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Pathwork

Conferencias del Guía

Conferencia 122. La plenitud a través de la autorrealización como varón o como mujer

Saludos, mis queridos amigos. Dios los bendiga a todos. Bendita sea esta hora.

Para que su vida sea plena, deben realizar su ser. La plenitud o autorrealización tiene lugar en muchos niveles y áreas distintas de la vida. A fin de realizarse, necesitan encontrar su vocación primaria, desarrollarse en ella, crecer en ella y a través de ella, y cultivarla en todos los sentidos posibles. También necesitan encontrar y desarrollar todos sus potenciales; sus fortalezas individuales así como todas las potencialidades humanas generales de las que está fundamentalmente dotado todo ser humano viviente. Esto requiere desarrollar la personalidad e integrar las partes sin obstrucciones en el resto de la personalidad. A fin de hacer eso, es esencial que encuentren y transformen sus aspectos destructivos que obstruyen la verdadera realización. Esto es lo que significa la autorrealización.

Todos los que se realizan aportan algo a la vida. La enriquecen no sólo usando sus capacidades vocacionales, sino también por medio de su habilidad para relacionarse con otros seres humanos y tener contactos fructíferos con ellos. Al proceder el autodesarrollo, las barreras caen; el miedo a los otros y el miedo a uno mismo en conexión con otros se desvanece y, por lo tanto, se vuelve posible la verdadera capacidad de establecer relaciones.

La autorrealización también significa algo mucho más específico. La Humanidad consta de varones y mujeres. Los seres humanos no pueden alcanzar la autorrealización si no realizan su masculinidad o su femineidad. Éste debe ser el propósito primario del que depende todo lo demás, ya sea muy directa o indirectamente, razón por la cual quiero hablar de este tema con mayor detalle.

Estas conferencias están destinadas predominantemente a los que siguen este camino de intenso autodesarrollo, y tienen el propósito de afectar las áreas que no son accesibles hasta que se emprende un camino como éste. De ahí que muchos de mis amigos sientan un eco interno y una comprensión de estas palabras, que van más allá de un entendimiento meramente intelectual y teórico del tema. A veces esta comprensión llega sólo un poco después, cuando se liberan las capas necesarias de la conciencia. Sin embargo, todos los que hacen el trabajo interior profundo en su camino pueden, tarde o temprano, hacer uso de estas conferencias de una manera muy distinta que los amigos que se limitan a escuchar y leer las conferencias. Esta diferencia es clara y real, pero sólo pueden identificarla cuando conocen ambos tipos de comprensión. Cuando falta la experiencia interna de la verdad porque el autodesarrollo en su forma vital no se practica, estas conferencias pueden parecer, o meramente interesantes, o material obvio, o una teoría descabellada. Cuando se permiten ser hondamente afectados dentro de su ser, entonces escuchar la conferencia es una experiencia útil que les permite trascenderse más y entender sus problemas de manera más profunda. La autoexploración hace que se vuelvan accesibles a su conciencia capas cada vez más nuevas de su psique. Las conferencias están dirigidas a estas capas conforme van surgiendo.

Ningún camino de autorrealización puede existir sin traer a la atención la actitud de uno hacia su propia masculinidad o femineidad, así como el propio enfoque y actitud hacia el sexo opuesto. Muchos caminos diferentes se toman cuando las personas quieren evadir el tema, con la esperanza de evitarlo porque les resulta desagradable; incluso las señales más obvias que provienen de la psique se ignoran. Cuanto mayor es la resistencia a enfrentar abiertamente un problema, más importante resulta hacerlo.

Todos ustedes saben que la totalidad de los los seres humanos poseen rasgos tanto masculinos como femeninos. Pero todavía hay mucha falta de claridad, mucha confusión con respecto a este tema entre casi todos los seres humanos. Hay algunas personas cuyos conceptos conscientes son muy razonables y verdaderos, pero, inconscientemente, casi la totalidad de los humanos albergan algunas ideas distorsionadas sobre este tema. Estos conceptos distorsionados crean miedo al sexo opuesto, y miedo a no cumplir con el papel adecuado de uno como varón o mujer. Estos miedos son, naturalmente, barreras que impiden relacionarse con el sexo opuesto, que es uno de los aspectos importantes de la autorrealización. Relacionarse con otros seres humanos siempre es una medida de la propia libertad interior e integración. La relación entre los sexos, que es la forma más intensa de comunicación humana, está, por lo tanto, aún más influenciada por los conflictos interiores.

Cuando existe una barrera al sexo opuesto, debe de existir primariamente una barrera similar a uno mismo en lo que atañe a su propio sexo. Cuando un varón lucha contra su propia masculinidad y se halla confundido por ella, crea una barrera que lo hace luchar contra las mujeres. Lo mismo se aplica, naturalmente a la mujer. Los viejísimos errores conceptuales que se pasan de generación en generación tienen una influencia trágica sobre la Humanidad, especialmente a este respecto. Las personas, consciente o inconscientemente, convierten los hechos en su opuesto; lo que es sano, constructivo y bueno parece indeseable, y viceversa. De aquí que su actitud hacia ellas mismas se distorsione en este sentido, y todo su sistema de valores sufra de reflejos poco realistas. Para ser más específico, si el impulso hacia la unión se experimenta a priori como algo malo, inevitablemente desalentará el progreso sano del alma, de manera que ésta se confundirá acerca de la unión de sus lados masculino y femenino, y sentirá que las tendencias de separación y aislamiento son más constructivas o maduras que el impulso de unión. De ahí que uno tema todos los impulsos naturales hacia la unión. Uno teme al ser que produce los impulsos y luego, como protección, crea una barrera al sexo opuesto. Esto no sólo separa al varón de la mujer, sino que divide a la gran fuerza cósmica interior, separando el afecto del impulso procreador. Cuando los seres humanos experimentan la fuerza sexual como algo malo, no importa lo inconsciente que sea este sentimiento, inevitablemente tienen miedo de su propio sexo, se tienen miedo como varones o mujeres. Se tienen desconfianza a este respecto. Nunca pueden darse el lujo de ser libres y espontáneos; en vez de ello, se refrenan. ¿Cómo puede ocurrir un verdadero crecimiento general con esta timidez y falta de libertad interiores? ¿Cómo puede la entidad aprender un amor que todo lo abarca y no conoce barreras?

El universo tiende a la unión en todos los sentidos posibles. Todas las fuerzas de la naturaleza y todas las fuerzas dentro del ser humano buscan la unión en todos los niveles de ser. Pero allí donde hay ceguera y error, el temor surge y, en consecuencia, este flujo universal debe interrumpirse, y la evolución se detiene.

Uno de los conflictos humanos trágicos es que los individuos anhelan desesperadamente su realización como varones y mujeres a través de la unión con sus contrapartes, y muchas veces, con la misma desesperación, huyen de la unión por un miedo irrazonable. Este miedo, sin el cual el trágico conflicto no existiría, es innecesario. Es como si la naturaleza constantemente demostrara que la felicidad de la autorrealización es una parte de la vida que no debe negarse ni debería aplastarse. Pero la Humanidad, en su ceguera y falsa modestia, no entiende. Malinterpreta esta voz benigna que la invita a seguir su destino dichoso, y con frecuencia la atribuye a “la tentación del diablo”. Mientras los seres humanos no puedan distinguir entre lo constructivo y lo destructivo, estarán en un conflicto trágico e innecesario que obstruye su autorrealización.

La vida habla muy claramente, pero los seres humanos, impregnados de conceptos falsos, no oyen ni ven. Por ejemplo, mis amigos del Pathwork experimentan una y otra vez que siempre que tienen una percepción interior real o hacen un reconocimiento profundo, sienten una oleada de nueva fuerza y energía, alegría de vivir, esperanza y luminosidad. Y también, específicamente, el elemento erótico se manifiesta en esta experiencia; es parte integral e inseparable de la fuerza vital. Así que siempre que conquistan una verdad acerca de ustedes mismos, se abre un canal en su interior, que los sintoniza con esta fuerza dadora de vida. Sólo cuando las dudas, el miedo y los problemas viejos y no resueltos toman la delantera se cierra este canal, dejándolos otra vez separados. Entonces vuelven el estancamiento y a la gris desesperanza. Pero cuando se mueven en la verdad, son abrazados y permeados por la fuerza vital vibrante que no conoce barreras ni miedo.

Cuando reflexionen sobre este fenómeno, deberán llegar a la conclusión de que lo que digo aquí es verdad. Si la verdad trae el eros, y el eros trae la unión, y estos tres elementos hacen que el miedo, la desconfianza y la inseguridad desaparezcan, es clara la unidad de la vida y se vuelve evidente la falsedad de los conceptos que han creado la separación. Si en verdad meditan sobre este tema, harán personalmente algunos reconocimientos muy importantes.

El mundo alberga muchas ideas falsas acerca de lo que es específicamente masculino y femenino, lo que vuelve incluso más difícil superar el miedo básico a trascenderse en unión con el otro sexo. Cada sexo se siente injustamente explotado y se resiente de sus propias y supuestas desventajas, compitiendo con el otro sexo por las ventajas de éste. Por lo tanto, los varones envidian secretamente a las mujeres por su posición privilegiada de no tener que luchar en el mismo grado que ellos a fin de sobrevivir. El varón siente que sus responsabilidades son más pesadas, que el no ser exitoso es una señal mucho más obvia de su fracaso personal y que se espera más de él. Las mujeres, a su vez, envidian a los varones el privilegio de tener mayor libertad y de ser considerados por el mundo como el sexo superior. Pero estas envidias y resentimientos son superficiales en comparación con el miedo más profundo de perderse.

Muchas distinciones entre los sexos son arbitrarias y poco realistas, pero hay también algunas que son verdaderas y que la persona sana acepta de todo corazón. Cuanto más se aceptan estas distinciones, más pequeña es la barrera entre el ser y el papel sexual de uno y, en consecuencia, más completa es la unión con el sexo opuesto. Esta ausencia de ansiedad, de desconfianza y de barreras pone en movimiento un flujo sano que hace que la entidad salga de sí misma y adquiera la verdadera capacidad de relacionarse, lo que ocasiona que las distinciones y las diferencias desaparezcan. En momentos raros de dicha, esto puede experimentarse aquí mismo, en esta vida en la Tierra. La desaparición de la distinción entre los sexos no debe confundirse con su contraparte distorsionada en la que los varones se vuelven femeninos, y las mujeres, masculinas. Ustedes saben que todas las verdades divinas pueden distorsionarse; también sucede aquí. El miedo al propio sexo y, por lo tanto, al sexo opuesto, lo lleva a uno a nivelar la diferencia disminuyendo su propia masculinidad y feminidad, y adoptando los rasgos del sexo mismo contra el que uno lucha. Sin embargo, aceptarse como el sexo al que uno representa—y por lo tanto, volverse más capaz de aceptar al otro sexo—los vuelve más masculinos o más femeninos, los unifica por medio de la aceptación, la comprensión, la fuerza, el amor y la verdad.

Para recapitular: el miedo de perderse es la principal barrera que el varón erige contra su masculinidad. Tiene miedo de perderse no sólo porque la disciplina necesaria para cumplir con sus responsabilidades en la vida parece una desventaja y un sacrificio y, por lo tanto, una pérdida de su ser. También tiene miedo de dejarse ir en una relación plena. Le parece que tendrá que renunciar a su disciplina, lo que considera peligroso. Por lo tanto, se confunde pensando que tiene que elegir entre la disciplina y la capacidad de dejarse ir. En su miedo y su error conceptual, recurre a ambas cosas de la manera incorrecta. Se aferra cuando soltar sería productivo y armonioso, y rechaza la disciplina y la autorresponsabilidad cuando esto sería funcional para su realización. Si una de estas actividades está descentrada, todo el equilibrio interior de la persona se trastorna. En el grado en que el varón aprenda a ser responsable de sí mismo en el sentido verdadero y profundo de la palabra, en ese grado desaparecerá su miedo a dejarse ir; entonces soltarse y disciplinarse funcionarán de una manera unificadora. Cualquier persona que permanece aislada dentro de barreras también practica estas dos actividades de disciplinarse y dejarse ir, pero a la inversa, lo que necesariamente impide la autorrealización.

El mismo miedo se aplica a la mujer, pero desde un ángulo diferente. La mujer teme la aparente impotencia de la renuncia, de la entrega. Por lo tanto, doblega su feminidad y al final se vuelve más impotente y dependiente. Cuanto más control ejerce, y cuanto más falsa es la disciplina que emplea a fin de evitar la temida pérdida de sí misma, más débil y más dependiente se vuelve en otros niveles de su personalidad. O se vuelve emocionalmente dependiente en su excesiva necesidad de ser amada y aprobada, o mentalmente dependiente a fin de brillar por encima de otros, o incluso física y materialmente dependiente. Su inventiva como ser humano se ve afectada al grado de que frustra y desalienta el funcionamiento de su femineidad. También ella fluctúa entre la disciplina y el dejarse ir, y ejerce ambos de la manera incorrecta, impidiendo su autorrealización. Cuando el varón rechaza la responsabilidad, no sólo en su vida cotidiana o vocacional, sino más específicamente en su vida emocional, por miedo de llevar una carga demasiado pesada, aumenta más su carga y al mismo tiempo se aísla de todo lo que su espíritu anhela. Cuando la mujer rechaza la aparente impotencia de la rendición ejerciendo un control artificial y malsano, se vuelve aún más impotente y al mismo tiempo se aísla y renuncia a su destino, pues esa es la ley espiritual.

En un estado sano, los dos aspectos primarios de la disciplina y de dejar ir—bien podrían llamarse los prototipos de los aspectos masculino y femenino—, existen en ambos sexos pero se llega a ellos desde lados opuestos. Cuando el varón acepta su responsabilidad plena en todos los niveles de su ser, con todo lo que esto entraña, entonces puede dejarse ir sin peligro. Cuando la mujer no lucha contra su destino, por miedo, orgullo y voluntarismo, adquiere la fuerza y la individualidad que le dan una completa seguridad en sí misma. Se encuentra perdiéndose. El varón se pierde encontrándose. ¡Y ambos son iguales!

Cuando la disciplina y el dejarse ir ocurren por medio de la sabiduría, la verdad, la fuerza, la libertad y el amor, el resultado es la unidad y la autorrealización. Se establece la armonía con las fuerzas universales; el continuo suministro de la fuerza vital regenera y unifica todos los niveles de la personalidad. Cuando la disciplina y el dejarse ir ocurren por ceguera, debilidad, miedo, falta de libertad interior y error, el resultado debe ser la separación y el estancamiento.

Estos dos principios podrían visualizarse como las fuerzas cósmicas primarias y motivadoras de la entidad humana. Todo depende de la manera en que se usen. La desarmonía causada por el mal uso de estas fuerzas crea inquietud y preocupación interna. El conocimiento profundo de que el alma no puede alcanzar su máximo potencial de realización, que se está perdiendo de lo que está al alcance de todos los seres, jamás puede sofocarse por entero. Es sólo cuestión de entender el mensaje interior.

Estas palabras, desde luego, son muy teóricas y abstractas; leerlas u oírlas sólo les abre un concepto filosófico. Pero cuando están seriamente comprometidos con su Pathwork, llenarán los espacios en blanco con su profunda experiencia personal de cómo y por qué se aplican estas palabras a ustedes. Muchos de mis amigos ya han hecho reconocimientos importantes a este respecto.

A final de cuentas, los principios masculino y femenino de disciplina y fuerza versus entregarse y dejar ir el ser se encuentran y se convierten en uno. Cada uno se convierte en el otro y cada uno ayuda al otro a integrarse más plena y armoniosamente. Por medio de una fuerza sana, una disciplina flexible y una madura responsabilidad de sí misma, la entidad se vuelve lo suficientemente fuerte para no tener miedo de entregar su ser, y lo bastante sabia para no hacerlo indiscriminadamente. Mediante una apertura y una extroversión sanas y relajadas, la personalidad encuentra la fuerza y la disciplina necesarias para vivir productivamente en unión a través de una vida autosuficiente como individuo.

Para empezar a establecer este ciclo benigno de movimiento fluido entre los principios masculino y femenino, primero tienen que identificar sus miedos específicos. Esto no siempre es fácil porque están muy ocultos. Se manifiestan sutil pero claramente una vez que empiezan a volverse conscientes de ellos. Traten de determinar hasta qué grado y en qué sentido temen y resienten el papel de su propio sexo, y por lo tanto evitan el contacto con el sexo opuesto. Examinen lo que creen que son las injusticias, que inconscientemente exageran a fin de aferrarse a ustedes mismos, a fin de no correr el riesgo de olvidarse de sí. Éste es un aspecto más fundamental del problema que la rebelión superficial contra la injusticia sexual. Traten de alcanzar el nivel de conciencia en el que existe un miedo mucho más profundo de perderse. Una vez que lo logren, pueden examinar y vencer de verdad el miedo obstructivo que los divide en su interior.

Bien pueden argumentar que está justificado mantenerse en guardia. ¿Acaso no hay muchas personas que quieren aprovecharse de nuestro amor, o de nuestra necesidad de amar y ser amados? ¿Acaso olvidarse de uno mismo no crea necesidades más fuertes que pueden quedar frustradas? ¿No trae esto un dolor más intenso cuando tiene lugar el rechazo? La respuesta a la primera pregunta es “sí”. Es cierto que muchas personas son demasiado infantilmente egoístas para no abusar de la apertura y la extroversión, sobre todo si estas últimas son ciegas y provienen del pensamiento fantasioso. La respuesta a las otras dos preguntas es “no”. El involucramiento negativo no trae más dolor que el aislamiento. Satisfacer las necesidades de uno sólo parcialmente no las vuelve más severas que cuando se les niega por completo.

Sin embargo, hay una llave para este problema que nunca falla, y que, cuando se le usa, elimina el conflicto. Vuelve posible emplear la sabiduría cauta y, simultáneamente, no tener que aferrarse a uno mismo y por ende restringir sus mejores cualidades y fuerzas de extroversión. Una vez que hayan encontrado y usado esta llave, su vida cambiará drásticamente. La llave es la voluntad de ver la realidad, aun si no es grata.

Si no están conscientes de sus necesidades ni de su intensidad porque las han desplazado, esta ceguera los volverá igualmente ciegos a otras personas que, supuestamente, van a satisfacer sus necesidades. Usar esta llave no es una hazaña insuperable. Es muy posible utilizarla. Volverse conscientes de sus necesidades y de la dirección y la fuerza originales de éstas los lleva directamente a darse cuenta de cuánto pueden o están dispuestos otros a satisfacerlas. Si logran hacer frente a estos hechos, y si son capaces primero de tolerar la posible frustración de su voluntad, entonces la sabiduría y la percepción de la verdad serán para siempre sus faros y les mostrarán en qué medida es razonable y productivo, en cualquier caso dado, tener expectativas y, por lo tanto, entregarse. Básicamente, la mayoría de los seres humanos luchan, a menudo ciegamente, contra cuatro condiciones interiores. Estas son: (1) la falta de conciencia de sus necesidades reales y específicas; (2) la medida y la urgencia de estas necesidades; (3) el frecuente desconocimiento de quién, específicamente, debe satisfacer las necesidades y de qué manera en particular, ya que todos los deseos originales han sido desplazados; (4) el grado de la capacidad o incapacidad, de la voluntad o falta de ella, de la otra persona para satisfacer totalmente sus necesidades. Como no tienen claridad sobre estos cuatro puntos, sus relaciones se llenan de fricción, de malentendidos, de heridas, con rechazos reales o imaginados. Esto debe llevar al retraimiento en alguna forma. Con todo, si están conscientes de estos cuatro aspectos, aunque sólo sea en parte, se volverán instantáneamente capaces de evaluar la interacción entre ustedes y los otros en cuestión. La intensidad de su necesidad puede no disminuir automáticamente, pero en la medida en que estén conscientes de su necesidad, ésta será tolerable. Y al volverse tolerable, ya no necesitan ilusiones ni fantasías. Pueden mirar la verdad a la cara y aceptar lo que es, no importa lo imperfecto que sea o lo lejos que esté de lo que desean hoy. Sus necesidades ciegas emiten órdenes ciegas e inconscientes que a menudo son muy difíciles de acatar. En el momento en que estén conscientes de su necesidad, también podrán prever el hecho de que alguien más pueda ser personalmente inadecuado para satisfacer su necesidad y ustedes podrían renunciar a sus demandas. Ya no desplazar sus necesidades los hará madurar lo suficiente para poder tolerar la frustración en caso necesario. Esta disciplina de la conciencia y la responsabilidad de hacer frente a la situación real los hace crecer; inevitablemente aumenta el respeto y el gusto por sí mismos, y les da una sensación de seguridad.

Aparte de la frecuente irrazonabilidad de las demandas inconscientes y excesivas de parte de ustedes, también puede suceder que sus demandas sean, en sí mismas, muy razonables, pero que otras personas tengan una dirección distinta y sean incapaces de satisfacerlas. Esto no significa que los rechacen. Una vez que vean la verdad y tengan la percepción interior de estas interacciones, la libertad que habrán obtenido no puede describirse con palabras. Su capacidad de observarse ustedes mismos y a otros con un espíritu de desapego objetivo, identificando los puntos problemáticos sin culpa ni enojo, es la manera más sana concebible de practicar la disciplina y la responsabilidad. De esta manera pueden hacer frente a la realidad de la relación en cuestión y su miedo desaparecerá. Si pueden aceptar un “no” sin convertirse interiormente en un niño enojado o lastimado, entonces su independencia y respeto por sí mismos debe crecer de manera constante y darles suficiente seguridad para dejar ir en un grado que sea el adecuado y sano en cualquier fase dada de su vida. Sin embargo, los mecanismos de miedo y desconfianza no establecen los límites; éstos son simplemente los potenciales actualmente activos de uno a este respecto. Su disposición presente a tolerar la frustración de su voluntad y a renunciar a ella en caso necesario, junto con su capacidad de hacer frente a lo que es, en lugar de cerrar los ojos con fantasías e insistir en aplicar una corriente forzante porque no desean renunciar a su voluntad, así como su habilidad para evaluar objetivamente lo irracional de sus demandas, abrirá la corriente de la verdadera forma de relacionarse.

Así pues, amigos míos, recapitulemos brevemente; la autorrealización depende de que se realicen como varón o como mujer. Sólo pueden realizar tanto la masculinidad como la femineidad si reconocen sus barreras y sus miedos al funcionamiento pleno de su masculinidad o su femineidad. Este reconocimiento dejará en claro que debe eliminarse la barrera al otro sexo. A fin de lograr esto, identifiquen y experimenten el grado de su miedo o de su represión, que son el resultado de su ceguera y su falta de voluntad de evaluarse y evaluar objetivamente a otros. Ni los que están más activamente comprometidos con este trabajo y han hecho los progresos más notables se dan cuenta por completo de la fuerza de sus demandas y órdenes irrazonables que, como el resto de la Humanidad, lanzan a su entorno. Todo se racionaliza muy fácilmente, se tapa, se explica. Pero si tan sólo soportaran ver las injustas demandas que emiten, si pudieran enfrentar eso, amigos míos, dejarían de temer las demandas que otros les hacen porque entonces, y sólo entonces, podrían lidiar con ellas. Si pueden ver estas demandas burdas con un poco de risa al percatarse de cuán infantiles son, emperezarán a evaluar la situación en relación con la razón y la justicia: darán un gran paso adelante si adquieren esta capacidad; un paso que los llevará directamente a la liberación del miedo, de la desconfianza, de la inseguridad, del aislamiento, de la separación y del estancamiento. Esta objetividad debe de abrirles la puerta a una capacidad plena de relacionarse y vivir, a esta inconmensurable felicidad que todas las almas humanas anhelan desesperadamente.

No puedo insistir demasiado en que necesitan examinar sus demandas sin excusas. Así podrán soportar las demandas de otros. ¿Acaso no saben que sus demandas inconscientes y excesivas los vuelven propensos a recibir el mismo tipo de demandas de otros individuos? Y estas dos fuerzas vuelven absolutamente imposibles las relaciones reales. Mientras la falta de conocimiento de las necesidades de uno cree demandas excesivas y unilaterales, la decepción y el miedo deben crear una barrera de separación. Sigan esta secuencia, amigos míos.

¿Hay preguntas para mí?

PREGUNTA: Es muy difícil encontrar nuestras demandas. Todos sabemos que las tenemos, pero es difícil encontrarlas.

RESPUESTA: No es tan difícil como piensas si lo haces de la siguiente manera: Siempre que haya fricción entre ti y otros, mira tus sentimientos desnudos y pregúntate qué esperas del otro, qué querrías, o qué temes que te demanden o quieran de ti. Si lo que miras son sentimientos confusos, perturbados y poco armoniosos, atrévete a dejar salir lo irracional y ten el valor de permitir que tu niño interior irrazonable se manifieste en la superficie. En la medida en que puedas hacer esto, obtendrás información acerca de tu ser más íntimo, escueto, sin racionalizaciones sobreimpuestas. De esta manera encontrarás tus demandas y podrás subsecuentemente asumirlas. Enfrenta tu enojo por el hecho de que tus demandas muchas veces no se satisfacen. También haz frente a tu miedo por las demandas de otras personas, que podrías sentir vagamente como un arroyo que corre hacia ti. Cuanto más cuenta te des de cuáles son tus propias demandas, más podrás lidiar con esas corrientes calladas y sutiles de las demandas que fluyen hacia ti y que en el pasado te han vuelto compulsivo y te han hecho sentir culpable, confundido y titubeante.

Un estado de ánimo inarmónico muchas veces dará información acerca de las necesidades y demandas inconscientes, ya sea las tuyas o las de otros con las que sientes que no puedes lidiar. A veces ambas ocurren. Es imposible lidiar con algo cuya existencia uno ignora conscientemente y sólo siente como una fuerza sorda y vaga. En el minuto en que puedas precisar en términos claros lo que antes no te habías atrevido a reconocer porque era incómodo o estaba por debajo de tu dignidad hacerlo, te volverás fuerte y capaz. El procedimiento es simple, con tal de que des el paso osado de responsabilizarte de tus sentimientos y peticiones irrazonables, de tus demandas injustas y de tu egoísmo infantil. Deja que la voz irracional llegue a tu conciencia superficial. Vela con un poco de distancia y desapego, y un máximo de honestidad. Todos están muy indoctrinados con una compulsión de tapar esta vocecita.

La capacidad de relacionarse, el verdadero flujo de la unión, está determinado directamente por la siguiente reacción en cadena: hacer frente al niño interior egoísta y codicioso trae liberación, dignidad y fuerza, lo que, a su vez, hace posible relacionarse de la manera más satisfactoria. Así, se convertirán verdaderamente en hombres y mujeres, y cada uno realizará el destino de su propio sexo.

Los factores examinados en esta conferencia parecen estar muy lejos entre sí. Por una parte, hable de la autorrealización en un sentido cósmico; por la otra, hablé de la inmediatez del niño egoísta que vive en cierta medida en todos los individuos. Pero estos dos aspectos de la vida humana están tan entretejidos, ¡tan interconectados! Sólo cuando se enfrentan honestamente a este niñito, tal como existe, puede éste empezar a crecer más allá de sí mismo y en sus potenciales espirituales. Su crecimiento les permitirá atreverse a correr riesgos personales. Ya no tendrán que aferrarse a un comportamiento autoprotector en la seudoseguridad del aislamiento. Sin embargo, no pueden arriesgarse a revelarse si no pueden confiar en otros. ¿Y cómo pueden confiar en ustedes mismos si persisten en cegarse a sus necesidades reales, a sus exigencias que provienen de la voz infantil interior que interminablemente demanda más, y con enojo? Sólo cuando conozcan este aspecto de ustedes mismos podrán confiar en su ser. Sólo cuando perciban la realidad alrededor de ustedes y en otros, al menos en lo que concierne a sus necesidades, podrán aceptar la realidad y confiar en su capacidad para hacerlo. Cuando sean capaces de soportar la frustración de su voluntad con ecuanimidad y armonía, podrán confiar en la vida, y por lo tanto se relacionarán bien con otros y se realizarán. Lo que es más, entonces estarán equipados para encontrar a la pareja que necesitan porque tendrán los ojos abiertos. No los mantienen deliberadamente cerrados porque prefieren aferrarse a una ilusión color de rosa debido a su renuencia a tolerar la frustración. Así, amigos míos, miren esta inevitable reacción en cadena.

Sería útil que mis amigos participaran más activamente en las discusiones que siguen a las conferencias. No hacerlo los perjudica. Aun cuando no hayan llegado a estos niveles específicos de conciencia en su trabajo privado, pueden estudiar las conferencias e identificar cuándo están confundidos y en qué sentido permanecen indiferentes. Identificar esto resultará muy revelador para sus problemas inmediatos. Cuando hacen una pregunta acerca de algo que no entienden bien, la respuesta puede ayudar a abrirles el camino. Aun cuando no haya una respuesta personal interior a algo que se dijo en una conferencia, esto debe darles material para la participación.

Ahora, mis muy queridos amigos, estudien, mediten y traten de asimilar en su trabajo el material que les he dado. Aun si sólo pueden experimentar en parte estas palabras, lo que obtengan podría significar el principio de una vida nueva, así como la comprensión interior de la autorrealización. Sólo cuando estén realizados podrán aportarle algo a la vida en el verdadero sentido de la palabra. La gente puede contribuir a la vida a través de su trabajo, pero esto todavía deja algo que desear. Faltará una chispa de vivacidad si el ser no se realiza, ya que ésta es, de hecho, la corriente de la vida sin la cual todas las acciones, todas las contribuciones a la existencia permanecen en cierto modo rancias.

Sean benditos, cada uno de ustedes. Reciban el amor y la fortaleza de las fuerzas universales que están alrededor y en lo más profundo de ustedes, si tan sólo abrieran esta fuente haciendo el trabajo interior de un camino como éste. ¡Queden en paz, queden en Dios!

Dictada el 7 de febrero de 1964.