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Pathwork

Conferencias del Guía

Conferencia 169. Los principios masculino y femenino en el proceso creativo

Saludos, amigos míos. Les enviamos bendiciones y amor que llegan hasta su ser más profundo en la medida en que se abran a ellos. Recíbanlos y permítanlos entrar en ustedes.

Esta noche me gustaría hablar sobre algunos elementos más específicos del poder creativo universal. He dicho muchas veces que cada ser humano no sólo posee este poder, sino que también lo expresa. Alcanzar el máximo potencial significa deliberada, consciente e intencionadamente usar el poder creativo que son en su ser más íntimo y que emana de ustedes. Constantemente crean las circunstancias de su vida con este poder, pero lo hacen inconscientemente, sin darse cuenta. Lo que piensan y sienten, lo que creen y conciben, lo que secretamente desean y temen—todo eso—moldea y determina la sustancia creativa y constituye la fuerza motora de este poder.

Qué enorme diferencia existe cuando deliberadamente expresan y crean su vida o su destino, y cuando lo crean sin saberlo. Al crear inconscientemente pasan por ciertas experiencias que adjudican a algún destino oscuro. Sus experiencias parecen tener poco o nada que ver con quienes son, lo que sienten, lo que desean, en lo que creen ahora mismo o con lo que eligen hacer con sus pensamientos y sentimientos. Pero los individuos autorrealizados saben exactamente cómo crean su vida.

Un estado intermedio en la realización final de la conciencia humana se alcanza cuando las personas se conectan con sus bloqueos inconscientes y comprenden las obstrucciones y la infelicidad de su vida. Un gran momento es cuando uno entiende de pronto que no era el destino hostil sino su propia creación lo que provocó esa infelicidad, y ve la actitud secreta que produjo el destino desagradable. Una vez que la causa y el efecto se conectan, el destino de uno ya no es un poder exterior ciego y malevolente. A partir de eso, el individuo deja de ser impotente. En verdad, los seres humanos nunca han estado indefensos contra ninguna fuerza o poder fuera de ellos; pero son impotentes contra sus propios procesos internos hasta que los reconocen y los cambian.

Éste es el camino del Pathwork. Al descubrir la raíz de su experiencia negativa dentro de ustedes, se vuelven capaces de transformar esa experiencia. A fin de crear deliberadamente un destino positivo, es esencial que entiendan mejor la fuerza creativa del universo y cómo pueden usarla positivamente. Me gustaría examinar ahora ciertos aspectos muy específicos de este poder creativo.

Hay dos principios fundamentales por medio de los cuales opera el proceso creativo: el primero es la activación; el otro es el principio de no obstruir y dejar que las cosas sucedan. Estos dos principios creativos existen en todo el universo y se manifiestan en todo en su vida. Regulan todo lo que ocurre, deseable o indeseable, importante o no importante, desde la más pequeña y más mundana ocurrencia hasta la creación de un universo. Si lo que se crea necesita ser constructivo, fructífero, gozoso y placentero, estos principios deben interactuar de una manera armoniosa: deben complementarse entre sí y estar en armonía. Si lo que se crea es destructivo, doloroso, ineficiente o infeliz, estos dos principios también deben estar en acción; sólo que en este caso están distorsionados y mal entendidos. En vez de complementarse entre sí, interfieren el uno en el otro. En vez de que estos dos aspectos formen un todo unitivo, un dualismo hace de ellos dos opuestos mutuamente excluyentes. Cuando ambos lados de la dualidad se reconcilian, dos fuerzas aparentemente opuestas trabajan juntas hacia una meta y se complementan entre sí. He hablado de la unidad versus la dualidad en muchos otros contextos. Esto atañe a toda la creación: allí donde una entidad está alejada de su centro y, por lo tanto, está en la ignorancia y el error, surge la dualidad. Toda la esfera terrenal, a saber, la conciencia humana, se halla en el estado dualista de modo que todas las funciones creativas perceptibles están escindidas a la mitad. Los principios que analizamos aquí también están afectados por el estado dualista de la conciencia humana.

Estos dos aspectos fundamentales de la creación, la activación y el dejar ser, son leyes universales presentes en todo lo que jamás se ha creado. No son leyes mecánicas como la ley de la gravedad. Todas las leyes, incluso las impersonales y físicas han llegado a existir desde, a través de, y por la conciencia, y todas deben de haberse creado de la misma manera mediante la combinación de estos dos principios fundamentales. La creación directa, con sus propias leyes específicas, siempre es una expresión de la conciencia, pues todo en la creación sólo puede ser el resultado de la conciencia. Que la conciencia provenga de un cerebro o una personalidad individual, o que sea el gran espíritu universal que permea toda la vida, no importa. El principio es el mismo.

La actitud consciente expresa si activan o no, o si dejan ser o no. Estos dos principios y sus papeles merecen un escrutinio mucho más estrecho. Activar significa que la entidad consciente deliberadamente reclama, pone en marcha, se mueve hacia, causa, determina o emplea intencionadamente estas fuerzas, invocándolas y eliminando todas las posibles obstrucciones. El esfuerzo y el empeño son parte integral de poner en movimiento las fuerzas creativas. Este es el hacer activo. Podemos llamarlo el principio masculino en acción.

La actitud de “dejar ser” significa ser receptivo y esperar. También es un movimiento, pues todo lo que está activo debe moverse. Pero este tipo de movimiento es muy distinto del principio de activación. Éste se mueve hacia afuera a otro estado. El espíritu de dejar ser es un movimiento dentro de sí mismo; es un movimiento pulsante e involuntario, mientras que el movimiento de activación es deliberado y autodeterminante. Las palabras son insuficientes para explicar estas verdades, y tendrán que escuchar con su oído interno y usar su imaginación y sus facultades internas para percibir lo que les digo aquí.

La conciencia detrás de la actitud de soltar o dejar ir es de una espera paciente y confiada, de permitir que un proceso de maduración fructifique, de rendirse a una fuerza puesta en marcha: esto puede llamarse el principio femenino en la creación. Como dije antes, los principios masculino y femenino existen en toda empresa y acto creativo. El acto autodeterminante y voluntario expresa la confianza en uno mismo y el conocimiento de su naturaleza divina. El fluir con las fuerzas creativas, la rendición a ellas, expresa una profunda confianza en la vida y en el estado de ser que no requiere un ápice más de movimiento que el de activar los poderes mismos en los que uno confía. Todo lo que funciona bien en el universo, hasta las manifestaciones más pequeñas de la vida mundana, combina estos dos aspectos de la vida y la conciencia. Nada puede crearse sin que estos dos principios operen. Ninguna unión entre los sexos puede ser satisfactoria a menos que estos dos principios funcionen como deben hacerlo. El placer supremo es posible hasta el grado en que estas actitudes sean sanas, y en la medida en que la confianza en el ser y la vida vuelva posibles las dos actitudes.

Tanto los hombres como las mujeres representan estos dos principios; sólo su disposición, su énfasis, grado, proporción y relación entre sí son diferentes. Sin embargo, esto no significa que el varón sano e integrado represente exclusivamente el principio de activación, ni que la mujer sana e integrada represente exclusivamente el principio de dejar ser. Los hombres y las mujeres deben expresar ambos aspectos, pero el énfasis difiere y las áreas en las que ambos principios creativos se manifiestan o se aplican también difieren.

Una vez que empiecen a pensar en esto y miren la vida con la visión ligeramente modificada que reconoce ambos principios en acción, verán y entenderán mucho más sobre la creación misma y sobre los sucesos mundiales. Ya sea que creen un negocio, una situación entre ustedes y otra persona, su propio destino o un universo, todo depende del grado en que entiendan y usen armoniosamente los principios masculino y femenino de la creación y en qué medida sean conscientes de ambos principios y les permitan desplegarse desde su interior. Estos principios suelen estar distorsionados y, así, crean confusión y desarmonía. Cuando estos principios creativos están distorsionados y se usan de maneras equivocadas, el resultado es la destrucción.

Un varón no puede atreverse a ser totalmente un varón y activar la fuerza creativa de una manera deliberada e intencionada cuando su inconsciente todavía está impregnado de hostilidad, rabia y enojo, porque el principio de activación amenaza entonces con expresar estos impulsos destructivos. Hay muchos hombres y mujeres en este mundo que están todavía tan poco desarrollados que no tienen reparo en expresar sus impulsos destructivos. No les preocupa activar el principio masculino, aunque esto produzca las acciones más violentas y negativas. Sólo cuando progrese el desarrollo y el individuo ya no desee expresar violencia y destrucción se asustará de su propio principio activo y, por lo tanto, lo refrenará. Por eso, no pueden ser hombres o mujeres completos a menos que primero hagan las paces con sus emociones y deseos negativos. Cuando se enfrenten plenamente a dichos sentimientos, éstos perderán su poder. Pero mientras no se den cuenta de su existencia, ellos los controlarán y los forzarán a actuar de acuerdo con ellos sin que sepan siquiera lo que están haciendo y por qué. Entonces los racionalizarán o volverán la destructividad contra ustedes, por su temor a dejar salir el principio activo y cosechar sus semillas negativas.

Así, en un estado transitorio de evolución, las personas se impiden usar el principio de activación, porque toda ésta estaría basada en la negatividad. Esto explica por qué tantas personas se encuentran paralizadas, inactivas y estancadas. Temporalmente, las personas se refrenarán para evitar su uso del principio creativo. Por lo tanto, la activación sana, la autoafirmación y la autonomía también están temporalmente inhibidas y deben esperar su liberación hasta que la personalidad haya zanjado su dificultad con su propia naturaleza destructiva. Las personas pueden tener que transitar algunas vidas en este plano terrenal en el que sus fuerzas de activación deben atenuarse para ya no expresar la forma distorsionada del principio creativo de la activación.

Todos ustedes experimentan en este camino la necesidad de entrar en contacto con la crueldad, la brutalidad, el sadismo, el deseo de venganza y la malevolencia ocultos. A medida que aprenden a ver, entender y aceptar estas emociones, pueden verdaderamente superarlas. Sólo entonces se convencen genuinamente de que no se necesita la destructividad. En tanto la destructividad no se encare de frente, falta esta convicción, y su contención está motivada casi por entero por su miedo a la represalia y sus consecuencias. Sólo cuando tengan el valor y la honestidad de ver y aceptar plenamente estas emociones y deseos dañinos, sólo cuando las comprendan y evalúen en su totalidad, verán sin sombra de duda que son superfluas como defensas, y no tienen ningún otro propósito. A medida que estos sentimientos se vuelvan superfluos y ya no necesiten estar en guardia contra sus propias reacciones espontáneas, serán lo suficientemente libres para activar el mayor poder del universo dentro de ustedes. Ya no temerán este poder, pues estará libre de contaminación, perversión y distorsión. Entonces pueden reclamar su derecho natural. Entonces pueden dar vida a sus propias fuerzas creativas.

Suele suceder que una persona está suficientemente purificada de las distorsiones destructivas para usar sin peligro sus propios poderes internos, pero el viejo hábito de contenerse está tan firmemente arraigado que la personalidad se abstendrá innecesariamente de usar el principio de activación, sin darse cuenta de que ya no es peligroso usar este poder. La destructividad que aún existe ya no es peligrosa porque ahora es suficientemente consciente. La persona está demasiado alerta para permitir que la destructividad reine y precipite acciones negativas. Sin embargo, el individuo todavía no sabe que el poder para manejar las agresiones restantes también le permite usar las fuerzas más grandes del universo dentro del ser. Como ahora uno es divino, puede usar el poder de activación para crear circunstancias de acuerdo con su elección.

Así pues, debemos distinguir entre aquellos que legítimamente atenúan su actividad creativa porque tienen un miedo justificado a los componentes negativos de ella, y los que atenúan este poder sencillamente porque no conocen su potencial positivo. Son como un hombre que ha estado dormido durante mucho tiempo, y cuando despierta tiene que descubrir todavía el poder de todas sus facultades y el alcance de su despliegue.

El principio masculino es extrovertido y conduce a la acción, que tiene consecuencias. La acción que sigue a la fuerza impulsora o ímpetu construye, afecta, causa y determina activamente. Cuando la personalidad está plenamente consciente de ya no necesitar y, por lo tanto ya no temer las fuerzas destructivas, también empieza a saber que puede crear. En este punto las personas descubren los poderes dentro de ellas y que su mente puede activarlas.

El principio femenino de receptividad, de permitir que las fuerzas activadoras lleguen legítimamente a su fructificación, se distorsiona cuando la entidad niega su responsabilidad. Si se renuncia a la autoactivación y, en lugar de rendirse a los poderes internos autoactivados uno se rinde a la autoridad de otra persona, entonces el papel del principio femenino creativo se pervierte. Del mismo modo, una mujer que rinde su autonomía a un compañero porque tiene demasiado miedo y pereza para asumir las consecuencias de sus propias acciones hace una farsa y una caricatura de su feminidad. Su rendición al compañero nunca será motivada por el amor y la confianza en él; su propósito no será experimentar el éxtasis al unir estos dos principios creativos en esta manifestación específica. En vez de ello, ella se rinde a él por miedo a la vida, pues se niega a asumir sus responsabilidades vitales. Esta rendición distorsionada no puede traer nada favorable a ninguno de los dos componentes de la pareja. Cuando una mujer quiere ser un parásito y agobiar a su compañero con el peso de sus responsabilidades, engaña a la vida, pero es imposible engañar a la vida. El resultado es que en ella crece el miedo a la vida, así como el miedo al hombre que se supone que es su autoridad. Ella tiene miedo a su esclavización autodeterminada. Así, el principio femenino o feminidad suele asociarse equivocadamente con la indefensión, la pasividad y la inferioridad, mientras que el principio masculino suele asociarse equivocadamente con la fuerza bruta y la superioridad.

En realidad, una mujer no puede ser verdaderamente una mujer a menos que se determine a sí misma. En los términos de esta conferencia, una mujer tiene que estar segura en su individualidad mediante la activación del principio creativo dentro de ella, pues sólo cuando puede responder por sus errores y está dispuesta a aceptarlos y aprender de ellos puede ser fuerte y responsable. Entonces no temerá la rendición total, el soltar,el permitir que las fuerzas involuntarias en ella la guíen.

A la inversa, un varón no puede ser verdaderamente un varón cuando no está libre de la destructividad, y cuando no está dispuesto a permitir que el principio de activación trabaje a su propia manera. En otras palabras, debe observar el principio femenino a fin de activar plenamente el masculino, así como la mujer plena debe activar el principio masculino a fin de entregarse al femenino.

Esta interacción entre el varón y la mujer expresa los dos lados del poder creativo de una manera muy obvia. La unión entre los sexos es satisfactoria en el grado en que los dos lados estén en armonía dentro de cada componente de la pareja. Sólo cuando esa condición se cumple puede establecerse la armonía entre ellos.

Así como el varón tiene justificación en temer las fuerzas activadoras mientras no esté consciente de su destructividad y, por lo tanto, no pueda controlarla, así la mujer tiene justificación en temer la rendición mientras se vea como impotente por cualesquiera motivos distorsionados. Si ella no se halla en posesión de sus poderes inherentes, la rendición debe ser debilitante y peligrosa. Como los varones y las mujeres expresan tanto los principios masculinos como los femeninos, ambos deben purificar sus poderes activadores de violencia y hostilidad. Ambos necesitan aprender a adjudicar la causa de todo lo que les pasa al ser, en vez de culpar a factores externos por su sufrimiento.

Por esta razón encuentran en este camino que tanto los hombres como las mujeres se topan con patrones idénticos de actividad falsa. Por una parte encuentran la agresión, la hostilidad, la violencia, la hiperactividad, la impaciencia y la negativa falsas a esperar que los poderes lleguen legítimamente a su fructificación. Por otra parte, encuentran la receptividad y el soltar falsos, lo que significa la negación de la autorresponsabilidad, la pereza y la elección del camino del menor esfuerzo. Tratar de encontrar una autoridad que se encargue de lo que realmente es su responsabilidad es una de las maneras de no dar cuenta de sus actos. Por lo tanto, varones y mujeres tienen que resolver los mismos problemas, pero interactúan en un nivel complementario más que en uno idéntico.

No hay autorrealización posible a menos que se conviertan en varones y mujeres plenos en el sentido más profundo posible. Por esta razón, los problemas humanos siempre tienen que ver principalmente con la relación entre los sexos. No importa qué otros problemas tengan ustedes, los seres humanos, por lo menos están indirectamente conectados con su masculinidad y su feminidad. La expresión y el manejo de los principios creativos masculino y femenino permea toda su personalidad.

Tomemos por ejemplo un problema en el trabajo. ¿Cómo pueden tener éxito en el trabajo si el principio de activación está ausente o atenuado, y si no son lo bastante extrovertidos y sanamente agresivos, o si no activan sus propios poderes creativos sino que los refrenan? ¿Y si los dejan manifestarse, pero las fuerzas activadoras siguen siendo hostiles y antisociales? En ese caso es inevitable que se metan en problemas con su ambiente, no importa lo eficientes que sean en su profesión. Si falta el espíritu del amor, no querrán contribuir a la vida con y a través de su trabajo. Por lo tanto, no puede haber nada creativo en ello, y los poderes espirituales más profundos no pueden manifestarse. No obstante, si quieren enriquecer la vida, pueden enriquecerse a sí mismos sin peligro por medio de su actividad sin sentirse falsamente culpables por su agresión sana.

Y, ¿cómo puede fructificar lo que se activa si al principio creativo femenino no se le permite funcionar dejando ser, aguardando la fructificación, confiando en las fuerzas puestas en marcha? Sus propios poderes intuitivos alcanzan su conciencia sólo cuando este espíritu receptivo de dejar ser reina después de la activación. Entonces pueden ser guiados de acuerdo con la sabiduría más alta, la de la inspiración creativa, necesaria para todo trabajo exitoso. También ella consta de los dos aspectos: la inspiración debe ser activada deliberadamente por la mente y se le debe permitir fluir, tomar su curso y manifestarse a su propia manera sin la interferencia de la mente.

Las leyes indicadas aquí son aplicables a todas las empresas. Ya sea que hagan trabajo doméstico, o que trabajen como artistas, científicos o cualquier otra cosa, la ley es la misma, aunque el grado en que estos principios operan puede variar. El trabajo doméstico, por ejemplo, puede hacerse de manera mecánica y, sin embargo, con relativa eficiencia, aunque también puede ser un acto creativo cuando se hace con el espíritu mencionado aquí. Pero el trabajo artístico, científico o espiritual nunca tendrá éxito a menos que siga estas leyes de la creación.

Así que su trabajo fracasará, como también fracasarán sus relaciones humanas, cuando los principios masculino y femenino no interactúan adecuadamente y se complementan entre sí. No necesito decir que en todas estas áreas la relación entre los dos aspectos de la creación varía, como también varía el énfasis en cualquier momento o fase dada.

Si uno de estos dos principios es sano, el otro también debe estar bien. Es imposible que uno sea sano y el otro distorsionado. Así pues, el varón que tiene un problema con su propia activación debe, de otras maneras, ser incapaz de soltar y dejarse llevar. Sería falso suponer que el varón que no es suficientemente activo y agresivo lo es también en su personalidad total. Inevitablemente descubrirá un área en la que es hiperactivo, excesivamente masculino, precisamente donde debe reinar el principio femenino. Esta distorsión es una compensación por la poca actividad allí donde debe ejercer su fuerza activadora masculina, pero no lo hace. Y a la inversa, el varón que expresa una forma exagerada del principio masculino debe albergar áreas en las que es demasiado pasivo y expresa el principio femenino distorsionado. Estos dos ejemplos son aplicables también a las mujeres.

Como la manifestación de los principios masculino y femenino en la vida interior del individuo es parte sustancial de la autorrealización, su Pathwork debe ocuparse particularmente de este tema. La verdadera espiritualidad debe hacer de ustedes varones y mujeres más plenos en el mejor sentido, en todos los niveles de su ser. Su crecimiento debe inevitablemente armonizar estos niveles. Hasta qué grado y de qué manera existe el desequilibrio varía en cada caso y debe encontrarse mediante la búsqueda de sí.

Cuando sean capaces de amar de verdad, estos principios se expresarán perfectamente en ustedes. O, dicho de otra manera, por medio de la activación deliberada del poder creativo hasta su máximo potencial porque ya no temen su propia destructividad, y confían en que los poderes universales terminarán legítimamente lo que ustedes han puesto en movimiento de forma deliberada, no tendrán miedo de rendirse a un poder mayor que su ego voluntarioso y, así, serán capaces de amar. Cualquier cosa que hagan con este espíritu será creativa y combinará estos dos aspectos de la creación. El deseo de dar vida nunca parecerá un empobrecimiento; por el contrario. El varón amoroso activará un poder sublime en él y en su pareja con el propósito de enriquecer a los dos. La confianza de ella en él estará garantizada, y justificará y dignificará su rendición, además de realzar su individualidad. La renuncia al ego determinante será para ella una experiencia deseada que no tiene por qué temer; la activación de él se vuelve entonces amorosamente enriquecedora para ambos. Esto es muy distinto del tipo de activación que el varón pseudoautoritario emite. Él tiene una actitud que rebaja a la mujer para engrandecerse y hace que el miedo de ésta a la rendición sea justificado y razonable. Por lo tanto, él obstaculiza su realización como mujer.

La rendición de la mujer amorosa aumenta la maestría de la autoactivación en su compañero. Ella alentará la individualidad de él, sin competir con su activación ni rechazarla porque ya no es una amenaza. La receptividad de ella no debe confundirse con una pasividad paralizada, que no es si no una distorsión de la feminidad sana. La actividad pulsante del alma en el estado receptivo de dejar ser, el estado de ser, la rendición, es una fuerza vibrante que contribuye a la masculinidad del hombre y a su fuerza.

Cuando dejar ir significa una elección deliberada de renuncia al principio activo porque la persona reconoce que en cierto punto otras facultades deben tomar su lugar, se experimenta una diferencia enorme. El principio activador de llegar a ser deliberadamente hace que las cosas sucedan; el principio de ser es autoperpetuante e involuntario. Sus efectos ocurren indirectamente.

El Pathwork mismo requiere una mezcla de estos dos aspectos. He hablado de esto anteriormente con una terminología diferente. Deseo mostrarles aquí mismo como opera. Ninguna obstrucción ni infelicidad pueden eliminarse, a menos que la personalidad, sea varón o mujer, utilice el poder de activación. Es necesario que deliberadamente enciendan este poder y reclamen su potencial y su derecho a ser una persona feliz. Nadie debe rehuir el esfuerzo de encontrar la causa de la infelicidad en sí mismo. En otras palabras, la persona debe estar moviéndose en la dirección de corregir los errores que tiene dentro y al mismo tiempo invocar deliberadamente a una sabiduría y poder superiores en lo más profundo de su ser para que esta empresa sea significativa. La mente emite la voluntad y determina los pasos, y también invoca a una sabiduría superior dentro de sí. Todas éstas son verdaderamente actividades, cada una a su propia manera. Pero después de estos pasos, el principio receptivo debe operar, porque una vez que estas fuerzas se activan, la entidad debe permitirles fructificar, dejarlas trabajar. La persona que no puede esperar a que esto suceda, sino que quiere resultados inmediatos y los atribuye enseguida a su activación, viola el principio femenino de la creación específica. De tal modo, la creación no tendrá éxito, o lo tendrá sólo en la medida en que los dos aspectos creativos pudieron funcionar. Cuando una semilla se siembra en la tierra, no puede de inmediato sacársele como planta. Debe dársele tiempo para crecer dentro de la tierra hasta que aparezcan los primeros brotes. Las leyes agrícolas ilustran bellamente la integridad de estos dos aspectos de la creación. El Pathwork mismo es uno de estos actos creativos intencionados de usar los dos principios en igual medida.

Ahora bien, amigos míos, es muy importante que todos ustedes entiendan, sopesen y mediten con este material. Les ayudará de la manera más vital en sus esfuerzos futuros de encontrar su naturaleza verdadera y, por ende, su felicidad como cocreadores del universo.

¿Tienen preguntas?

PREGUNTA: Tengo algo que decir sobre lo que usted puede comentar, si lo desea. Desde el vital reconocimiento que tuve en el Día de Acción de Gracias he sentido esta liberación, que creo que es una especie de dejar ser, y una activación simultánea. Se siente como algo muy creativo. Ocurren en mi mente cosas increíbles para mí. El intelecto se me ha liberado, lo que significa que mis facultades mentales, que habían estado adormecidas hasta cierto grado, están activas de nuevo. También mis procesos de aprendizaje han mejorado. Me siento muy activo y mis facultades se han supercargado y expandido.

RESPUESTA: Todo eso es cierto, y más. Dentro de ti tiene lugar un tremendo proceso. Me gustaría explicar lo que ha pasado en términos de esta conferencia, pues te ayudará más. Durante el tiempo que has estado en este camino, has activado fuerzas en una medida enorme. De hecho, al final hubo una sobreintensificación del principio de activación, aunque yo no usé estos términos. En esta sobreintensificación, el principio de dejar ser no estaba suficientemente presente; ahora debes cultivarlo para redondear no sólo tu progreso, sino tu personalidad misma. En esta fase nueva aprenderás a dejar ser sin indiferencia, desinterés o renuncia.

Esto a veces se malentiende: la ciega línea de escape del menor esfuerzo también es una distorsión, pero del principio creativo femenino. La clave aquí es la conciencia. Si estás plenamente consciente de ti mismo, y activas esa conciencia siempre, puedes permitir que las fuerzas fructifiquen a su propio tiempo y ritmo sin el peligro del estancamiento. Ahora aprenderás a dejar que la fructificación tenga lugar en ti conscientemente; a sintonizarte con estas fuerzas y a empezar a experimentar y percibir su realidad viva en ti, una realidad que construye vida nueva. Esto jamás significará que renuncies a tus esfuerzos; por el contrario. Pero tus esfuerzos serán más relajados, más significativos, más armoniosos, más redondeados. Al poner deliberadamente en movimiento el principio de activación, también permitirás, con la misma deliberación, que llegue la fructificación. No hay reglas que determinen cuándo usar más un principio, y cuándo usar más el otro. Esto debe ser percibido intuitivamente mediante la activación de esta intuición también. El intelecto del ego no puede decidir cuándo y cómo usar ambas fuerzas armoniosamente. La gran inteligencia interior es la que debe activarse deliberadamente.

Sean benditos, amigos míos, cada uno de ustedes. Que los que ya están en este camino encuentren nueva fuerza y estímulo en estas palabras, y una nueva apertura de puertas que les ayude allí donde puedan estar atorados. Que los amigos nuevos que están aquí por primera vez sean tocados por algunas de las cosas que he dicho. Tal vez se cree en algún lugar un eco que ponga algo en movimiento dentro de ustedes que pueda hacerles querer activar más su búsqueda en la dirección que lleva a las profundidades de ustedes. Después de que las obstrucciones se encaren, se acepten, se entiendan y se eliminen, sus poderes creativos más altos podrán empezar a desplegarse. Sean benditos, manifiesten más y más la grandeza y la belleza que inherentemente son: ¡Dios!

Dictada el 3 de enero de 1969.