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Pathwork

Conferencias del Guía

Conferencia 136. El miedo ilusorio al ser

Saludos, mis muy queridos amigos. Bendiciones para todos ustedes. Bendito sea cada uno y todos los pasos de su camino a la liberación y la realización.

Su mayor alegría y libertad les llega cuando dan de acuerdo con su potencial. A la inversa, su mayor dolor es no dar a la vida y a otros según su potencial. Todos los demás dolores y frustraciones se derivan del dolor de no dar hacia fuera lo que está dentro, así como todas las demás satisfacciones y placeres fluyen de darse a la vida sin restricción. La negativa a darse libremente, el involucramiento en un patrón de dolor agravado, proviene de su miedo a su ser más íntimo: la parte que aún no conocen ni reconocen plenamente.

Mientras mantengan oculta una parte de su ser, no pueden ser libres. Entonces deben estar constantemente en guardia y fingir. Por lo tanto, allí donde albergan distorsiones viven una mentira; una mentira innecesaria que existe debido al falso miedo de sí mismos.

Algunos individuos se enfrentan a esa parte privada y oculta comparativamente rápido, y pese a su miedo la vencen y evolucionan como criaturas libres. Muchos otros—incluso aquellos que tienen la mejor intención exterior de encontrarse a sí mismos—rehúyen el tema. Esperan vagamente poder alcanzar la meta sin exponer todas y cada una de sus partes.

El miedo al ser es el miedo básico detrás del miedo a la vida e incluso a la muerte. Tampoco podría existir el miedo a los otros sin el miedo a uno mismo. Varios de mis amigos se están acercando al punto donde deben renunciar a la “gran mentira” de la máscara y la simulación. Esta decisión desencadena una gran batalla. Es sumamente importante ahora explorar de dónde viene su miedo al ser y lo que les hace si lo miman en vez de vencerlo.

El miedo al ser sólo puede terminar en la autoenajenación. Por lo tanto les roba su derecho natural a ser una criatura feliz, libre y en desarrollo, que da y recibe plenamente. Al invertirse los procesos interiores, pierden el contacto no sólo con su ser más íntimo, sino también con la causa y el efecto dentro de ustedes y con ese mecanismo interno que les permite un autogobierno relajado y, por ende, la capacidad de construir su vida de una manera gratificante y realista. Cuando están enajenados de sí mismos, porque todavía no están dispuestos a exponerse, llegan a una encrucijada donde parece que están confrontados con una alternativa buena y una mala. He hablado de esto antes en otros contextos. Veámoslo de nuevo en este contexto.

Cuando se tienen miedo es porque, de alguna manera, no pueden ser lo que quieren ser. Lo que quieren ser es un ideal, que simulan ser o en el que fingen convertirse. Pero este ideal es poco realista e irrealizable porque está fuera de ustedes. El ideal es la alternativa aparentemente “buena”; la alternativa “mala” parece ser lo que son en el momento. Su concepto de su ser actual también es poco realista porque está tan exagerado y distorsionado como la meta que sienten que deberían alcanzar. El problema no es simplemente que su meta sea poco realista porque es mejor de lo que pueden ser, o porque se ven ahora como peores de lo que realmente son. Lo que juzgan imperdonablemente malo en ustedes ya no parecerá así cuando salga a la superficie y entiendan causa y efecto. Y a la inversa, cuando renuncien a la mentira interior, descubrirán tendencias negativas en ustedes y entenderán más profundamente su indeseabilidad, pero sin sentirse disminuidos por ello. Siempre que se sienten aplastados por lo que son, o temen lo que son, no tienen una percepción realista de sí mismos. De igual modo su idealización de ustedes, cuando se examina de cerca, muchas veces resulta ser menos deseable de lo que parece. Una cualidad plana e inerte constriñe las alternativas tanto buenas como malas y, por ende, adormece la rica sustancia vital.

Su negativa a renunciar a la vida interior y ver su ser completo desencadena una reacción en cadena negativa. El primer eslabón en la reacción en cadena es una opción estrecha entre bueno y malo, que fuerza no sólo al ser sino a muchos otros aspectos de la vida a entrar en el mismo molde angosto. Casi cada tema se convierte en una opción de “esto o lo otro”. Es imposible hacer esa elección, porque incluso la llamada bondad es problemática. Como el ideal siempre ha sido poco realista, se vuelve inalcanzable, e incluso indeseable. Toda la vida, empezando por el ser, parece estar dividida entre un bien rígido y estéril y una alternativa rotundamente mala. El ser no puede sentirse a gusto en ninguna de las dos alternativas. Ambas representan una tensión, y ambas se sienten claramente irreales.

El siguiente eslabón en la reacción en cadena negativa, después de la autoenajenación, es que estas alternativas aparentemente buenas y malas se convierten en dos alternativas igualmente indeseables. Hemos hablado de este fenómeno en el pasado, en muchas ocasiones. Sin embargo, es importante que las vean en secuencia. Cuando sienten que están frente a dos alternativas igualmente indeseables, su sentido de la verdad y la belleza se distorsiona. Incluso los aspectos más deseables de la vida se agrian o encierran elementos que ustedes pueden considerar indeseables, aunque tal vez sientan que no deberían considerarlos así. Se confunden más y más.

Un ejemplo típico e importante de este estado es la dicotomía entre deseo y realización. En la salud y la verdad, estos dos aspectos se convierten en uno, aun cuando permanezcan separados dentro de ustedes; la persona libre, no enajenada de su ser real, no siente dolor ni conflicto con respecto a ninguno de los dos. La persona autoenajenada experimenta tanto el deseo como la realización como algo negativo. El deseo sano es una expansión relajada, una búsqueda de posibilidades y satisfacciones siempre nuevas. En la distorsión, el deseo se convierte en frustración. El deseo y la frustración parecen iguales en la psique y, por lo tanto, no son bienvenidos. De manera similar, en la distorsión la realización se convierte en saciedad y estancamiento; una calle cerrada. El individuo fluctúa entonces entre los estados igualmente indeseables de frustración y saciedad.

Cuando ya no se teme al ser, no hay necesidad de temer ni el deseo ni la realización, pues el ser sabe entonces que el deseo será satisfecho y la realización no será un final sino un comienzo nuevo. Distorsionada y desconectada del ser real, la perspectiva de la persona es tan negativa que la satisfacción del deseo es inconcebible. Así, incluso el deseo sano se rechaza; la persona en este estado deja de desear. Como compensación, el alma se entrega a una codicia voluntariosa, debido a la convicción de que la realización no existe como parte natural de la vida; por lo tanto debe pelear y arrebatar. Convencidos de que la realización es imposible, no se atreven ustedes a desear. Cuando no desean libre y abiertamente—lo que sólo es posible cuando se enfrentan a sí mismos libre y abiertamente—la frustración es efectivamente inevitable. Sin embargo, la realización ocurre incluso en el estado interior distorsionado. ¿Por qué se convierte entonces inevitablemente en saciedad? La realización puede permanecer vibrante sólo cuando el ser interior está abierto y libre. Entonces todas las energías cósmicas vibran en el eterno ahora, donde no hay final a la dicha, donde todas las fuerzas universales crecen y se desenvuelven continuamente. Pero cuando el alma está cerrada, incluso parcialmente, es rígida y las energías vitales no pueden alcanzar la cámara secreta. Como el ser se siente finito y no infinito, todas las actividades tienen un principio y un fin. En la finitud la realización es un final plano y no logrado, y debe convertirse en una carga. También parece fútil y deja un sentimiento confuso de “¿para qué?”; un sentimiento de que nada tiene sentido si aun los deseos realizados se agrian.

Para el alma que está en la verdad consigo misma y, por ende, con el universo, la realización es un continuo vibrante, interminable y profundamente satisfactorio y, por lo tanto, no puede ser temido. En la distorsión, temen el deseo no importa lo que pase: lo temen cuando no es satisfecho porque la frustración lastima el alma. Y lo temen cuando es satisfecho, pues la psique no sabe entonces qué hacer con él. Temen y rechazan tanto el deseo como la realización en el grado en que temen su propio ser oculto.

Mis muy queridos amigos, creo que la mayoría de ustedes pueden volverse conscientes de cómo temen la realización porque ésta se distorsiona hasta convertirse en saciedad y, por lo tanto, es una calle cerrada. También pueden comprobar cómo fluctúan constantemente entre las dos alternativas igualmente indeseables: frustración y saciedad. Sólo cuando ya no estén enajenados de sí mismos vivirán en esa vibrante experiencia donde el deseo jamás es doloroso y, por lo tanto, el deseo y la realización pasan a ser una sola cosa, al ser ustedes uno solo con un ser.

Otra reacción en cadena de la autoenajenación es perderse en la ilusión de que uno no puede determinar lo que ocurre en el ser; creerse indefenso en el puño de sus sentimientos, actitudes e incluso pensamientos o acciones. Cuando temen que sus emociones negativas los van a controlar, olvidan que pueden decir algo al respecto. Ignoran el hecho de que ningún acto o pensamiento puede existir sin que ustedes lo permitan. Su aparente falta de autogobierno es una ilusión. Cuántas veces exclaman: “Pero me siento de este modo y de este otro”, como si esto fuera lo único que hubiera y este sentimiento preponderante volviera imposible cualquier salida o solución. Pasan por alto el simple hecho de que ustedes determinan sus pensamientos, sentimientos y acciones, e incluso cómo quieren sentirse y reaccionar. Esta autodeterminación no es una sobreimposición ni un autoengaño cuando se enfrentan plenamente a su ser. Como entonces saben lo que en realidad sienten, pueden desear y determinar sentirse de un modo diferente.

Este deseo tiene su efecto. Cuando se trata de elegir una acción o una actitud hacia lo que encuentran en la cámara oculta de su psique, ni siquiera necesitan esperar un efecto. Pueden determinar inmediatamente si quieren ceder a la resistencia y actuar destructivamente, o elegir modos constructivos que piden que se enfrenten a ustedes mismos y determinen su curso. Su creencia de que deben seguir teniendo sentimientos destructivos hasta que algo distinto de ustedes los libere, es una ilusión. Pueden liberarse instantáneamente de la destructividad deseando lo que es más constructivo en este momento particular de su vida. Pero tener un deseo constructivo es posible sólo cuando saben qué y quiénes son. Mientras sigan manteniendo separada y secreta, o nebulosa y vaga, una parte destructiva de ustedes, ni siquiera conocerán el deseo constructivo pertinente.

Supongamos que encuentran odio y hostilidad en su interior, y temen su efecto en ustedes y en sus acciones. Simplemente declaren: “Encararé completamente estos sentimientos destructivos, que no me forzarán a la acción, porque soy dueño de todos los sentimientos. Yo determino las acciones. Yo determino lo que quiero hacer, pensar y sentir. Ahora quiero ver lo que hay en mí. Y deseo y tengo la intención de transformar estas emociones en otras verdaderas y constructivas. Elijo mi actitud para hacer frente a estas emociones. Si me topo con un disgusto interior por tener que renunciar a estos sentimientos destructivos, ni negaré este rechazo interior ni cederé a él. También me enfrentaré a esto y no seré derrotado. Determino la verdad en mí mismo, y elijo maneras constructivas.”.

Esta determinación es el primer paso para alejarse de la autoenajenación. Es la manera de lograr un autogobierno relajado y verdadero en vez de una sobreimposición llena de tensión. Esta profunda decisión interna puede tomarse en cualquier momento. Pero trabajan bajo la ilusión de que no pueden evitar sentirse como se sienten, y ni siquiera pensar y actuar como lo hacen. La actuación comprende actitudes como la determinación de seguir estando pasivamente controlados por la resistencia o las emociones negativas. Trabajan bajo la ilusión de que están a la merced de lo que sienten, piensan y desean. “Pero así es como me siento”, dicen, y ponen un punto después de esto, como si no hubiera nada más que hacer al respecto. Esperan que un milagro que venga de fuera los haga sentir diferentes. No se les ocurre que primero deben querer sentirse diferentes antes de que puedan salir de la trampa. Y si no quieren sentir de manera diferente, deben saber que no quieren, en vez de engañarse con la simulación de que quieren pero no pueden. Una vez que sepan que no quieren sentir de manera diferente, podrán descubrir por qué desean permanecer en un estado negativo e indeseable.

Al negar la verdad de que pueden elegir sus actitudes, sus pensamientos y sus acciones, pierden el poder más grande que tienen a su disposición: el autogobierno. Confunden esto, amigos míos, con un falso control que constantemente ejercen sobre sus guardias para mantener oculta la parte secreta. Cada vestigio de energía se aplica a controlar su ser secreto. Cuando hacen mal uso de su energía pierden el control de esa parte que podría determinar una vida fructífera, constructiva y expansiva.

Imaginar que deben mantener secreta una parte de ustedes se debe a que no creen en su ser real. Sin embargo, mientras no se comprometan de todo corazón a exponer lo que temen, no pueden convencerse de la existencia de su ser más íntimo, que es completamente confiable, sabio y bueno. Cuando hagan eso, descubrirán que no hay nada que temer.

Su miedo, en primer lugar, es su sospecha de que no existe ningún aspecto confiable y rico de su ser interno del que puedan nutrirse, del que puedan extraer algo. Por lo tanto, temen que lo definitivo de ustedes es la parte que odia y nutre deseos destructivos. Empiezan por ocultarla de otros, pero terminan ocultándola de sí mismos. Por consiguiente, pierden el contacto con su ser total.

Todos ustedes deben comprender este mecanismo por completo y descubrir los medios a los que recurren cuando fingen que son totalmente honestos consigo mismos—soltando así los últimos vestigios de control sobre su secreto interior—y enfrentarse tal como son. Sólo entonces pueden dedicarse al asunto serio del ser y de vivir. Cuando digo “asunto serio” lo digo en el sentido positivo de encontrar lo definitivo de ustedes, lo que no tienen que esconder una vez que lo conocen. Mientras una parte de ustedes permanezca escondida, viven por poder, por decirlo de alguna manera. Siempre es “como si”; nunca es completo ni real. Entonces todas las metas y las realizaciones son, en un sentido, imaginarias.

La gran lucha humana por la vida o la muerte es tan ilusoria como la muerte misma. No importa cuántas facetas destructivas e indeseables encuentren en sí mismos, su miedo de ellas se basa en la ilusión. Y el miedo a ellas crea más miedo, más culpa, más simulación, más neurosis y, por lo tanto más pérdida de un control sano sobre lo que hay en ustedes que puede controlarse, a saber, lo que desean pensar, sentir y hacer; la dirección interna que toman. Y como ustedes y la vida son una y la misma cosa—no pueden ser diferentes—tal vez tengan miedo de la vida sólo en la exacta medida en que se temen a ustedes mismos. Pueden no temer nada si no temen la parte de ustedes que mantienen secreta… secreta incluso de ustedes, o medio secreta. Fácilmente pueden encontrar el sentimiento vago de ocultar algo si se proponen hacerlo. Pero defienden celosamente este secreto, y en esta defensa se enajenan más de la energía vital y de la presencia significativa dentro de ustedes que es la única que puede inspirarlos y guiarlos a la realización. De esta manera se vuelven inútil e innecesariamente infelices.

Pronto deben fingir que no creen en la existencia de esa parte de ustedes en la que tienen todos los motivos para confiar. Esto, amigos míos, es una simulación muy sutil. De alguna manera, les parece más fácil dudar de su energía vital que admitir su miedo a su secreto y renunciar a la mentira de su vida. Incluso si esa mentira existe sólo en una parte pequeña de su ser, su efecto penetrante hace que, de alguna manera, todo parezca una mentira… incluso aquello en lo que son veraces. El fenómeno mismo de estar vivos sólo puede ser verdadero cuando no hay nada que esconder, cuando toman la gran decisión de no estar gobernados por su negatividad, independientemente de qué emociones, pensamientos y deseos alberguen secretamente. Si afirman y reafirman el deseo de, sobre todas las cosas, renunciar a este secreto interior, se enfrentan a su ser entero; si cultivan esto uno y otro día y son sinceros, no pueden sentirse perdidos, estancados o en desarmonía con ustedes o con otros. No sentirán ansiedad, ni desconcierto, ni un dolor amargo. Todo esto puede evitarse sólo con el sencillo procedimiento esbozado aquí: hacer frente a todo su ser sin más ocultamientos. En el grado en que estuvieron dispuestos a hacer esto en el pasado, sí experimentaron sus efectos, pero lo olvidan. Se permiten ser gobernados por defensas irrazonables contra la verdad que hay en ustedes.

Observen sus evasiones. Noten cómo se ocupan de otros asuntos que no tienen nada que ver con esta gran cuestión. Vean cómo preferirían ocuparse de asuntos inclementes incluso dentro de ustedes. Cuando pasan por alto reacciones y oportunidades que son señales de que puede haber una clarificación y una liberación, dejan de usar una llave importante.

Sepan que muchos de los que están aquí han sido tocados inmediatamente por lo que dije. Algunos pueden incluso sentir que esta conferencia fue dirigida exclusivamente a ellos, porque resulta que toca su problema inmediato. Pero yo les hablo a todos los que están aquí, y a aquellos que no están aquí esta noche. Algunos lo necesitan más específicamente en este momento, mientras que otros están muy vigorosa y favorablemente involucrados en el proceso que recomiendo. Pero el involucramiento fluctúa. Por lo tanto, es importante recordar la sencilla fórmula de adueñarse de ustedes mismos en vez de permitirse ser controlados por su negatividad y, de ese modo, agravar el miedo, la culpa y la impotencia. Cuando permiten que su destructividad los controle, se alejan más y más de ese punto dentro de ustedes donde pueden cambiar, sin tensión y sin un ejercicio antinatural del control. De ustedes depende cambiar. Su vida puede ser la experiencia más dinámica, rica y dichosa imaginable cuando no se permiten ser víctimas de su negatividad y su destructividad. Simplemente declarar su vigorosa intención de no permitir que la cobardía y el miedo los derroten pondrá en movimiento los poderes que los sacarán de esta trampa. Todos sus miedos se disolverán entonces como la niebla en el Sol.

Mis queridos amigos, el miedo a su negatividad y su destructividad es muy fuerte sólo porque creen que son definitivos y estáticos, como un objeto duro hecho de una sustancia inalterable. Este temor está justificado de cierta manera, pero de modo distinto de como lo sienten, y justificado sólo mientras se aferren a él y permitan que los controle. Durante ese tiempo no pueden deshacerse de él. La sustancia negativa y destructiva que temen en ustedes es inalterable sólo mientras eviten mirarla de cerca, en detalle. Siempre es su opción. Mientras se nieguen a ver lo que hay y a renunciar a lo que es destructivo, ésta, como todas las opciones, será honrada. Pero una vez que escojan la alternativa positiva, cualquier negatividad que exista en ustedes dejará de sentirse desastrosa, porque entonces sabrán que no es definitiva. No importa lo mala que sea, no parecerá tan mala, porque empiezan a entender su causa y efecto. Esto representa una diferencia drástica en su experiencia y clima interiores y determina el camino que tomen. Cuando estén dispuestos a renunciar a ella, lo peor no es ni una décima parte tan difícil de soportar como una pequeña imperfección que les molesta cuando el ser la mantiene en secreto y no está dispuesto a renunciar a ella. De tal suerte, lo que es malo acerca del ser secreto y oculto no es la medida real de la maldad—si acaso esto existe—sino la negativa a exponerla, verla y dejarla ir.

Meditar en su intención de encararla y renunciar a ella es una actividad de la parte de ustedes que está disponible para la autodeterminación en este momento. A través de ella experimentarán que no hay absolutamente nada que temer. Por fin deben encontrarse cara a cara con esa parte rica, siempre renovada y maravillosa de ustedes, a través de la cual viven vibrantemente en una autoconfianza siempre renovada. Aquí todas las limitaciones de la vida deben disolverse. Encontrarán que el mundo es un lugar muy vasto, con muchas posibilidades de experiencias bellas aquí y ahora mismo. En esta nueva ampliación de la vida no hay sólo dos alternativas, una falsamente buena y otra falsamente mala, o, de hecho dos malas. En esta nueva realidad hay muchas alternativas bellas. En realidad todo el bien puede tenerse. No hay miedo a la realización porque supuestamente se vuelve obsoleta. Esto sucede sólo cuando mantienen un control estricto sobre ustedes. Cuando se sueltan y vibran sin tensión en una expansión valerosa, la realización se vuelve un estado de estar en el ahora. No debe temerse como si fuera un final; tampoco necesita temerse el deseo de todo el bien de la creación como un principio sin futuro, un principio que terminará en la decepción o en una realización precaria con la que no saben qué hacer ni cómo mantener viva. De ahí que se establezca la unidad entre su ser exterior y su ser interior. Renuncian a la lucha entre el ser exterior y el interior cuando ya no hay un secreto que deba guardarse.

Ahora bien, de todos ustedes depende dar este paso final. Algunos ya empezaron y a ellos les digo: No aflojen. Renueven siempre su intención de revelarse sin reservas a ustedes mismos; nada tiene que ocultarse, temerse ni evitarse. Y a aquellos que todavía luchan en este momento—no importa cuánto tiempo hace que empezaron este Pathwork—les digo, inténtenlo. Usen la meditación que les sugerí. ¡Háganlo en serio! Y cuando descubran su miedo, trabajen en él. Expóngalo por lo que realmente es. Dejen de negarlo. Sólo entonces descubrirán que no hay nada que temer, que todas sus distorsiones y contorsiones son inútiles, pues siendo lo que realmente son, ahora mismo, incluso en la cámara más secreta de su alma, es mucho mejor que soportar lo que ahora le infligen a su psique.

Mis muy queridos amigos, esta conferencia puede efectivamente ser una llave si se encuentran atorados. Si no lo están, les facilitará las fases que siguen.

¿Hay preguntas que me quieran hacer?

PREGUNTA: Durante un tiempo larguísimo tuve dificultades con la meditación. Ahora que superé algunas de ellas, los resultados han sido totalmente milagrosos. Me gustaría preguntar cuál es este milagro.

RESPUESTA: El milagro es una ley de la vida que acabas de descubrir. La ley es que cualquier concepto que albergues debe manifestarse en tu vida. La verdad de la vida, la realidad de la vida, es el bien ilimitado. En la medida en que puedas abrazar esta posibilidad, incluso en una actitud de duda honesta, en esa medida esta verdad—en cualquier área en que la concibas—debe revelársete. Esta revelación del bien le parece milagrosa a la persona que hasta ahora ha abrazado sólo posibilidades negativas y, por lo tanto, no podía ver más allá de ellas. El concepto y las expectativas de la vida que uno tiene son cercos alrededor de las posibilidades de la experiencia y el desarrollo. Cuando se descubren más posibilidades, los cercos retroceden correspondientemente. Cuanto más grande es el alcance de la mente para aprehender experiencias dichosas y felices, más de éstas deben llegar a existir, porque en realidad es todo lo que hay, disponible en una abundancia inimaginable. Los cercos estrechos siempre son el resultado de la distorsión personal.

No puedes experimentar más de lo que concibes como una experiencia posible. Si crees que la felicidad es imposible, ¿cómo puedes experimentar la felicidad? Esto es tan lógico como cualquier ley física. Por ejemplo, si mueves tu cuerpo de aquí a allá, el cuerpo puede estar sólo en el sitio a donde lo moviste, no en un sitio distinto. Esto no es ni más ni menos milagroso que las leyes de la mente. Hasta donde puedes moverlo, allí es donde te encuentras con él. Si te encuentras en un cuartucho sórdido y estrecho, no necesitas permanecer allí. Y no puedes convencerte de este hecho a menos que te salgas de él y descubras que hay muchos lugares más bonitos fuera de ese cuartito. Si te resistes a cualquier intento de ayuda para salir, con el argumento de que no hay otro cuarto o espacio para ti, no podrás salir, sin importar cuánto tiempo discutas sobre esto. Tú debes efectuar el movimiento.

Esto es lo que debes hacer con tu mente. Cuando descubras que el cuarto que está más allá realmente existe, esto te parecerá milagroso. Espiritual, mental y emocionalmente permaneces muchas veces en un agujero sórdido, sin posibilidad de estirarte, desarrollarte y experimentar la belleza. Cuando finalmente te decides a entrar en el otro cuarto y descubres el hermoso mundo que existe más allá de él, y ves lo seguro y satisfactorio que es, lo experimentas como un milagro. Entonces expandes tu mente a un número mayor de posibilidades de desarrollarte y experimentar lo bueno, para dar y recibir el bien. Ese es el milagro de la creación, tan natural como desplazarte de un lugar a otro. Mientras tus extremidades estén sanas, tienes esa posibilidad. Y si has permitido que tus extremidades se atrofien demasiado por un encierro innecesario, se sanarán mediante el ejercicio y un tratamiento. Eso es lo que haces con tu psique después de que ha vivido demasiado tiempo en un clima de negatividad, limitación y aislamiento a causa de tu equivocado miedo a ti mismo. Una vez que se renuncia a esta limitación, el “milagro” debe llegar a todas y cada una de las criaturas del universo. Es una ley tan lógica como cualquiera que ya no consideran milagrosa. La realidad de la creación es que hay una libertad ilimitada y la posibilidad de experimentar lo bueno. Esa posibilidad se le da a todo el mundo. La sanación de las “extremidades” de tu psique para aprovechar esta libertad y posibilidad ilimitadas fue el tema de la conferencia que acabo de dictar: renunciar a la lucha frenética para proteger su cámara secreta interior. Les suplico, no cierren los ojos al hecho de que luchan por no exponer la parte secreta de ustedes. Entiendan que esta lucha es un dolor inútil que se infligen a ustedes mismos y del que pueden liberarse hoy, ¡si así lo desean!

Con estas palabras, los bendigo a todos, amigos míos. Con estas bendiciones les doy mayor fuerza para activar los recursos que tienen dentro de sí y que les ayudarán en sus esfuerzos. Sigan adelante, no aflojen en esta empresa bella y profundamente significativa. Hagan todo lo posible en esta dirección. Dense cuenta de que el área que más temen y son renuentes a ver es aquella en la que más necesitan concentrarse y en la que se sentirán más gratificados y liberados. La libertad y la seguridad que experimentarán no puede expresarse con palabras. Estas no son promesas vacías. Aquellos de ustedes que han experimentado en cierto grado la verdad de lo que digo, por favor ayuden a quienes están momentáneamente atorados en un estado de negación y limitación. Los que estén atorados, por favor no se separen de los amigos que pueden ayudarles a vencer los obstáculos. No sean demasiado orgullosos, aun si por fuera no han hecho este trabajo tanto tiempo como ustedes o son menos conocedores. Por favor, ayúdense unos a otros. No lo lamentarán. De este modo puede intercambiarse mucha ayuda.

Estén en paz, sepan lo maravillosa que es la paz de la verdad si no la evaden. ¡Estén con Dios!

Dictada el 1 de octubre de 1965.