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Pathwork

Conferencias del Guía

Conferencia 159. La manifestación de la vida refleja la ilusión dualista

Saludos, todos mis amados amigos que están aquí. Que este nuevo año sea bendito y exitoso; exitoso sólo desde el único punto de vista que realmente cuenta, que es encontrar su verdadero ser real. La expresión “encontrar al ser real” se ha usado tanto que ha perdido algo de su significado. Esto siempre sucede cuando uno emplea una expresión muchas veces, mecánicamente y sin pensar. Por lo tanto, es necesario contemplar profundamente el significado real de esta palabra.

Cuando encuentran su ser real verdadero inevitablemente encuentran el verdadero significado de la vida; empiezan a entender la vida de una manera enteramente nueva. Por lo tanto, también empiezan a comprender la manifestación exterior de la vida y la muerte. Cuando esto entienden esto, nada puede asustarlos ni perturbarlos. Sólo pueden entender esto cuando perciben y experimentan emocionalmente los procesos vitales internos y las leyes de la vida. Esto, a su vez, no pueden hacerlo de una manera abstracta, general y filosófica. Sólo puede suceder de una manera ultrapersonal, en un enfoque directo de ustedes mismos y de sus reacciones subjetivas.

Una de las grandes dificultades de la vida es la inevitable curva descendente en todos los procesos de crecimiento. La vida es crecimiento, y el crecimiento es un continuo de movimiento que procede en una línea fluctuante. Cada caída trae una nueva subida; cada subida debe traer una nueva caída a fin de subir otra vez. No puede haber ningún movimiento ascendente a menos que haya primero uno descendente. Por ende, no puede haber vida a menos que hayan pasado por una forma de muerte. Este ritmo prevalece hasta que el consciente ya no esté escindido dentro de sí mismo como resultado del dualismo ilusorio. El movimiento descendente—la muerte—representa un lado del dualismo, el movimiento ascendente—la vida—, el otro. La conciliación tiene lugar cuando estos movimientos se trabajan completamente, se prueban, se asimilan y se aceptan como una creación del ser. Cuando uno teme la curva descendente, lucha y se pelea con ella, uno pelea contra su propia producción creativa y, por lo mismo, está en guerra consigo mismo. Esto significa una falta total de comprensión de las leyes de la vida y de las verdades de la creación dentro de la propia conciencia. El miedo a la curva descendente significa el miedo al cambio, y es así como buscan el estancamiento como un medio de seguridad, como un medio para evitar el peligro aparente de moverse hacia la curva autoproducida. La curva puede llevar a la terminación del conflicto sólo cuando se le entiende, se le acepta y, por lo tanto, se le trasciende.

El cambio de las curvas descendentes y ascendentes se manifiesta en millones de maneras. La más extrema es la vida física y la curva de la muerte. Es la más aterradora sólo porque el pequeño ser ciego no puede ver más allá de la siguiente curva, de manera que el panorama completo se oculta. Así, parece ser un final; un final en la muerte, además, y no en la vida. En realidad, es parte de una cadena que termina en la vida sin la curva descendente. La lucha contra el cambio perpetuo en el movimiento sólo empeora la experiencia subjetiva. Sin embargo, la lucha y el susto existen también en las manifestaciones menos extremas de esta ley de la vida. Tomemos, por ejemplo, un viaje, un cambio de domicilio. Las personas invariablemente experimentan una depresión cuando terminan una fase de la existencia, aunque incluso podrían anhelar el nuevo comienzo. Cada nuevo comienzo presupone la terminación de la última fase, y por lo tanto su fin, “muriéndola”, por decirlo así. Esto se aplica a todos los niveles del ser.

En el nivel físico esto es obvio. Aunque pueden ver el comienzo nuevo después de la fase vieja, de todas maneras se resisten a él. ¡Y cuánto más si el comienzo nuevo no puede verse! La misma ley se aplica al crecimiento y movimiento internos. La vida nueva, el comienzo nuevo de una fase, sólo puede seguir a la muerte de la vieja, lo que muchas veces es doloroso. Significa batallar a través de la basura y el fango de los errores conceptuales y la destructividad. Todos ustedes saben eso y lo experimentan una y otra vez en su camino. No puede haber una expansión nueva a menos que ésta siga al movimiento descendiente del espíritu. Traducido, esto significa entrar en las profundidades del ser interior de uno. Si en esas profundidades reside el dolor, éste debe salir; de lo contrario, no se disolverá. El dolor obstruye la luz y, por lo tanto, debe desenterrarse.

El mismo movimiento existe en la respiración, como lo expliqué antes. Esta es la respiración del espíritu, la respiración del universo, tal como se aplica a cada manifestación individual de la vida.

Cuando contemplen su vida y sus estados de ánimo, vean éstos como la curva descendente que presagia la siguiente curva ascendente. Saquen el mayor provecho de ambas sintonizándose con la siguiente curva ascendente. Aprovechen lo mejor de ambas sintonizándose con la inteligencia subliminal que siempre es perceptible cuando se le desea de verdad. Entonces no opondrán resistencia a la curva descendente ni, por esa causa, retrasarán el logro del movimiento más alto de su respiración y su crecimiento espiritual. Lo abrazarán aceptándolo plenamente, y estando totalmente en él y con él. No puede haber una manera más constructiva y eficaz de hacer esto que tratar de entender el significado personal de su curva descendente, de enfocarla como su propia creación y de tratar de profundizar lo suficiente en su interior, preguntando: “¿Qué creé y qué significa?”

¿Qué significa su vida en términos de las leyes y los procesos vitales interiores? ¿Qué significa su anhelo insatisfecho en estos términos? ¿Qué significan sus frustraciones? No necesito decir que todos éstos sólo pueden ser confrontados plenamente cuando primero se admiten a sí mismos sus anhelos insatisfechos, su descontento, sus heridas y miedos, sus deseos reales. Una vez que hacen esto, directa y honestamente, pueden empezar a buscar una comprensión de por qué existen y por qué los deseos no son satisfechos. Su existencia misma en su vida es tanto una creación de ustedes como una obra maestra o cualquier logro de otro acto creativo. La única diferencia es que una la crean consciente y deliberadamente, y la otra, inconsciente e inadvertidamente. Así que deben tratar de entender la creación negativa como su propio producto. A menos que hagan esto no podrán deshacer la creación negativa, ni podrán encontrar jamás la gloria de la vida y sus riquezas, que siempre están a su disposición.

No ver que las creaciones negativas son su propio producto los hace rebelarse inevitablemente contra ellas. Así se encuentran en la posición peculiar de pelearse consigo mismos. Lo que una mano produce, la otra lo niega y pelea con él, sin darse cuenta de lo que está pasando. Así, pelean contra el destino, contra la vida, contra todo lo bueno que podría funcionar para ustedes si tan sólo estuvieran listos para quitarse las anteojeras.

Típicamente, en este estado de rebeldía culpan a alguien o a algo. Cuando hacen esto no están conectados con las causas y procesos dentro del ser; y esa es la raíz de todo el sufrimiento. No importa cuántas veces, y con qué palabras diferentes lo digo, esto aún no lo observa ninguno de mis amigos que trabajan en este Pathwork. Casi todos ustedes aún pasan por alto cuántas veces se sienten infelices, y enfrentan su infelicidad sólo vagamente. Por lo tanto, son incapaces de conectarla consigo mismos. Aún cuando saben que son infelices, y aún cuando se han enfrentado a las razones exactas de ello, todavía se rebelan contra la infelicidad como si fuera producida por algo ajeno a ustedes. Así pues, todavía están enajenados de sus propios poderes de creación, a pesar de haberse enfrentado a sus sentimientos. El magnífico proceso creativo, que constantemente trabaja dentro de ustedes, suele revelarse primero en su manifestación negativa.

Aun cuando crean en los poderes creativos, en sus posibilidades ilimitadas, siguen pensando que les llegan como una recompensa especial después de que han superado su ceguera, su desconexión y sus dificultades. Deben convertirse en un “producto acabado”, por decirlo así, antes de que puedan participar de los poderes creativos universales. Esta es la creencia vaga que la mayoría de las personas tiene y es una distorsión de la realidad. La infelicidad misma de que padecen es tanto un producto creativo como la creación del bien con el que sueñan. Mientras esto no se entienda por completo, es imposible participar en la creación y el moldeado del destino de uno, sentirse seguro y en paz con el mundo.

Sepan, amigos míos, que el poder creativo que opera dentro de ustedes es tan inmenso, tan constantemente operante, que no tienen la menor idea de él hasta ahora. Opera de acuerdo con el estado de su conciencia. Esto comprende, desde luego, la mente consciente y la inconsciente… su ser total. Lo que tienen, o no tienen, es una creación directa de todo lo que piensan, todo lo que sienten, todo lo que quieren. Tal vez no lo quieran sabiamente, y desde luego pueden no quererlo conscientemente, pero inconscientemente, sí. Cuando perciban esto plenamente, entenderán la ley de la vida, la ley de la creación dentro de ustedes. Empezarán a sentir vagamente el enorme poder que está a su disposición

Es un poder magnífico. No le permitan que funcione inadvertida, arbitraria y caprichosamente por medio de sus procesos de pensamiento desordenados, sus miedos, sus errores conceptuales, su ignorancia; en suma, permitiendo que tanto material siga siendo inconsciente y, por ende, esté desconectado de ustedes. Si hacen esto, los procesos destructivos determinarán la creación de ustedes mismos y de su vida en el grado exacto en el que existen. Una y otra vez, reaccionan como si su inconsciente no existiera. Son conscientes de desear algo. Si el deseo permanece insatisfecho, todavía no se les ocurre que su propio inconsciente funciona en el sentido opuesto de este deseo. No buscan en su interior la razón de la insatisfacción. No ven su estado como el producto, o la creación, de ustedes mismos.

Busquen las formas dentro de su propia y poderosa sustancia del alma que les traen todo lo que tienen y todo lo que no tienen. La separación entre su mente consciente y su mente inconsciente es su mayor enemigo. En el momento en que eliminan la separación dejan de estar gobernados por fuerzas interiores que no conocen y que, por lo tanto, temen. Sin embargo, su miedo y su resistencia más grandes son la eliminación de este muro separador. Luchan ferozmente contra ello. Esto es una locura, pues sólo en esta separación son impotentes. Y sólo en esta separación se ven prácticamente forzados a adjudicar su infelicidad a poderes oscuros que parecen no tener nada que ver con ustedes. Así, tienen miedo del mundo y también de su propio ser interior. Como le tienen miedo a éste, no quieren verlo. Como no quieren verlo se separan de él, y entonces parecería que necesitaran temerlo. No querer verlo resulta lógicamente en una falta de conciencia, en no saber lo que está sucediendo, no sólo acerca de la destructividad inadvertida de uno, sino también acerca del poder creativo que podría funcionar para ustedes, y no contra ustedes. Éste es uno de los importantes círculos viciosos que tercamente se niegan a cambiar por otro círculo virtuoso.

El poder creativo interior no es sólo constructivo, benigno, bueno y sabio. También es destructivo, vicioso, malvado y estúpido. Esto no lo hace menos divino en lo que se refiere a su origen y esencia. Es error, concepto equivocado y deseos malvados tanto como verdad, realidad y amor. Así es en su manifestación presente debido al estado mental temporal de la entidad. No es así inherentemente. El poder opera eterna, neutral e incuestionablemente, de acuerdo con la conciencia y la dirección de la entidad.

El poder creativo se expresa a través de ustedes de acuerdo a lo que son en cualquier momento dado. Penetra en todo su ser y es moldeado por todo lo que son, por el ritmo de su respiración, por todo lo que piensan, sienten y desean. Es una expresión de todas sus actitudes, las más extremas y obvias, así como las más sutiles y ocultas. Todo esto es tan poderosamente creativo que la dinamita y la energía atómica no son nada en comparación. Estas energías físicas crean un solo impacto, un efecto físico tremendo. La energía de la vida es una fuerza dinámica constante y poderosa que deja una huella, moldea y dirige. Ustedes la usan, lo sepan o no. Cada pensamiento, cada deseo, cada miedo oculto, cada evitación de la experiencia la usa.

Un camino como éste principalmente tiende a la realización de esta verdad, la comprensión de este hecho de la vida y la eliminación del muro de separación entre la mente consciente y la inconsciente.

No deben imaginar que el consciente y el inconsciente son dos mentes diferentes. Son una y la misma. Sólo parecen diferentes cuando se descubre la parte inconsciente. Entonces parece ser una criatura completamente desconectada de los objetivos y deseos conscientes. Sólo poco a poco, cuando estas dos partes del individuo se unen, se vuelve obvio que han sido una todo el tiempo y fueron escindidas artificialmente. Una parte entonces se “olvidó” y su existencia se negó.

Es lo mismo en lo que se refiere a la mente universal. La conciencia humana no está separada de la conciencia universal. De hecho, no hay una frontera clara que delinee la diferencia. Así como ocurre con el consciente y el inconsciente de la personalidad, así mismo es con la conciencia individual y la universal. Esto se aplica tanto a las partes conscientes como a las inconscientes de ella. Es imposible determinar dónde termina la conciencia individual y empieza la conciencia universal. Su propia mente consciente inmediata, que ahora mismo está a su disposición, es el borde de la vasta mente universal. Expresar el pensamiento de que la Humanidad está conectada con la mente universal no transmite adecuadamente la verdad, porque esto podría implicar que dos cosas diferentes están conectadas. Esto es engañoso, pues no son distintas en su naturaleza, esencia u origen. Son iguales. Así como ocurre con el consciente y el inconsciente, la mente humana y la universal están separadas solamente por la falta de conciencia.

La mente consciente que expresan en su vida cotidiana está separada del vasto todo, la mente universal, sólo por la creencia ilusoria de que están separados. No poseen un aspecto de esta mente universal, ni siquiera son una parte separada de ella. Son ella.

Lo que es ahora inconsciente fue consciente en un tiempo. El que una parte de ustedes se volviera inconsciente no es algo que les pasó. Es algo que ustedes hicieron. La volvieron inconsciente, como todavía siguen volviendo inconsciente el material… todos los días. Esto se aplica incluso al material que han conocido antes de esta vida. Aun eso no está más que “momentáneamente olvidado” porque pensaron que era más conveniente olvidarlo. No importa lo inconscientes que sean de lo que pasa en su interior, cuando lo encuentran, no es nada más ni nada menos que un redescubrimiento. Normalmente se siente como si uno lo hubiera sabido todo el tiempo. Esto se aplica tanto al material psicológico reprimido de esta vida como a las grandes verdades metafísicas. Todo el conocimiento del universo está esencialmente en ustedes. Su conciencia se ha separado de este conocimiento y, por lo tanto, lo ha “olvidado”. Esto es cierto en lo que se refiere a la parte errónea y destructiva así como a la mente universal. Ustedes son una manifestación de esta última.

Cuando la separación se desvanece, la ilusión se desvanece también; es decir, que son un ser separado. Su miedo a renunciar a esta ilusión es muy trágico porque creen que sólo este estado ilusorio y separado es real y tiene identidad. Creen que pierden su identidad, y por ende su vida misma, cuando pierden su separación. Esto es totalmente falso. La separación debe desaparecer. Esta existe debido a innumerables errores, que en el curso de este camino empiezan a descubrir y desenterrar.

El error principal en este estado es el dualismo; todo es “esto o lo otro”. Hemos hablado de muchos aspectos dualistas, de muchas alternativas falsas que los seres humanos enfatizan y padecen. Se pierden más y más en una trampa porque creen que deben elegir entre alternativas dualistas—y por lo tanto erróneas—, basadas en premisas completamente falsas. He hablado de muchas de ellas y ustedes, en su Pathwork individual, han encontrado muchas más de las que podemos abordar aquí.

Esta noche hablaré de un dualismo extremadamente importante y muy fundamental, basado en conceptos erróneos. Esta dualidad específica es universal. De una manera u otra se aplica en cierto grado a todos los seres humanos. Es ésta: el placer contra el bien. La palabra “placer” comprende la felicidad personal, la plenitud, la gratificación en todos los niveles, el interés en sí mismo, la autoafirmación. En esta dualidad, todos estos elementos contradicen el bien y la generosidad y, por lo tanto, deben sacrificarse. La faceta opuesta de esta misma dualidad es la autoprivación en favor de la decencia, la honestidad, la moralidad: “¡Debes ser bueno, o atenerte a las consecuencias! El bien y la generosidad significan entonces la renuncia a la dicha.

El daño del error conceptual de esta dualidad es imposible de entender por completo a menos que uno contemple muy cuidadosamente sus ramificaciones. Sacrificar el placer incluye todo. Como la vida es placer, se renuncia a la vida misma. Como la salud no es posible sin permitir que la fuerza vital con todos sus efectos placenteros se esparza por todo el organismo, la enfermedad es un resultado de esta dualidad. El placer físico intenso es una necesidad legítima y un anhelo legítimo porque forman parte de la ley universal de la vida. La individualidad, la autonomía y la autoafirmación son aspectos de la madurez y la autorresponsabilidad. Son intensamente placenteros y también debe renunciarse a ellos cuando se supone que el placer está mal y, por lo tanto, se le niega. Así, el individuo permanece en un doloroso estado de dependencia y falta de identidad, de debilidad e impotencia porque siente remotamente que ésta es la manera más “decente” y “generosa” de ser. La otra parece ser demasiado “agresiva”, vigorosa y prohibida. Por lo tanto, Çel placer espiritual de conocer el poder interior y los propios potenciales de crear el destino también deben abandonarse en esta dualidad. También este placer parece excesivo, presuntuoso y no lo suficientemente humilde. Todos estos gozos se abandonan por la creencia distorsionada de que están mal. Las personas creen que si se afirman de esta manera, si se arrogan poderes—poderes que eran suyos para empezar—, son “egoístas” y “pecadores”. Sin embargo, sólo porque son realmente egoístas y pecadores en otros aspectos—y no por su necesidad de individualidad y éxtasis—deben creer en esta falsedad. Al creer en ésta, no pueden eliminar el egoísmo, la codicia y la crueldad reales.

En el momento en que entiendan de verdad su libertad y su poder, no necesitan ser egoístas, crueles y codiciosos. En ese punto ya no hay ninguna alternativa falsa, ninguna división y ninguna elección que hacer entre el placer y el bien. Pero mientras sigan creyendo que a fin de ser buenos deben renunciar al placer, fluctuarán entre estas dos alternativas. No es posible que se entreguen de corazón a cualquiera de estos caminos. Es imposible que encuentren paz mientras esta elección parezca imponérseles. Por lo tanto son a la vez egoístas y negadores del placer. Cuanto más obligados se sientan a negarse el placer, más egoístas se volverán a fin de llenar ciegamente el vacío. Cuando más egoístas se vuelvan, más se castigarán por el egoísmo y se convencerán de que no merecen el placer.

El gozo de amar, el gozo que es la vida en su esencia misma, debe permanecer oculto mientras exista esta dualidad. Se enervan ante esas alternativas imposibles mientras piensen—aunque sea sólo en su autoevalución secreta—que deben escoger entre renunciar a la esperanza de una plenitud completa en favor de la decencia y el bien, o tener que cargar el peso de la maldad en favor de probar algunos de los deleites que la vida ofrece y es intrínsecamente.

Esta es una dualidad muy profunda. Cuando examinen de cerca su interior descubrirán que están influidos por ella en una medida mayor de lo que pudieran creer. Esta dualidad no viene sólo de las influencias personales que hubo en el ambiente temprano del individuo. Existían, desde luego, pero sólo porque ésta es una distorsión general y universal. La parte destructiva de la conciencia universal está profundamente marcada por esta dualidad, está imbuida de sus falsas divisiones.

Cuando llegan al punto en que experimentan profundamente la unidad original de la vida a este respecto, descubren la enorme verdad de que no hay que hacer tal elección. Entonces pueden disfrutar de cada deleite, placer, satisfacción, gratificación y éxtasis posibles y ser, al mismo tiempo, una persona totalmente generosa, desprendida y entregada. De hecho, la entrega y la generosidad no sólo no los privan de nada—como temen cuando todavía viven en la dualidad—, sino que los enriquecen. Tal vez ya acepten esto en teoría, pero cuando llega el despertar emocional es como si el mundo temblara. Es como si se hubieran desecho de la carga de grilletes innecesarios y descubierto la gran libertad del mundo: de crecer, de ser, de buscar a otros y de experimentar la vida. Entonces ya nada se interpone en el camino de crecer y seguir creciendo en fuerza e integridad, en amor y sabiduría, en el poder de crear, en la apreciación de las cosas como son realmente, en la capacidad de experimentar el placer supremo.

Amigos míos, tal vez les sorprenda la expresión “la parte destructiva de la conciencia universal”, puesto que por lo general se supone que la conciencia universal es sólo constructiva. Aquí de nuevo se hacen divisiones arbitrarias que no existen. Así como tienen un inconsciente personal constructivo y destructivo, lo mismo pasa con la conciencia de esta esfera terrenal, de todas las naciones, de todas las ciudades, de todos los grupos. Así como sucede con el individuo, esta conciencia es en parte constructiva y en parte destructiva; lo que contiene es en parte consciente y en parte no. Así como los individuos son una expresión de lo divino y pueden manifestar el poder unificado y el bien cuando se examinan en profundidad—trascendiendo la mente despierta y consciente así como el inconsciente destructivo—también puede hacerlo la conciencia grupal. Grupos más grandes de personas cuya sustancia vital creativa combinada forma una unidad también puede lograr este cambio.

Cuanto más disuelvan los individuos su consciente destructivo y sus procesos inconscientes y los trasciendan tocando las profundidades divinas unificadas, más cambiará la conciencia del mundo. Así, cada individuo aporta más al estado del mundo por medio de su propio desarrollo y crecimiento de lo que posiblemente puede apreciar. No hay más salvación que el descubrimiento del terreno del propio ser de uno que está tan vivo y es tan poderoso y lleno de potenciales y posibilidades…infinito en el bien, infinito en abundancia. Si la inteligencia del ego puede aceptar esto como una posibilidad y trabajar con ella activando este poder, la capa intermedia de error, destrucción y sufrimiento se caerá mucho más rápido que de lo contrario. Poco a poco verán que la sustancia es toda lo mismo, todo es sustancia vital esencialmente idéntica. Existe un paralelo entre el descubrimiento del ser, que consta de una parte destructiva y voluntariosa aparentemente muy separada y un poder divino infinito aún más oculto—ambos son esencialmente de la misma sustancia vital que la mente consciente—y el descubrimiento de la unidad del placer y el bien personal.

¿Tienen preguntas sobre este tema?

PREGUNTA: Yo tengo una pregunta personal que bien podría corresponder a este tema. Comprende dos cosas que me gustaría que usted comentara. En primer lugar, me encuentro últimamente en un estado altamente energizado, que parece relacionarse con mi trabajo. Me ha impedido dormir y me ha obligado a recurrir nuevamente a los tranquilizantes. En segundo lugar, pronto veré a una persona con quien tuve mucha cercanía en el pasado. Me siento muy asustado y ambivalente acerca de esta persona y no puedo mantener el control cuando estoy en su presencia. Pienso que el terror sexual que tengo es muy fuerte en esta situación.

RESPUESTA: Sí, efectivamente, esto tiene mucho que ver con el tema de la conferencia de hoy. Estas dos facetas están conectadas entre sí; son interdependientes. Tu estado altamente energizado es un resultado directo del desplazamiento de la fuerza sexual natural. No tiene manera de encontrar su expresión en el placer, que es lo que debe hacer. La privación de placer te enferma en cierto grado. El hecho de que te prohíbas en todos los niveles el placer intenso que fuiste creado para experimentar—por miedos e ideas falsos—crea una energía que no puedes asimilar apropiadamente. Debe haber una perpetua rotación de la energía en una persona que funciona sanamente. Esto no puede tener lugar cuando el destino de la corriente del placer se interrumpe obstinada y artificialmente. El placer se produce cuando la corriente de energía se obedece. Lleva a amar, dar y recibir, unir, abrirse a las fuerzas de la vida. Conduce al ser más íntimo con todos sus poderes, así como a otra persona con la que uno comparta estos deleites. Cuando esto se lleva a cabo, el sistema humano funciona bien. Todas las unidades de energía tienen su propio metabolismo, su propio ritmo o rotación.

El miedo de encontrarte con esta persona se debe a que la energía del principio del placer está fuertemente activada. Así, tu error conceptual de que la unión con el otro sexo, y los placeres de esta unión, son malos y peligrosos surge a la superficie más directamente. Esto es bueno porque te permite mirarlo, verlo en acción, ver su poder dentro de tu conciencia y convencerte de lo absurdo que es este miedo. Esa experiencia puede ser un paso más de crecimiento para ti si entiendes lo que te ocurre.

Incluso en tu situación de trabajo, el problema es esencialmente el mismo. Esta es una experiencia nueva para ti. Es una experiencia buena en el sentido de que muestra que has dominado una desventaja. Demuestra que estás lidiando bien con la realidad en un grado mucho mayor que nunca antes. Demuestra también que puedes tomar y aceptar ciertos aspectos de la vida que nunca antes habías estado dispuesto a tomar y aceptar. No sólo haces un buen trabajo como tal, sino que has superado bloqueos y dificultades dentro de ti, que hace apenas poco tiempo te parecían insuperables.

Tu fuerza personal y tu buena voluntad te han llevado a este crecimiento, que seguramente experimentas como placentero. Descubrir la fuerza de uno, sus recursos, sus capacidades, su resiliencia y cualquier aspecto bueno que puedas nombrar es placer. Podrías experimentarlo como el conocimiento de tus infinitas posibilidades para el bien, como despojarte de una camisa de fuerza innecesaria y restrictiva. Pero te niegas este placer—el placer de tus propios logros—tal como te niegas todo placer. Es como si hubiera una película entre ti y la experiencia, una película gruesa y velada, como una pared de plástico. Esta pared te separa de la capacidad de ser tocado por la experiencia. Esto no se aplica sólo a ti, desde luego. El crecimiento significa, entre otras cosas, el adelgazamiento gradual y la disolución final de esta película, para que puedas experimentar directamente. El significado de esto es profundo, pues mientras rehúyas la experiencia directa y escueta estarás en problemas contigo mismo. Serás débil, dependiente, miedoso y, sobre todo, te sentirás despojado. Cuanto más se deshace uno de errores conceptuales y despierta a la vida, más delgada se vuelve esta película, y más directamente experimenta uno la vida. Cuanto más gruesa sea la película, más consciente debes volverte: “Aquí estoy, detrás de la pared velada, y a través de ella, afuera, veo la experiencia, pero ésta no me toca”.

Ante cualquier experiencia que te toque, te encoges de susto. Éste es causado por una conclusión equivocada. La experiencia del placer, así como del displacer, no puede dañarte jamás, a menos que creas que puede dañarte. El daño proviene exclusivamente de que te defiendes de la experiencia cerrándote. La ansiedad que experimentas es exclusivamente el resultado de temer el placer, así como el displacer; temes ser tocado por la experiencia y, por lo tanto, eriges una pared defensiva contra ella.

A fin de salir de este estado, tienes que reconocer que tu inconsciente no está todavía tan dispuesto como tu mente consciente. Acepta esto por el momento, pues éste es el requisito para influir en ella. Lidia con tu inconsciente resistente de una manera inteligente. Háblale de una manera relajada. Dile: “Estoy equivocado al temer la experiencia. Nada malo puede sucederme si tengo placer, ni si me siento herido o decepcionado. Estos son miedos ilusorios. Sí quiero la resiliencia que es esencialmente mía. Sí convoco a los poderes que están más profundamente dentro de mí que los miedos y las ideas falsos. Ya no deseo rechazar la experiencia. Mi miedo de los sucesos llamados buenos o malos se basa en la ilusión”. Así aprenderás, poco a poco, a permitirte experimentar lo que surja en tu camino. Deja que surja; no lo evites.

Que todos adquieran una comprensión más veraz de la gloria de la vida, que los hará reconocer más y más que no hay nada que temer, absolutamente nada. Su miedo es una ilusión. El miedo y la ilusión son sinónimos, como también lo son la vida y el placer. ¡Sean benditos, sean en Dios!

Dictada el 12 enero de 1968.