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Pathwork

Conferencias del Guía

Conferencia 198. La transición a la intencionalidad positiva

Saludos y que Dios bendiga a todos los que están aquí. Enfóquense en la dimensión que ahora quiere comunicarles su plenitud y su riqueza. Pueden ser enriquecidos por ella si así lo desean. Es una cuestión de enfoque e intención. Pidan ayuda interna para que los auxilie en este esfuerzo a fin de que la conferencia de esta noche pueda ser otra vez de ayuda, como un paso más en su búsqueda.

Me gustaría hablar otra vez—en esta ocasión en un nivel más profundo y con un enfoque nuevo—de su intento por cambiar la intencionalidad negativa en expresiones positivas. Muchos de ustedes que están trabajando en este Pathwork han descubierto muchos aspectos de su intencionalidad negativa. Finalmente están conscientes de muchas cosas que anteriormente ignoraban, negaban o reprimían. No necesito decir cuán importante y vitalmente esencial es esto en cualquier camino de autoconocimiento, autoconfrontación y purificación. La mayor parte de la Humanidad ignora por completo lo que hay detrás de la buena intención aparente o incluso real, así como detrás de la aparente indefensión. La actitud de “no puedo evitar sentirme así” es la expresión de una intención negativa. Aquellos que están conscientes de y admiten su deliberada opción de una actitud negativa están significativamente más adelantados que aquellos que están en este estado enajenado e ignorante acerca del ser. Pero no basta, amigos míos, con ser conscientes; debe haber más.

También dije, en una conferencia reciente, que una razón fundamental de la dificultad para cambiar de la intencionalidad negativa a la positiva es que, secretamente, el ser se identifica casi totalmente con la parte destructiva. Por consiguiente, renunciar a esta parte de la personalidad parece peligroso, riesgoso y aniquilador. Entonces la pregunta es cómo proceder a fin de cambiar ese sentido de identidad sutil e interior. Cuando no se permiten al ser las expresiones negativas, éstas se solidifican en una llaga purulenta de culpa y baja autoestima que, traducida en palabras concisas, significaría: “Si tan sólo se supiera la verdad sobre mí, ésta sería que soy todo malo. Pero como éste es mi yo real, y como no quiero dejar de existir, no quiero renunciar a mí. Lo único que puedo hacer es fingir que soy diferente”.

Éste es un clima devastador del alma en el que la confusión crece y el sentido genuino del ser se pierde más y más. El conocimiento teórico correcto del intelecto contribuye poco a aliviar esta condición dolorosa y perturbadora. En esta conferencia examinaremos más en detalle el proceso que recomiendo para crear un cambio.

El primer paso es entender que su intencionalidad negativa realmente no es inconsciente en el sentido estricto de la palabra. No es en modo alguno material profundamente reprimido. Es en realidad una actitud y una expresión conscientes, sólo que han decidido ignorarla, hasta que finalmente “olvidaron” que está allí. Apartar la mirada sostenida y deliberadamente de algo resulta por fin en no ver lo que ha estado allí todo el tiempo. En el momento en que el ojo vuelve a enfocar, el material se vuelve de inmediato discernible. Este material no es verdaderamente inconsciente. Esta diferencia es muy importante.

Para este momento, la mayoría de ustedes acepta, enfrenta y admite parte de esta intencionalidad negativa, pero no toda; también eligen ignorar otra parte. A fin de volver completamente conscientes los aspectos restantes, y también para producir el cambio de la intencionalidad negativa a la positiva, es necesario que observen detenidamente esos patrones cotidianos de pensamiento “pequeños y poco importantes” que se han vuelto tan parte de ustedes que apenas se les ocurre prestarles atención. Sin embargo, todos los procesos de pensamiento tienen un tremendo poder y deben revisarse. Muchos pensamientos y reacciones automáticas se dan por sentados y se revisan apenas superficialmente, por lo que su gran poder se ignora. Así, pueden ignorar una reacción de mala voluntad, envidia o resentimiento en ustedes a pesar de darse cuenta de su intención negativa en otros sentidos. Pero son esas pequeñas reacciones y pensamientos habituales los que deben explorarse.

Por ejemplo, pueden admitir un enojo u odio irracionales. Exteriormente afirman que estas reacciones son irracionales, pero una parte de ustedes se siente con el derecho de tener estos sentimientos porque esa parte se siente injustamente tratada. Todavía reaccionan al pasado y traen su reacción al presente. Tal vez el dolor y la angustia realmente estén reprimidos en el verdadero sentido de la palabra. A fin de volver accesible la experiencia real directa, es necesario que lidien con la defensa de la manera más rigurosa. La defensa siempre es una intencionalidad negativa en una forma u otra que no es verdaderamente inconsciente. Su dolor pasado, cuya experiencia se niegan a sí mismos, se convierte en una reacción distorsionada presente. Y estas reacciones deben verse por lo que son.

Supongamos que se encuentran enojados y resentidos en una situación presente. Como dije, en general pueden saber y admitir que éste es su sentimiento negativo, pero emocionalmente siguen sintiendo que tienen razón acerca del asunto. Puede haber una confusión dolorosa aquí: una parte de ustedes siente que sus demandas y respuestas son injustificadas; otra parte se siente tan privada y demandante que reacciona como si el mundo debiera girar en torno a ustedes, y les impide ver el cuadro total objetivamente.

Lo que es necesario en esta etapa es sacar el sentimiento que supura en ustedes, y examinarlo con la parte que es madura. Tienen que seguir hasta el final este pensamiento confuso y usar todos sus recursos y su atención para ir más allá en su comprensión de sí mismos. Entonces sus sentimientos negativos con los pensamientos distorsionados que hay detrás de ellos serán enfrentados por pensamientos verdaderos, maduros y realistas. Los segundos no deben empujar a los primeros a ocultarse de nuevo. Esto debe evitarse estrictamente; y ustedes que están en este camino saben ya lo suficiente para no caer en la tentación de esta trampa. El proceso debe ser un diálogo consciente, como lo expliqué en la conferencia sobre el proceso general de la meditación y la purificación (ver la Conferencia # 182). Es un proceso integrador que finalmente cerrará la escisión y establecerá una identificación con su ser maduro, constructivo y genuino.

Es necesario admitir la existencia de las actitudes erróneas, destructivas, mezquinas y poco realistas, pero eso no basta. El siguiente paso es saber exactamente por qué son negativas estas actitudes, y de qué manera distorsionan la verdad. Entonces pueden considerar inteligentemente la situación realista en lugar de su visión infantil y distorsionada de ella. Si pueden expresar primero el deseo y la intención totalmente irracionales detrás de la actitud tan destructiva, y después expresar de qué manera esta intención se opone a la realidad, a la justicia y a la verdad, entonces, cualquiera que sea la negatividad, habrán dado otro paso importante para cambiarla por una intencionalidad positiva. Habrán eliminado una defensa innecesaria o un muro quebradizo, que les impide experimentar la vida.

Su pensamiento adulto tiene que expresarse junto con el pensamiento infantil destructivo acerca del asunto en el que están tan emocionalmente involucrados. Pueden hacerlo si realmente lo desean. Sus procesos de pensamiento suelen funcionar muy bien si y cuando lo desean. Los procesos de pensamiento son generalmente los más desarrollados y pueden ponerse al servicio del proceso de purificación. Sólo entonces pueden empezar a cambiar los sentimientos para que los que Çya existen y son reales puedan manifestarse.

Es absolutamente necesario que conozcan las ramificaciones y la importancia de sus actitudes defectuosas; por ejemplo, por qué su enojo, su hostilidad, sus celos, su envidia y sus demandas unilaterales son verdaderamente injustos. Sólo entonces entenderán también que el enojo sano puede justificarse. Cuando entiendan esto, podrán experimentarlo limpiamente, sin culpa, sin baja autoestima, sin debilidad ni malos efectos persistentes. Los celos y la envidia, sin embargo, nunca se justifican ni son reacciones sanas. Aunque sentir enojo y dolor pueden justificarse, mientras no sepan con claridad si su enojo está justificado o no, siempre estarán confundidos. Siempre fluctuarán entre la culpa y el resentimiento, entre la negación y la culpabilización. Por un lado, tratarán de aliviar su baja autoestima ideando vigorosamente argumentos; por el otro, se sentirán paralizados por el miedo y la debilidad y no podrán afirmarse. Se sentirán igualmente débiles y confundidos en situaciones en las que expresen sus demandas irracionales e infantiles, y luego su intención destructiva cuando esas demandas no se satisfagan, o en situaciones en las que deberían proteger sus derechos en favor de la verdad. Muchas veces, estas dos expresiones existen en una y la misma situación, lo que vuelve todo más confuso. Su mente sola no puede resolver estos conflictos. Primero deben admitirse los elementos destructivos; pero luego la mente debe confrontarlos y contrarrestarlos, entenderlos y corregirlos.

Si la inteligencia adulta se usa meramente para racionalizar la dolorosa confusión, para idear argumentos defensivos, para justificar la propia situación, o para protegerse de admitir la intención destructiva, entonces nunca se gana nada. Pero si la mente adulta se usa para arrojar luz sobre las demandas irracionales, dejando en claro que son poco realistas e injustas y demostrando que las reacciones emocionales resultantes son destructivas para todos los involucrados, entonces se ganará mucho y la verdad de la situación emergerá.

Éste es el trabajo que les espera en su próxima fase del Pathwork. Han hecho un buen progreso en la admisión de su intencionalidad negativa parcial. Pero a menudo, esta admisión se convierte en sí en un escape sutil. Al admitir tan sólo un sentimiento destructivo una y otra vez, sin ir más allá y examinarlo para descubrir por qué y cómo es incorrecto, se limitan a abrir una puertita trasera más. Les parece que hacen lo correcto, pero se niegan a ir realmente más allá, a transitar todo el camino.

Las tentaciones del mal son muy sutiles. Todas las verdades pueden ponerse al servicio de una distorsión. Por esto se necesita mucha vigilancia. También por esto, hacer lo correcto no es en sí ninguna garantía de que son veraces y de que están en armonía con la ley universal. Por esta razón, las reglas y la teoría de la verdad y la ley siempre han sido distorsionadas por las fuerzas del mal. No existe una fórmula única que pueda protegerlos del mal: sólo la sinceridad del corazón puede hacerlo. La sinceridad del corazón y esta buena voluntad deben cultivarse una y otra vez. Provienen de la limpieza espiritual de hacer la revisión y la meditación diarias y del compromiso con el mundo divino de la verdad, el amor, la honestidad y la integridad. Cuando existe la voluntad de honrar la decencia, la verdad, el amor y la justicia más que las ventajas aparentes del ego pequeño miedoso, egoísta y vano, su liberación procederá verdadera y ciertamente. Cuando esto se hace en los niveles interiores con los que están entrando en contacto ahora a través de este trabajo, y no sólo superficialmente en el nivel del ser exterior, la purificación se vuelve muy profunda.

Muchas veces son libres y honestos al admitir sentimientos destructivos y de odio, pero todavía no saben por qué son tan destructivos. Cualquier sentimiento que no sea una expresión de la verdad completa de la situación respectiva es destructivo. Por eso, todos los problemas y efectos que éstos tengan deben ser evaluados y entendidos. Tienen que estar claramente conscientes de dónde están fuera de centro en sus sentimientos, sus reacciones y su razonamiento interno, con frecuencia secreto. La admisión de sentimientos negativos puede ser un escape si se hace fácilmente y sin pensar, tal vez sólo porque ahora se espera eso de ustedes, sin que sepan de verdad de qué se tratan.

Volvamos ahora a los celos, la envidia y la competitividad. ¿Por qué nunca son en absoluto sentimientos o reacciones emocionales verdaderos o justificados? En cierta medida, casi todos los seres humanos padecen de estos sentimientos tan poco realistas. Los niños los sufren con uno de sus padres o con sus hermanos y pares. Los adultos los padecen con gran parte de su ambiente; siempre que alguien más tiene o experimenta lo que ellos no, los celos, la envidia y la competitividad entran en acción. ¿Por qué son poco realistas estos sentimientos? Son poco realistas porque el pensamiento subyacente se deriva de la suposición de que el universo sólo tiene una oferta limitada de cosas y experiencias deseables, y de que, por lo tanto, lo que alguien más reciba se les está quitando a ustedes.

Esto no es para nada obvio y claro en su mente, ni siquiera en su mente adulta, y no digamos ya en esas emociones vagas y confusas que experimentan sin conocer su significado. Como dije antes, ya es un progreso importante que puedan admitir estos sentimientos, lo que jamás habrían hecho antes. Pero éste no es el paso final. Ahora deben aprender claramente por qué y de qué manera son ilusorios y destructivos estos sentimientos. Tal vez conozcan algunas de las palabras de la verdad, pero no contemplan realmente estas palabras ni las relacionan de manera directa con esos sentimientos negativos.

En el momento en que crean en la premisa de que tienen razón de sentirse privados porque alguien más tiene algo que ustedes no tienen—y así sucede con los celos y/o la envidia—también niegan el hecho de que son ustedes quienes se separaron de lo que podrían tener. No son otros los que les hacen eso. Incluso podrían saber en un compartimiento diferente de su mente cómo actúan, piensan y sienten de manera de acaban sintiéndose privados. Tal vez hayan llegado a esta conciencia en su Pathwork. Quizás admitan que no están dispuestos a correr el riesgo o a pagar el precio necesario para tener lo que una parte de ustedes anhela y otra parte niega. Pero todavía no logran que este conocimiento influya en su envidia, en su angustia de que otros tal vez tengan más, ni en su resentimiento de que lo tengan.

Por consiguiente, sería sabio que primero examinaran muy de cerca sus áreas de celos, envidia y competitividad; en segundo lugar, que admitieran que lo que envidian también lo alejan; y en tercer lugar, que analizaran cómo rechazan aspectos de la cosa misma que envidian que son necesarios para adquirirla. Esto los llevaría a la comprensión de que otros a quienes envidian obviamente deben de haber cumplido con la ley natural inherente a todas las experiencias creativas. Cuanto más hagan esto, más profunda será su comprensión de que el universo ofrece un bien ilimitado a todas las entidades que estén abiertas a recibirlo. Por lo tanto, nada necesita ser envidiado.

Cuando envidien, vean cómo destruyen deliberadamente su oportunidad de alcanzar su felicidad por una actitud particular que conduce a un comportamiento específico. No tienden el puente entre estas actitudes y su vacío o falta de realización. Por lo tanto, se amargan y se sienten con mayor derecho a estar resentidos y a ser negativos.

Darse cuenta de su propia responsabilidad por la insatisfacción de sus necesidades no debe hacerlos ocultar de nuevo sus intenciones destructivas. Una de las actitudes más importantes que hay que adquirir para respetarse y aceptarse es la capacidad de admitir que se está equivocado sin sentirse indigno e inmerecedor de amor. Esta es la gran lucha. Las personas creen que para sentirse honorables y dignas de amor jamás deben equivocarse. Esta creencia produce mucho caos y confusión. De hecho, es posible admitir la destructividad sin sentirse irremediablemente indigno.

Cuando se sienten celosos y envidiosos carecen de la fe en la realidad universal. Esta realidad es una abundancia ilimitada si tan sólo abren su corazón, su mente, su conciencia y sus facultades receptivas. No obstante, si están enganchados en la intencionalidad negativa, es imposible que sean receptivos. La receptividad es parte integral de la intencionalidad positiva. Por lo tanto, la negatividad y la receptividad son mutuamente excluyentes. Así, la persona negativa está constantemente carente. Al que es negativo le parece que el mundo exterior es el que lo priva, pero en realidad esa persona se separa de la realidad de la abundancia siempre disponible del mundo.

La competitividad—una variante de la envidia y los celos—también parte de la premisa equivocada de que el valor de sí mismo se determina midiendo y comparando al ser con otros. Esta también es una distorsión total de la realidad. Ningún ser humano puede medirse y compararse con otro. No importa lo dotadas y suficientes, o lo creativas y realizadas que sean otras personas, no son mejores o más, ni más favorecidas o privilegiadas. Sencillamente han utilizado sus facultades creativas más que ustedes, que las envidian. Posiblemente hayan encontrado su nicho en la vida, su realización y su centro, mientras ustedes siguen negando y luchando para no estar en su centro, para no realizar su potencial.

Así que se ponen en la más absurda posición de negar las riquezas del universo, y luego dudar de él y de sus leyes naturales, que no quieren más que darles la mayor realización, expansión y gozosa autoexpresión. Obstinadamente dudan de y niegan la abundancia con el pretexto de consideraciones intelectuales, pero interiormente envidian lo que otros tienen.

No puedo insistir demasiado en que no deben enterrar de nuevo su comprensión de las actitudes destructivas y contradictorias que contienen la envidia, los celos, los resentimientos, la competitividad, la culpabilización y otros sentimientos. Deben permanecer en la superficie y verse por lo que son hasta que ustedes cambien genuinamente estas corrientes energéticas. No olviden ni por un momento que todos estos sentimientos consumen energía. Esta energía desperdiciada no puede funcionar para ustedes, sino contra ustedes de una manera que los lastimará y los privará, pues están enterrando una cuña separadora entre ustedes y la riqueza de la creación.

Esta conferencia tiene la intención de motivarlos para que muy serenamente observen, exploren, midan, examinen y evalúen sus intenciones destructivas y entiendan por qué y cómo son así. Hagan lo mismo y comparen con las actitudes veraces y realistas. Pidan guía e inspiración para este proceso. Pidan ayuda para experimentar cada vez más la abundancia del universo. Entonces no tendrán que luchar con la mente pequeña y empujar y arrebatar por una parte, y negar por la otra. El movimiento energético de negación es un cierre que vuelve totalmente imposible que el universo venga a ustedes y les dé sus riquezas. Sólo cuando están abiertos y receptivos puede el universo brindarles esas riquezas. El universo es tan rico, tan fértil, tan maleable con el poder de la mente creativa que les dará cualquier cosa que se permitan recibir, siempre que este dar no viole la ley del amor. Cuando se abren por primera vez a un estado receptivo, también deben estar preparados para dejar salir lo que hay en ustedes. Estar abiertos y receptivos significa no estar defendidos, sino interiormente relajados, sin miedo a lo que pueda llegar, desde dentro de ustedes o desde el exterior. Si tienen miedo y evitan el dolor, por ejemplo, o si no saben que pueden experimentar el dolor sin hacerse pedazos, no pueden estar en un estado abierto de alma y mente, sin defensas y relajado. Si se defienden contra un sentimiento o experiencia indeseable, automáticamente adquieren el mal, es decir, actitudes negativas.

Por consiguiente, el primer paso para establecer una actitud receptiva es dejar salir el mal que hay en ustedes, dejar de negarlo, perder su miedo al ser destructivo. Entonces pueden experimentar el dolor. Y a medida que pierdan su miedo al ser, al dolor y al mal, estarán en el estado apropiado de receptividad. Si su conciencia se prepara entonces activamente para recibir las riquezas del universo y concibe todo lo que contiene, verán que participan de la abundancia del universo en el grado exacto en que lo desean.

Sepan que la abundancia del poder creativo a su disposición debe trascender todas las limitaciones que parecen encontrar. Cualquier obstáculo con el que se topen, si pueden creer que la fuerza creativa divina puede eliminarlo, así será. Éste no es un poder mágico que trabaje para ustedes sin hacerlos profundamente responsables del proceso de la creación. Por el contrario, es un proceso legítimo que los involucra totalmente y los vuelve autorresponsables. Por ejemplo, si dudan de poder superar una actitud negativa arraigada, esta duda creará un obstáculo aparentemente insuperable a su purificación. Pero si asumen la responsabilidad de este mal sabiendo también que son una expresión del poder divino que puede crear cualquier cosa que deseen, alcanzarán su purificación. Cuanto mejor entiendan esto, más rápidamente lo harán.

Ábranse para dejar salir lo que hay en ustedes, y dejen entrar lo que el universo está listo para darles. Esto significa que lo que sale de ustedes también debe tener un seguimiento, como lo expliqué en esta conferencia. Unan el nivel de los sentimientos con el nivel de la mente. Exploren el significado de su experiencia de sentir, y la validez y la realidad detrás del sentimiento. Averigüen si la suposición que yace debajo de una reacción de los sentimientos es válida. No basta, y lo repito, con saber vagamente que un sentimiento es destructivo y poco realista. Este conocimiento vago les ayuda a mantener una creencia subyacente que debe ser desenterrada, reconsiderada, entendida exactamente y al fin cambiada. Cualquier actitud destructiva es una expresión de un juicio de valor subyacente, y estos juicios de valor deben ser muy claros en cuanto a su exactitud y su falacia. Deben ser muy claros acerca de la interpretación que eligen hacer cuando tienen ciertas reacciones, y deben saber en qué sentido son ciertas y en qué sentido son falsas. Busquen esa realidad cuando estas reacciones emocionales pequeñas e inadvertidas surgen en ustedes y generalmente no les hacen caso: no las ignoren. Usen el tiempo y la concentración de una manera relajada para perseguir este aspecto del Pathwork.

La duda sólo puede eliminarse cuando abren un espacio para intentar tener una actitud confiada. Si simplemente admiten su desconfianza, sin ir más allá para descubrir lo que significa, por qué es incorrecta y cómo podría ser distinta, permanecerán en la misma situación. Así sucede con muchos de ustedes en este punto del camino. Pueden decir: “Sí, tengo odio, envidia, culpabilización, amargura y demandas irracionales”, o lo que puedan ser. “Sí, soy vengativo; quiero destruir; estoy celoso; quiero tomar todo y no dar nada”. Pero si no examinan el significado más profundo de estas actitudes, si no se dan cuenta completa de lo poco realistas que son sus suposiciones, creencias e interpretaciones subyacentes, no pueden renunciar a la negatividad defensiva y llegar a experimentar en realidad la vida. Tienen que examinar el pensamiento y las conclusiones inherentes dentro del deseo de venganza, la desconfianza, los celos, la hostilidad y así por el estilo, porque estas conclusiones están sólo en su mente.

Los seres humanos tienen todo tipo de pensamientos pequeños todos los días y en todas las horas de su vida. No les prestan atención, pero estos pensamientos significan mucho. Los pensamientos tienen mucho poder. Todo pensamiento crea. Sus pensamientos, tanto como sus sentimientos, crean sus acciones y sus experiencias. Crean su estado físico, mental, anímico y espiritual.

La intencionalidad negativa de la que nos hemos ocupado recientemente y sacado a la superficie es, por lo tanto, una realidad cruda. Es un proceso creativo; negativamente creativo, pero tan creativo como cuando construyen una experiencia positiva. Todavía no desean ver esto, aun cuando admiten una intencionalidad negativa. Admiten que deliberadamente desean mantener y perpetuar una expresión negativa en algún área de su vida, aunque no en todas, desde luego. Pero cuando niegan el efecto de esta negatividad en otros, deben de estar ciegos cuando la negatividad de ellos los afecta a ustedes. Éste es estado muy doloroso y confuso. Tal interacción puede resolverse sólo cuando ven su propia parte claramente, cuando pueden ver su negatividad como una distorsión de la realidad y el efecto que tiene en otros.

En la medida en que nieguen e ignoren el efecto que tienen sobre otros, sentirán vagamente algo inquietante: estarán confundidos cuando la negatividad de otros los alcance. No sabrán qué significa todo eso. Sentirán algo y fluctuarán entre el resentimiento y la culpa, como lo dije antes. La falta de claridad acerca de ustedes debe de provocarles una baja autoestima que, a su vez, los vuelve débiles y asustadizos, así como equivocadamente asertivos y e inseguros.

En este estado serán incapaces de distinguir entre la negatividad real de parte de otros hacia ustedes, y la actitud de otros que no es negativa sino simplemente incómoda para ustedes. Se sentirán tan resentidos e injustamente tratados y lastimados como cuando las personas son realmente malvadas y vengativas con ustedes debido a su propia intencionalidad negativa. Sin embargo, cuando se conocen, también apreciarán la diferencia entre estas dos posibilidades en otros, y responderán apropiadamente a estas dos grandes diferencias. Tal como es ahora, son incapaces de distinguir entre estos dos fenómenos. Por lo tanto, muchas veces tratan de afirmar sus derechos cuando en realidad no permiten que otros tengan los suyos y simplemente desean ser un niño codicioso, demandante e irrazonable. Por otra parte, son igualmente ciegos a la negatividad de otros y falsamente los apaciguan, sintiendo sólo vagamente que algo está mal. Pueden resentirse con ellos y rebelarse, pero ésta no es una reacción limpia y clara que provenga de un profundo autoconocimiento y de la comprensión de su irrealidad interior.

Es sumamente importante que entiendan esta confusión en su interacción con otros y la usen como un rasero. Cuando tengan claridad dentro de ustedes, no se molestarán por la negatividad y la destructividad de la otra persona hacia ustedes; sabrán de qué se trata. Podrán enojarse, pero no se sentirán confundidos, débiles, culpables o asustados, ni estarán disminuidos ni aniquilados. Del mismo modo, cuando la otra persona exprese su vida, sus sentimientos o sus derechos, que pueden no coincidir con los deseos de ustedes, serán capaces de aceptar esto. Primero sabrán de verdad lo injustificada que es su rabia, pero entonces, si la entienden de verdad, su rabia debe desvanecerse y permitirán a otros que sean, aun si eso interfiere en los deseos de ustedes.

El niñito ya no reclamará que “todo es para mí y mi voluntad, sin importar los demás”. Estas reclamaciones deben expresarse, pero hay que saber que son destructivas y muy poco realistas. También hay que entender cómo y por qué son así. Sólo cuando esta conciencia sea plena y clara serán libres y desterrarán la confusión terriblemente dolorosa acerca de su trato con otros que mencioné antes. Ya no se sentirán inseguros acerca de lo que deben ser sus reacciones apropiadas con otros.

Esta es la manera de alcanzar la posición de estar dispuestos y ser capaces de renunciar a su intención y expresión negativas frente a la vida: ésta es la manera de hacer la transición a la intencionalidad positiva. La expresión positiva es, por ejemplo, renunciar a los celos porque pueden desear genuinamente obtener lo que ansían y estar dispuestos a pagar el precio. Desean examinar de qué manera arrebatan sin aceptar las condiciones necesarias que refutan. Cuando cultivan el pensamiento de que “Hay suficiente para mí. Permito que otros tengan. Que lo tengan. ¿Realmente lo deseo? ¿Pago el precio de lo que envidio? ¿Realmente me comprometo con cualquier cosa por la que me resiento y envidio a las demás personas? Si no hago estos compromisos, ¿tengo el derecho de querer quitárselos o envidiarlos?” Entonces pueden orar por su capacidad de amar, aquí y ahora en este sentido: permitir que otros tengan su alegría.

Así como se tratan a sí mismos, deben inevitablemente tratar a otros: esto lo saben bien. Pero lo contrario es igualmente cierto: como tratan a otros, así se tratarán a sí mismos. Si con generosidad y justicia permiten que otros tengan, de pronto descubrirán que pueden permitirse tener. La gran ansiedad que todavía experimentan cuando se expanden y se abren al universo, gradualmente, y a veces incluso de repente, desaparecerá. Serán capaces de sostener su experiencia del universo gozoso que constantemente vibra dentro y alrededor de ustedes. Constantemente los instruye. Reconocerán la voz de la verdad y el amor. Sentirán y experimentarán la manifestación de la alegría rica; pero no mientras su corazón y su mente sean pequeños y estén apretados, no mientras no quieran que otros tengan, no mientras contengan sus fuerzas positivas en una actitud de miedo, desconfianza y deseo de venganza. Pero cuando puedan correr riesgos y confiar—confiar en Dios—y expresar esta confianza abiertamente en el mundo de Dios, entonces conocerán la alegría de la realidad.

Ha llegado el tiempo, amigos míos, en que un número cada vez mayor de ustedes puede dar estos pasos de transición, no negando el mal y el dolor subyacente, sino dando los pasos realistas por los cuales se transforma el mal. Se permitirán la experiencia plena de todos los sentimientos y le darán a su propia conciencia el poder de gobernar la vida que desean tener. ¿Tienen miedo de esta o aquella experiencia? Pueden crear de inmediato una condición nueva diciéndose: “¿Es realmente necesario tener miedo? ¿Es posible experimentar esta o aquella alegría, autoexpresión creativa o placer? O ¿es posible experimentar primero el dolor y la angustia, el miedo y la desesperación, de una manera segura y saludable? Reclamo ahora esta capacidad para atravesar los segundos y llegar a los primeros”.

Esta es la creación positiva en acción. Esto puede hacerse. Pidan la guía interna en cada paso del camino para que les dé atención y conciencia, de manera que no entierren aquello con lo que deben lidiar. Al hacer esto, no sólo sabrán con cada fibra de su ser, sino que sentirán y experimentarán que lo que temen es ilusión y que el universo es un lugar rico y gozoso. (En este punto, unas cuantas personas recibieron de las manos de Eva una energía especial). (Sobre la fuerza, ver las Conferencias 185 y 186).

Todos ustedes que han recibido la fuerza especial hoy, tómenla y dejen que se fusione con su propio poder, pues es un solo poder. El poder que sale de aquí simplemente les ayudará a abrir sus propios canales, para que su poder creativo pueda brotar de ustedes.

Los dejaré ahora con esta energía. Mediten con ella; trabajen con ella; ábranse, como lo han hecho crecientemente en los últimos meses. Permitan que esta energía los envuelva y los mueva a donde tengan que ir. Dejen que les llegue la inspiración, para que todos los que están aquí esta noche puedan expresarla a su propia manera. Sean un canal para que esta energía pueda ayudarles a dar el siguiente paso de su Pathwork, dondequiera que estén, o lo que esto pueda significar en cada caso. Les digo a todos: En su meditación después de esta conferencia traten de expresar su confianza en el universo; traten de pensar que efectivamente pueden tener abundancia, alegría y la plenitud de su vida, de su encarnación…y que la realización trae una profunda paz. Sean benditos todos ustedes, queridos míos.

Dictada el 11 de febrero de 1972.