lo haces. ¿Justificaría alguien lo que no siente que necesita justificación? Si tú sientes que lo que haces necesita justificación, debes de condenar, o juzgar, o moralizar. Realmente no puede haber justificación sin moralización. Luego pregúntate claramente qué es con exactitud lo que condenas y por qué lo condenas. Será fácil ver que condenas no por un conocimiento innato, sino porque tu sociedad y tu ambiente condenan; así que tú también lo haces. Ahora bien, es muy posible que desees no tener esta tendencia porque sientes, por muchas razones, que llevarías una vida más plena y más constructiva sin recurrir a la condena. Pero antes de que te des cuenta de tu propio deseo innato, tienes que separar tu deseo verdadero de tu dependencia de la opinión pública. Luego, a fin de resolver el problema que obstaculiza tu pleno desarrollo, primero tienes que aceptarlo y entenderlo. Pero sólo puedes hacerlo si dejas de justificarte y condenarte. He dicho esto muchas veces, pero siempre se olvida. No puedes encontrar la verdad acerca de la existencia de tu problema cuando lo enfocas con una actitud de correcto versus incorrecto, bueno versus malo.
El solo hecho de que desees no tener el problema no traería automáticamente la justificación y la condena. Eso sucede sólo cuando deseas estar a la altura de normas e ideales sobreimpuestos; lo haces porque no puedes aceptarte tal como eres ahora, y quieres ser diferente ya. Huyes de lo que eres, y eso te impide superar tu problema. Eso sucede si lo aceptas como parte de ti mismo. Cuando lo aceptes completamente, ya no justificarás ni condenarás, porque habrás renunciado al ideal, y por lo tanto a las normas exteriores.
Si alguien quiere algo, y no vive a la altura de las normas exteriores y las ideas preconcebidas, no habrá necesidad de autojustificación ni de condena si no obtiene un éxito inmediato. Supongamos que alguien quiere escribir, pero no puede hacerlo. El mero deseo no provocará una autocondena. No obstante, si la sociedad proclamara que todo el que no escribe comete un crimen o es inferior, entonces, además del simple deseo de escribir, esta persona empezaría a condenarse, y por lo tanto a justificarse para rehuir el peso de la autocondena. Encontrar excusas y explicaciones sería una manera de tapar la autocondena.
Ahora, separa estos dos aspectos. Date cuenta de tu dependencia de la opinión pública. Descubre por qué quieres resolver tu problema. Luego ve que siempre que miras el problema estás condenando y justificando. Cuanto más veas esto menos justificarás y condenarás. Y ese es el principio de la comprensión. A medida que te des cuenta y entiendas tu automoralización y autojustificación, éstas disminuirán por el acto de observarlas. El problema se resolverá por el hecho de entenderlo y observarte. Pero la resolución del problema no puede venir antes de que quites de en medio tu dependencia de la opinión pública.
Hay mucha infelicidad causada por la necesidad compulsiva de estar a la altura de lo que crees que existe. Si no supieras de la existencia de estas normas externas, no serías infeliz. La infelicidad muchas veces viene de la comparación, y por lo tanto no es genuina. Tomemos un ejemplo primitivo: Supongamos que algunas personas son pobres; no se están muriendo de hambre, pero tienen menos que sus vecinos. Si todo el resto del mundo fuera a vivir así, no serían infelices, pero porque otros tienen más, ellos sufren. ¿Es esa una infelicidad real? Si no lo es, entonces viene de la mente, de ideas sobreimpuestas, de un conocimiento exterior; y por lo tanto aleja a uno del ser real. Bien valdría la pena que examinaras tu infelicidad desde ese punto de vista. Aunque algunas de tus necesidades genuinas no sean satisfechas, verías que tu infelicidad se agrava al compararte con otros. Disminuir el impulso y la compulsión de comparar liberará el deseo genuino y te permitirá abrirte a entender las obstrucciones.
No puedes entender ni disolver el estado que genuinamente podría hacerte infeliz mientras estés impulsado por normas sobreimpuestas. Mientras la vergüenza y el orgullo induzcan actitudes moralizadoras y justificadoras, no podrás superar el problema, porque no podrás entenderlo. Así que ve todo esto de una manera serena, sin prisa ni ansias de vencerlo de inmediato.
PREGUNTA: Yo estaba bajo la impresión de que la mente es la constructora, pero según lo que dice usted, las emociones son las constructoras. ¿Estoy en lo cierto?
RESPUESTA: Ambas son constructoras. Ambas pueden edificar algo constructivo o destructivo. Si se usan para algo para lo que no están diseñadas orgánicamente, entonces serán destructivas. Si la mente quiere construir un estado espiritual, ocultando las emociones reales, es destructiva. Las emociones de las que estás consciente, aun si son negativas, no pueden construir nada destructivo. Pero las emociones negativas inconscientes tienden a construir resultados destructivos. Las emociones positivas construyen resultados constructivos. Si la mente se usa para construir cosas materiales, es constructiva, porque para eso es la mente. Necesitas la mente para desarrollar la intención de eliminar lo que ésta ha construido negativamente. No hay una frontera rígida entre la mente y la emoción. Se entremezclan. Tanto el pensamiento como las emociones pueden ser de la mente. Otra región de tu ser—el ser real—produce un tipo diferente de pensamiento y un tipo diferente de sentimiento.
PREGUNTA: Me gustaría hacer dos preguntas, en relación con el yoga. ¿Lo que dijo usted esta noche es lo mismo que en el yoga se llama “convertirse en el espejo de la realidad?” ¿Y también que la mente debe convertirse en la aniquiladora de la mente a fin de alcanzar la realidad?
RESPUESTA: Sí, es lo mismo, sólo que con mucha frecuencia se usa mal. Se le usa como una fuerza que sobreimpone y erradica por la fuerza algo. Incluso la palabra “aniquilador” sugiere este profundo y desafortunado malentendido. En él se infiere un proceso erróneo. Si tratan de aniquilar la mente, ésta solamente se esconde. Sólo puede disolverse mediante un proceso de comprensión. La confusión no se elimina por medio del acto contundente de arrancarla. Esto sólo te hace reprimir la conciencia de la existencia de la confusión. Pero si miras la confusión sin compulsión, sin prisa, sin moralizar, sin negar, entonces puedes esperar tener la comprensión que es necesaria para superarla. “Aniquilar” sugiere compulsión, prisa, moralización... así que ese no puede ser el camino.
¿Acaso la mayoría de ustedes que están en este Pathwork no han experimentado este fenómeno ya? Siempre que se topan con un aspecto que no les gusta y están impacientes por liberarse de él, éste vuelve a aparecer en una forma u otra, más tarde o más temprano. Pero cuando lo ven con calma, alcanzan un nivel más profundo de comprensión y, lentamente, este aspecto en verdad empieza a perder fuerza e impacto. Siempre que vuelve a aparecer y ustedes no se muestran impacientes, sino que tratan de reconocer más cosas acerca de ustedes debido a la persistencia de este aspecto, se serenan y se ponen en paz, pero ciertamente no “aniquilándolo”, que es sólo otra palabra para decir “escamoteándolo”. Esto sólo puede producir represión, y la represión es autoengaño. Ustedes creen que no lo tienen porque no están conscientes de él. Pero eso no es liberarse de nada. Forzar las cosas sólo lleva al autoengaño y la ilusión.
Cuando dejan que un aspecto indeseable sea, permitiéndole que flote en la superficie, pueden observarlo y aprender a entenderlo. Esta es la única manera, amigos míos. Extirpar o aniquilar sería un atajo, y no hay atajos al crecimiento y a la genuina salud espiritual y emocional. Cuando dejan que permanezca allí, con plena conciencia, entonces deja de ser, después de que la comprensión profunda ha llegado a ustedes.
Los maestros espirituales que han hecho las afirmaciones que mencionaste antes han percibido ciertas verdades, pero dudo que nadie que haya percibido y experimentado la verdad pueda estar en favor de la “aniquilación”. Los que sí lo están han adoptado la experiencia de alguien más y traicionan sus propias percepciones. También es posible, desde luego, que los traductores y otros empleen términos incorrectos al tratar de comunicar al mundo lo que una persona experimentó. Conceptos como “aniquilar” alejan aún más del estado real de ser. Sí pueden, sin embargo, conducir a un estado de ser ilusorio e imaginario.
Los grandes espíritus de todos los tiempos han dicho, y dirán, lo que yo he estado tratando de decirles durante varios años, con diferentes enfoques y desde diferentes puntos de vista. Tal vez hayan usado palabras distintas, pero la esencia siempre es la misma. Jesús habló de no resistirse al mal. Esto es lo que significa: Si se resisten al mal, la confusión y las distorsiones, sólo las mandan bajo tierra. Si no se resisten a ellas, entonces pueden reconocerlas. Automáticamente tendrán la humildad de no tratar de ser más de lo que son, y por ende habrán satisfecho el prerrequisito básico para superar el mal y renacer en su ser real. Extirpar, forzar, tomar medidas disciplinarias, aniquilar son, todas ellas, formas de resistencia. Cuando juzgan, se resisten. Cuando justifican, se resisten.
PREGUNTA: ¿Cuál es entonces la autodisciplina correcta?
RESPUESTA: Creo que esta conferencia, así como todas las anteriores, responde ampliamente a tu pregunta. Uno de los puntos en los que insisto una y otra vez es que la acción disciplinaria es fuerza, y por lo tanto aleja del autoconocimiento. La intención de mirarte tal como eres, y no como quieres ser, sí lleva al autoconocimiento, sí. Pero la disciplina connota compulsión, supresión, represión y acción de fuerza: todas ellas atajos, ilusiones, medidas para fortalecer la autoimagen idealizada.
Como lo he dicho en esta conferencia, el intelecto, la voluntad y la disciplina son necesarios para tus acciones exteriores, para tu vida física, para impedir que se manifiesten tus impulsos destructivos. Pero cuando se trata del crecimiento de tu ser interno, la disciplina es muy perjudicial. Si disciplinas tus pensamientos y emociones, los fuerzas a ser lo que no son. Si te propones una y otra vez mirarte con la verdad, esto no es disciplina. Es una intención que llevas a cabo. Si usas tu voluntad con el propósito de “Quiero conocerme”, eso es bueno, constructivo y realista. Pero cuando usas tu voluntad para ser algo que todavía no eres, ¿cómo puede ser real eso? Si te miras a ti mismo con calma, sin moralizar, sin justificar, sin quejarte ni molestarte, entonces no te disciplinas. Simplemente ves lo que hay ahí. ¿Entiendes?
PREGUNTA: No veo como pueda vivir una persona sin autodisciplina.
RESPUESTA: Eso es algo completamente diferente. Dije esto tan claramente en esta conferencia, así como en otras anteriores, por cierto, que creo que si relees con calma lo que dije y abres la mente, verás lo que quiero decir. Desde luego que el alma inmadura tiene muchos impulsos destructivos que sólo puede contrarrestar mediante la autodisciplina. Pero yo no hablo de eso. Hablo de la vida interior; de superar estos mismos impulsos destructivos. Hablo del nacimiento del ser real, del amor. ¿Puede llegar a existir el amor mediante la disciplina, mediante un acto de la voluntad? ¿Puede cualquier proceso creativo llegar a ser por medio de la disciplina? ¿Puedes ser una buena persona por medio de la disciplina? Desde luego que no. ¿Entiendes un poco lo que quiero decir?
PREGUNTA: Existen muchas formas diferentes de disciplina, y no es eso lo que estaba pensando. Yo me refería a la canalización.
RESPUESTA: ¿Qué quieres decir con canalización?
PREGUNTA: La canalización de emociones.
RESPUESTA: Cuando canalizas tus emociones, las obligas a manifestarse de acuerdo con lo que decides con la mente. ¿Es genuino eso? ¿Puede llevar eso a la realidad? Cuando tienes la guardia baja y no les dices cómo manifestarse, cuando no las canalizas, se expresarán tal como son, y tú te decepcionarás porque creías que tu acción disciplinaria de canalización las había convertido en lo que tú querías que fueran. Pero no fue así. Si de verdad hubieras cambiado, no tendrías que canalizar nada. Tus emociones fluirían automáticamente de una manera constructiva. En el momento en que tienes que canalizarlas, desconfías de ellas... y con razón, pues todavía son inmaduras. ¿Cómo pueden madurar al ser canalizadas? ¿Canalizas a un organismo vivo, a un cuerpo que crece? Si lo hicieras, lo paralizarías. Y esto es lo que pasa con las emociones si son canalizadas. Tal vez se “comporten bien” hacia afuera, pero eso no significa que hayan salido del estado inmaduro.
He hablado tanto de esto en el pasado que no tengo que repetirlo aquí. Sólo quiero añadir esto: Las emociones canalizadas son emociones negativas manipuladas. Sólo dejándolas libres podrás transformarlas por medio de la comprensión de ellas. Innatamente, tus sentimientos son constructivos, pero ¿cómo puedes llegar a ellos mientras no entiendas sus distorsiones negativas? Al canalizar tus emociones, y por lo tanto a ti mismo, ¿cómo puedes ser libre? La yoidad es libertad. La disciplina y la canalización te alejan de libertad.
PREGUNTA: Si uno está en el estado de ser, que es el ser real, y está funcionando en un nivel positivo, y luego uno descubre una tendencia neurótica en un nivel profundo, el ser real parece desaparecer. ¿Por qué no puede uno entonces continuar con un trabajo creativo?
RESPUESTA: La creatividad viene del ser real. Para ser totalmente tu ser real necesitas mucha comprensión, mucha observación. Pero esta comprensión y observación se ven constantemente interrumpidas por tu hábito arraigado de esconderte, moralizar y justificar. Puedes tener éxito una vez, pero luego vuelves a olvidar, y la siguiente vez que te encuentras con un área perturbada, vuelves a reprimir, a juzgar y a alejarte de lo que es.
Esta es la dificultad de la que uno debe estar consciente a fin de adquirir el hábito de mirar, ver y tratar de entender, manteniéndose al mismo tiempo libre de todas las ideas preconcebidas. Tal vez también la experiencia pasada del ser real hace que uno lo dé por hecho, pensando que va a estar allí otra vez igual que antes, y haga esfuerzos por alcanzarlo otra vez. Sin embargo, los esfuerzos son todo lo contrario de lo que revela al ser real. La experiencia pasada no puede duplicarse de una manera directa. Pero el proceso que sigas—a saber, no reprimir y tener la voluntad de ver lo que hay, con serenidad y sin juicio, sin prisa—; eso sí puede renovar la experiencia.
Tu ser real está cubierto por capas falsas de sobreimposición. Tal vez hayas empezado a eliminar una capa, y por lo tanto haz alcanzado cierta meseta, pero otras capas salen ahora a la superficie. Aquí tiene que lograrse otra vez desde el principio el parteaguas, por medio del mismo proceso. Haber tenido esa experiencia del ser real unas cuantas veces te dará mucha fuerza. Pero no esperes tenerlo todo el tiempo aún. Estas expectativas tendrían en efecto muy negativo.
PREGUNTA: Pero, ¿si estás dedicado al trabajo creativo y luego, de pronto, ya no puedes hacerlo?
RESPUESTA: Eso se debe a que todavía tienes ciertas obstrucciones que no has entendido plenamente. Cuando alcanzaste la experiencia del ser real no lo esperabas todavía. Como llegó espontáneamente, inadvertidamente, por decirlo así, tú tenías la actitud correcta. Sin ella, esta experiencia se pierde nuevamente. En cambio, hay una expectativa y esfuerzos por alejarse de lo que es.
PREGUNTA: Estaba usted hablando de normas sobreimpuestas. ¿Cómo debemos educar a nuestros hijos? En esta etapa, cada norma que damos a nuestros hijos es sobreimpuesta.
RESPUESTA: Queridos míos, éste es capítulo demasiado amplio para que yo pueda responder ahora. Lo único que puedo decir es que la educación humana, en este punto, está muy equivocada. Sería mucho más constructivo que un niño pudiera ser educado de acuerdo a enseñanzas como ésta. Si el autoconocimiento y la autocomprensión, y el enfrentamiento honesto de lo que es, se cultivaran en el niño, no habría ningún conflicto entre dos alternativas insatisfactorias: o dejar libres todos los impulsos destructivos, o encarcelar el espíritu vivo en favor del comportamiento correcto. Podría alentarse al niño desde el principio a desarrollarse interiormente haciendo frente a la verdad. Las normas externas, sobreimpuestas, serían una estructura sólo para quienes fueran incapaces todavía de encauzar su conducta en acciones constructivas.
Como la educación está muy rezagada de lo que podría ser ya en estos tiempos, las leyes morales se convierten en un látigo y una prisión, de manera que el espíritu vivo del amor no puede crecer. Creo que pasará un tiempo antes de que la Humanidad cambie el sistema educativo, aunque ya ha habido algunos comienzos tentativos. Tal vez al principio sólo en los hogares individuales, por parte de maestros individuales, pero gradualmente el cambio será general. Hasta que llegue ese tiempo, muchas más personas tendrán que encontrarse en la verdad y la realidad, en vez de fingir ser algo diferente. Esa es la única manera en que podrán eliminarse la confusión, el dolor y el sufrimiento. Esa es la única manera en que Dios puede llegar a ser. La luz, el amor, la alegría: todas estas cosas son el resultado de la verdad; no de la verdad mucho más allá de su estado, sino de la verdad como existe ahora dentro de ustedes.
Bendiciones para todos ustedes. Ojalá que estas palabras entren en lo más profundo de su ser, e incluso si el efecto es pequeño, resultarán enormemente útiles. Piensen en estas palabras y siéntanlas. Reflexionen en estos pensamientos por su cuenta para que puedan aceptarlos como la verdad. Sepárense de las ideas a las que se aferran simplemente porque lo han hecho durante mucho tiempo, y porque todavía se resisten a reconocerse tal como son ahora. Todo esto no trae más que conflictos. Sean benditos, amigos míos, todos ustedes. Queden en paz. ¡Queden con Dios!
Dictada el 25 de mayo de 1962.